Peter Pevensie 1/2

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La música sonaba fuerte en el pequeño club nocturno, desde que había alcanzado la mayoría de edad Peter pasaba las noches en él, amaba la nueva libertad que tenía, ya no era un niño, sus palabras eran tomadas en serio.

Entró junto a sus amigos en el club y tomaron lugar en el mismo lugar que acostumbraban desde hacía unas semanas, sus azules ojos recorrieron la pista en busca de una melena castaña, la tarea era un poco difícil pues no había mucha iluminación dentro pero pudo encontrarla, se movía al ritmo de la música, llevaba un vestido rojo eléctrico y unos tacones del mismo color, algunos mechones se le pegaban a la piel a causa del sudor. Desvió la mirada cuando un camarero se acercó a tomar su orden, todos pidieron una bebida diferente, para Peter no había mejor bebida que el whisky, el camarero desapareció para ir por el pedido y los ojos de Peter volvieron a buscar a la castaña, ahora estaba a unas cuantas mesas de él, rodeada por las mismas chicas de siempre.

-Amigo, invitala a bailar, llevas semanas viéndola sin acercarte a ella

Antes de que Peter pudiera responder apareció de nuevo el mesero con sus pedidos, dejó frente a Peter un vaso con hielos y whisky en su interior, lo tomó y comenzó a moverlo en círculos mientras observaba a la castaña embriagarse frente a él. Llevó el vaso a sus labios y tomó el contenido de un solo trago, sintió el líquido quemar mientras bajaba por su garganta y se enderezó en el asiento

-Iré a invitarla

Los gritos y porras de sus amigos se escuchaban a su espalda mientras se acercaba a la castaña, ella estaba recargada en la barra esperando que alguien tomara su pedido, la botella en su mesa se había acabado pero el mesero no había vuelto a pasar frente a ella, el lugar estaba a rebosar y era normal que no se dieran abasto con tantos pedidos. Peter se sentó en los asientos de la barra lo más cerca posible de ella y de inmediato lo atendieron, susurró un par de palabras al barman, este asintió y desapareció de su vista para preparar su pedido. Frente a la castaña apareció un vaso de ron blanco, levantó la mirada hacia el barman y lo miró frunciendo el ceño.

-Yo no pedí esto

-Lo pedí para ti

Giró la cabeza hacia el dueño de aquella ronca y sensual voz encontrándose con un rubio de ojos azules, se mordió ligeramente el labio, lo había visto en muchas ocasiones en el club, había llamado su atención pero jamás se acercaría a invitar a un chico, le encantaba que ellos fueron los de la iniciativa.

-En ese caso lo tomaré

Llevó el vaso hasta sus labios y vacío la mitad del contenido en su boca, Peter imitó su acción con una sonrisa, sólo que él vacío por completo el vaso.

-¿Y bien? ¿A quién debo agradecer?

-Peter Pevensie

La chica estiró su mano hacia el chico, esperando que la tomara y dejara un beso en ella, acto que Peter comprendió, se inclinó ligeramente para dejar un beso en su mano y volvió a su posición.

-Aurora Dagger

-¿Quieres bailar?

-Me encantaría

Se sonrieron coquetamente y caminaron a la pista, Aurora comenzó a mover sus caderas lentamente dejando hipnotizado al rubio detrás de él, cuando reaccionó tomó a la rubia por la cintura acercandola a su pecho, se movían en sincronía y a pesar de la diferencia de estatura, parecía que sus cuerpos habían hecho el uno para el otro, embonaban como una pieza de rompecabezas. Las canciones pasaban y pasaban pero ellos seguían ahí bailando, el sudor cubriendo sus cuerpos y sin ningún tipo de separación, entonces Aurora giró en los brazos de Peter y conectó sus ojos con los de él, entonces volvieron a unir sus cuerpos, pero ambos necesitaban más, Peter inclinó su rostro hacia abajo al mismo tiempo que Aurora inclinaba el rostro hacia arriba, se fundieron en un beso hambriento y necesitado, salieron de la pista empujando a unas cuantas personas y tropezando de vez en cuando, el alcohol ya estaba haciendo efecto en el cuerpo de Aurora pues llevaba más copas que Peter. El viento helado de afuera los envolvió, de vez en cuando paraban para besarse pero retomaban su camino hacia el auto de Peter.

-¿Tienes un auto?

-Es de mi padre, me lo presta a veces

Aurora asintió con una sonrisa y volvió a tomar el rostro de Peter entre sus manos, se recargaron en el auto mientras seguían besándose, las manos del rubio se introducían bajo el vestido de la chica levantandolo ligeramente, acarició la parte interna de los muslos de Aurora ganándose un gemido de la chica, buscaba desesperadamente la cerradura para poder abrir el auto y hasta entonces pudo darse cuenta del estado de la chica, se había quedado dormida encima de él, no pudo evitar sonreír y la sostuvo con una mano mientras abría la puerta del copiloto y la introducía lentamente, luego dió la vuelta y se metió en su asiento, giró hacia la chica y la movió ligeramente intentando despertarla.

-Aurora necesito que me digas donde vives

-Yo te indico

La castaña intentó mantenerse despierta el mayor tiempo posible indicándole al rubio por donde debía ir para llegar a su casa hasta que aparcaron frente a una hermosa casa de color blanco, en la entrada había un jardín lleno de flores de distintos colores, en realidad todas las casas de la calle eran así. Peter la ayudó a bajar pues cada vez parecía estar menos consciente de sí misma y la llevó hasta la entrada, Aurora buscó en su bolso unas llaves que dejó caer riendo escandalosamente, Peter se unió a sus risas y se agachó a recogerlas, las colocó en la cerradura y abrió la puerta. 

-Pasa, mis padres no están, nunca están

Peter aceptó y la tomó en brazos para llevarla hasta la sala de la casa después de cerrar la puerta, la dejó recostada sobre uno de los sillones y cuando estaba alejándose de ella un brusco movimiento lo hizo caer sobre Aurora, la castaña había jalado de su camisa para unir sus labios de nuevo, el vestido se le había levantado hasta el abdomen y Peter no pudo resistir la tentación de bajar la mirada, respiró profundamente y se levantó.

-¿Qué haces?

-Estás borracha, no me voy a aprovechar de eso

-Pero yo quiero esto...

-Puedes quererlo, puedes no quererlo, pero no lo haré mientras estes borracha

Caminó hasta la mesa de la sala y buscó un pedazo de papel, tomó una pluma que encontró junto a este y escribió unos números en él.

-Este es mi número, puedes marcar y preguntar por mí si es que de verdad quieres continuar lo de hoy pero no estás en todos tus sentidos, sentiré que me aprovecho de ti

Aurora sonrió tiernamente pues pensó que Peter sería igual a los demás chicos, pensó que sería una noche y ya, pero su corazón sintió la calidez de sus palabras, él no era un mal chico y era cierto que ni siquiera podía pensar en lo que quería, sus párpados se estaban cerrando de nuevo cuando sintió un tierno beso en la frente y el aroma de Peter la invadió de nuevo, estuvo con ella incluso cuando escuchó sus pasos alejarse y el sonido de la puerta al abrir y cerrar, entonces se dió cuenta de que el rubio le había puesto su chaqueta encima para cobijarla, la tomó fuertemente con sus manos y dejó que el sueño se apoderara de ella.

Al día siguiente el dolor de cabeza que sentía la estaba matando, recordaba perfectamente todo lo que había pasado y agradecía que Peter fuera un caballero, si hubiera sido algún demente entonces ni siquiera estaría en su casa, es más, ni siquiera estaría viva. Se levantó del sillón dejando la chaqueta de Peter en el respaldo y caminó a la cocina por un vaso de agua, cuando volvió pudo ver la nota en la mesa con el número de Peter, sonrió ampliamente y decidió que lo llamaría después de tomar una ducha y alguna pastilla para el dolor. Subió los escalones de su casa y caminó al baño, se deshizo del vestido y comenzó a llenar la tina mientras quitaba su ropa interior, cuando el agua estaba lista se deslizó en ella lentamente, cerró los ojos y sonrió ante el recuerdo del rubio pegado a ella ¿por qué no podía dejar de pensar en él? Extrañaba su olor, sus manos, sus ojos y sus besos ¿era posible que una persona se metiera tan profundamente en tu piel? Porque Peter había calado hasta sus huesos.

Peter Y Edmund Pevensie One-shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora