Los sueños, nuestros más anhelados deseos, esos caprichos que nos hacen actuar absolutamente a la deriva, nos volvemos egoístas al intentar realizarlos, pero en ello no hay pecado, todos sabemos que tampoco podemos recriminarle nada. Bien, si eres de las personas que creen que han hecho sus sueños realidad, ¿Ves lo que querías conseguir o es totalmente distinto? Pregúntale eso al espejo de tus sueños.