Peter Pevensie 2/2

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Hoy era el gran día, hoy me convertiría en la reina del Sumo Monarca y en la esposa de Peter Pevensie, habían pasado seis meses desde que me propuso matrimonio y no queríamos esperar más tiempo para casarnos.

-¿Chicas están listas?

La voz de Edmund se escuchó fuera de la habitación cuando Susan estaba acomodando los últimos mechones de cabello que caían sobre mis hombros.

-Pasa Ed, estamos casi listas

La puerta se abrió un poco y la cabeza de Edmund se asomó, reí mientras lo veía, estaba muy nerviosa y verlo ahí sólo podía significar que todos los demás estaban listos.

-Wow, todas se ven perfectas, tendré que alejar a muchos chicos de mis dos hermanas

-No seas tonto Edmund, quiero bailar con alguien que no sean mis hermanos

Susan y yo nos reímos por las palabras de Lucy, los hermanos Pevensie eran muy celosos y protectores con ella, habíamos realizado unas cuantas fiestas anteriormente y ella nunca pudo bailar con alguien que no fuera Peter o Edmund

-Nosotras ya nos vamos, te vemos en el altar Amelia

Les dirigí una sonrisa a ambas reinas y me levanté de la silla donde estaba, me miré frente al espejo y pasé mis manos por la falda del vestido, las manos me sudaban y el corazón me latía sin control.

-¿Estás nerviosa?

-Muchísimo, no pensé que este día llegaría tan rápido

-Tranquila, Peter te ama y tú lo amas, nada puede salir mal

Suspiré repetidas veces para calmarme y asentí con la cabeza a mi reflejo, tomé el ramo de flores blancas que reposaba en el tocador y me giré hacia Edmund, él me entregaría en el altar pues no tenía un padre que lo hiciera.

-Edmund, si me caigo promete que me tomaras en brazos y saldremos corriendo de ahí, no soportaría tal humillación

-Eso no pasará, me aseguré de que no haya nada que obstruya tu camino, nunca te dejaría caer

Miré enternecida al chico frente a mí, lo había conocido cuando era un niño y ahora era un hombre, siempre habíamos sido como hermanos y él era mi mejor amigo, cuando Peter se iba a las guerras yo me quedaba junto a Edmund, fue así que nuestro lazo se fortaleció.

-Bien, vamos al ataque

Tomé el brazo de Edmund y salimos de la habitación, bajamos las escaleras del castillo y salimos al exterior, Peter y yo habíamos decidido que la boda sería en los jardines de Cair Paravel pues desde ahí podía verse el balcón donde me propuso matrimonio, además ese era nuestro lugar más especial, siempre que podíamos pasábamos horas sentados en el jardín donde ahora contraeriamos matrimonio. Cuando llegamos a la entrada del jardín empezó a sonar una hermosa melodía narniana que indica la llegada de la novia, miré una última vez a Edmund justo cuando él me veía a mí, nos sonreímos mutuamente y comenzamos a caminar el largo pasillo hacia Peter, él estaba ahí portando la corona que le había sido otorgada el día que Narnia fue libre otra vez, llevaba un atuendo diferente al que acostumbraba usar, esta vez era un traje digno de un novio narniano.

-Gracias por elegirme a mí para llevarte al Altar

-No puede haber alguien que lo merezca más que tú, haz estado conmigo incluso cuando las cosas con Peter iban mal

-Eres como una hermana para mí, yo estaré siempre a tu lado

Mis ojos se aguaron al escuchar sus palabras, nunca había sido tan feliz como este día, excepto quizás cuando los reyes me eligieron como su consejera hacía casi 15 años. Habíamos llegado al fin junto a Peter, Edmund tomó mi mano, que reposaba en su antebrazo y la colocó en la mano de Peter, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo desde la punta de los pies hasta la cabeza, ese era el efecto que Peter tenía sobre mí.

Peter Y Edmund Pevensie One-shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora