1
Aiki entró por las puertas de caoba del templo junto a Akane, las cuales se encontraban abiertas a su paso. El templo era un espacio amplio con paredes de azulejos y madera con pinturas geométricas, que poseía un techo con estructura similar a una cúpula de cristal de la cual apenas entraba un haz de la luz del sol que iluminaba un pequeño altar encima de una escalera de tres peldaños, los cuales tanto Akane cómo Aiki subieron. Dos columnas se hallaban a los lados en ese momento y tres astas sostenían una vela en la punta, una al frente y otra a los lados de la entrada. El joven pudo observar en el techo un candelabro con siete velas, el cual se hallaba encendido como si alguien habitarse dicha zona y decidiera hacerle cambios constantes.
Cuando llegaron a la cima, Akane coloco la espada de Aiki encima del altar, y comenzó a murmurar algo que él no lograba escuchar bien. «Fortitudo unius et duorum fratrum, sol et luna, hunc gladium in circulo benedicat, ut tenebras de luce et mortem de vita pugnet ».
«Ignis super impios cadet, et de manu unius benedicet infirmos» —dijo Akane.
Aiki no sabía qué significaba todo eso, pero observó a la muchacha hasta que se detuvo y se dirigió a él.
—Aiki —dijo Akane—; úsala con sabiduría.
Aiki observó la espada con cierta curiosidad: ¿Acaso le hizo algo? Se preguntó.
—Está bien —dijo Aiki, pero cuando la toco se dio cuenta de que había cambiado algo en ella, pues la sentía tan ligera como sostener una pluma, y cuando la blandió pudo observar que se dibujo un arco de luz en el aire el cual se desvaneció poco después.
Aiki no comprendió del todo lo que había ocurrido, pero ese detalle le hizo darse cuenta de que tenía en sus manos un gran poder; ¿Acaso se lo merecía después de haber sido tan imprudente?
—Aiki, tienes un gran poder en tus manos —dijo Akane—, tus acciones fueron muy imprudentes, así que te advertiré que tengas cuidado y seas responsable con lo que la divinidad te ha conferido.
Aiki no sabía que hacer, pues algo le decía que en algún momento algún detalle se perdía, ya que se sentía igual que antes, ¿Acaso había una forma de usar el poder que él no sabía? ¿Y si lo hacía mal? En la misma naturaleza había una carencia de instrucciones al respecto de cómo proseguir, al igual que, según Aiki, nadie le había mencionado si había una forma correcta de vivir o pensar, y solamente quedaba en él deducirlo. Debo de hacer algo, pensar en algo. se ordenó.
—Bien —dijo Akane—, creo que es mejor que nos pongamos en marcha. Ambos salieron del templo a una marcha media, cruzando nuevamente el sendero con el que habían llegado. El camino recorría en forma de Zigzag, similar a una serpiente buscando a su presa, pero no sé podía dar un salto desde un lado al otro debido a la altura que diferenciaba la parte más cercana al templo con la más lejana.
Después de una media hora llegaron al pie de la gran colina, y estaban dispuestos a buscar a la entidad para derrotarla.
2
La pelirroja muchacha había recorrido ya kilómetros de pastizal en los prados, todo eso para llegar a Pueblo Azulejo, la cual albergaba en su centro la Torre fraternal, decorada con unas cadenas, y zona de culto para los habitantes y viajeros errantes que buscaban un hospedaje en un lugar que tenga zonas reconocidas. Se hallaba encima de una colina recorrida por caminos empedrados, y en su pie se habían instalado un grupo de comercios ambulantes. El pueblo parecía movido, y en el norte recorría un brazo de uno de los ríos que también pasaba por Ciudad Libertad. Sonia se había maravillado con el lugar, tanto así que decidió pedir un café Mokaccino en una cafetería de la zona. A pesar de estar algo enojada con Aiki —igual que cansada por la actitud de los mocosos de Rango C—, logró canalizar sus emociones negativas en sí, y su perfeccionismo si fuese una persona, estaría feliz. Aún así, debía de buscar al ente que estaba rondando la zona.
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Génesis: la espada maestra © ✔️
FantasíaDos protagonistas, dos historias, tiempos diferentes, un mismo destino; evitar el apocalipsis. En el futuro, el ser humano debe enfrentarse al apocalipsis, y para ello recrearan el universo en el que viven y así intervenir en el tiempo. En el pasado...