- Hasta que por fin llegan...- se quejó Ana desde el suelo, aquella mugrienta superficie de la casa desalojada que frecuentaban, allí instalaron muebles viejos y cosas sin sentido, además de fotos de ellas, sin embargo, parecía perfecto ante sus ojos.
Cualquier cosa por estar lejos de sus problemas, mejor dicho, del mundo entero.
- Hola, cariño- saludó a una adormilada Sarah, siempre tratándose de esa manera.
- Hola, nena...- respondió la receptora del saludo, feliz, con una sonrisa de oreja a oreja- ¿qué haces en el suelo? Está sucio...- alegó para que Ana se levantase
- En las sillas me dolió el culito- mencionó causando la risa de todas.
Las horas pasaron, y los temas al azar terminaron cansando a las menores, Sarah y Ana deciden no molestar.
- ¿Nos quedaremos aquí esta noche?- interrogó Sarah.
- Al parecer- indicó Ana.
- Emma está manejando bien su ruptura- mencionó la borgoña mientras cubría a Emma y Mary con una vieja manta a cuadros.
- Creo que está bien... esa mierda no merece que nadie llore por él...- acotó Ana entre dientes mientras se sentaba en las escaleras de la puerta principal.
- Ten - Sarah le tendió a Ana una taza de café- para ser una casa desalojada, tiene bastante más de lo que necesitamos- aseveró para igualmente sentarse en las escaleras.
- Es verdad... además lleva años sin nadie que la reclame... ¿Crees que podamos reclamarla o algo?- curioseó Ana, solo quería ver la reacción de su amiga, tanto Sarah como ella jamás decían que "no" a un reto.
- No lo sé... pero ya tengo mayoría de edad y quiero salir pronto de mi casa...-.
- Pues si eres capaz de hacerlo... me vengo a vivir contigo- Ana se entusiasmó, la idea le caía como anillo al dedo, no más subestimaciones, ni más conflictos, solo paz y tranquilidad con su mejor amiga.
- ¿En serio? Entonces mañana mismo investigaré qué podemos hacer...- Sarah también estaba emocionada con la idea, así tal vez no precisaría tomar medicamentos para estar relajada y feliz.
- ¡Chicas!- gritó alguien desde el interior.
Sarah y Ana corrieron a ver que ocurría, lo más probable es que Mary hubiese tenido una pesadilla, casi siempre le ocurrían ese tipo de cosas, en la gran mayoría Sarah era la protagonista de ellas. No era de extrañar que todas se preocuparan por Mary al ser la de menor edad, y más Sarah que era la mayor de todas y desde pequeñas compartió con ella, la borgoña siempre la ayudaba con las tareas escolares y demás, aunque Ana siempre miraba con un poco de recelo la ayuda. Es que Sarah no era adivina, y ella tampoco pedía apoyo, aunque lo necesitase.
- Estoy aquí...- musitó la mayor al llegar.
De nuevo la misma pesadilla, aquella interminable y horrible situación en la que Sarah era descubierta por Mary, muerta debido a una sobredosis de medicamentos, aquel sueño en el que la menor no tenía a nadie más que a su "nana", como solía decirle de cariño, y que, por haberla dejado sola las cosas sucedieron de esa manera.
- Es ridículo... mira, yo nunca te dejaría... jamás te abandonaría sabiendo que me necesitas- aseguró Sarah en tanto Mary sollozaba en sus brazos, con esa fortaleza que demostraba cada vez que ocurría, Ana la observó, pensó en si Sarah tendría esa fortaleza siempre, o si solamente era una armadura. De todos modos, Sarah era como un arma de doble filo, extremista por completo.
- Era tan real- confesó la menor.
- Pero un sueño al fin y al cabo...- manifestó la borgoña.