Nuevamente Mary con sus pesadillas, la historia ya se estaba haciendo muy repetitiva, esas perturbadoras alucinaciones no la dejaban vivir en paz.Por primera vez no contemplaba su figura, era extraño ya que siempre podía ver su rostro, o a ella misma, haciendo lo que su subconsciente le demandase, apreciaba todo como si ella fuese una cámara de video, fantaseando mundos, distorsionando realidades. Sentía que caminaba por el risco de la playa a la que fueron con las chicas, se levanto del lugar exacto donde estaba la fogata. Sus pasos eran directos hacia el acantilado, Mary sabía que, de seguir caminando, se precipitaría por él, no obstante sus pies emprendían el camino equivocado, de todas maneras no podía controlar sus acciones aunque lo gritara. "Deja de caminar", se dijo así misma, aun con esto continuó.
Llegó al borde, miró como las olas chocaban con las rocas, se detuvo. Pronto presintió unas manos sobre su espalda, las yemas de aquellos dedos aprisionaban sus hombros, generándole un inmenso peso sobre ellos, aun con eso, pensó que alguien la estaba salvando, creyendo, obviamente, que lo hacía para que mantuviese los pies sobre la tierra, por fin la pesadilla había terminado. Y no era así. Aquellas manos la empujaron por el acantilado, miró hacia arriba, vio la silueta de... ¿Ana?, la pelirroja la lanzó a esa situación.
Casi al chocar contra el agua pudo ver su reflejo, miró sus labios deprendiendo una palabra, no era ella, allí estaba... Emma
Despertó aturdida, una bataola de impulsos la obligaron a llorar, quiso botar todo por la borda, pero no pudo, no se rendiría solo por algo que no era verdad. Susurró lo que dijo Emma antes de despertar...- Respira...-.