1
Así como el sol brillaba en el mar, tan claro como un cristal, las barcas se movían hacia el océano, zona donde el territorio de Skirmofe ya no tenía jurisdicción, y sus capacidades de defensa serían su única estrategia para defenderse. Seguramente no ocurriría nada, o eso Aiki pensaría, mientras la tropa continuaba su camino. En Popa-Babor había un comedor de madera bien pulido, con zonas metálicas que fueron ideadas para prender carbón sin encender el barco y terminar en el agua. Un café para mantener despiertos a los marineros, se les fue servido desde el alto mando, mientras que a Sonia se le dio un chocolate, el cual engulló sin pensarlo. El agua cuando se combinaba con el café, desprendía un ambiente relajante que resonaba por el barco. Otro grupo de tropas se encontraba mirando en Proa, directamente hacia el noroeste, o eso indicaba la brújula, pues el magnetismo de Soka no fallaba.
Otro grupo del barco cantaba las canciones de la marina , «En el barco andando voy», recitaban. Aiki estaba, sin embargo, relajado en el suelo, mirando al cielo, cuando Koichi se acostó a su lado.
—Aiki, ¿Has notado que Sonia está más tranquila que de costumbre? —dijo Koichi.
Sonia se encontraba sentada en estribor, junto a su grupo de A, Cabecilla de la tropa. Saiyu y Akane estaban junto a ella, al parecer planificando la llegada, o sólo hablando de qué tan bien le quedaba la medalla dorada a Sonia, la que el coronel le había dado. La fuerte brisa también golpeaba el cabello albino de Stan Toru, quién estaba sentado en una banca leyendo un manual de Magia marcial —una práctica militar avanzada que sólo pueden usar los rangos B y A—dependiendo de la técnica que se use, si es inofensiva no era necesario, si la usas contra alguien sí— pero él amaba adelantarse al resto. También se hablaba de leyendas del océano, como el mito del bote fantasma, o el Kraken, pero, nada de eso le daba de tener a Sonia, para muchos de rango C, ella era peor que esos seres.
Uno o dos días bastaría para ir a Norkele, pero el viaje sería algo pesado, en especial por la humedad que a veces habría por ahí. Uno o dos, pero complicados. Por algo llevaron destiladores y varias botellas de agua pura, pues el agua del océano les deshidrataría.
A veces el viaje es el mejor ansiolíticos, y Aiki estaba seguro de ello, pues sólo quitar los pies de la tierra fue suficiente para calmarse, al igual que lo hizo Sonia, o Toru, o Koichi.
Otro del grupo A se habría sumado a Sonia y la peña, Hims, y a él le siguió Ru. Ambos estaban acompañando a Sonia, pero ella al estar al mando, les encargó lugares diferentes de trabajo.
2
El tiempo pasaba tan rápido como una estrella fugaz en medio de la noche, cayendo sobre la tierra. La noche había llegado, sí, pero llegó golpeando fuerte. El exterior del barco estaba totalmente invisible, pero el interior estaba bien iluminado por las velas, y sin cuidado de que se pueda prender fuego debido a las protecciones que tenía, comenzaron a contar historias, las mismas que una de las tropas se había contado a la mañana. Las historias aterradores, más pronto que tarde, no dejarían dormir a varios miembros del ejército, incluyendo Aiki, quién se quedó mirando una ventana, su temor a ver al bote fantasma y al Kraken era inimaginable, pero sí estaba despierto se sentiría más seguro.
El horario pasaba, la luna era casi invisible, ya que estaba en fase de luna nueva, pero apenas se veía. En ese momento Aiki presenció lo que sería su mayor susto en todo el viaje. Un bote se había acercado al barco, y era el bote fantasma al parecer. Aiki fue a alertar a Koichi.
—Koi... —susurró—, el bote fantasma está aquí.
Koichi se dio la vuelta algo dormido y anonadado, mirando a Aiki con un ojo sólo.
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Génesis: la espada maestra © ✔️
FantasiaDos protagonistas, dos historias, tiempos diferentes, un mismo destino; evitar el apocalipsis. En el futuro, el ser humano debe enfrentarse al apocalipsis, y para ello recrearan el universo en el que viven y así intervenir en el tiempo. En el pasado...