Sólo cuando eres capaz de palpar la oscuridad, o estar dentro de ella, te das cuenta que hay estrellas que mirar, estás sumergido en un abismo sin salida, alto, del que no puedes brotar, sintiéndote un ser diminuto... ellas están allí, mirándote, replicando que tienes por qué vivir, algo por que aferrarte, aunque jamás poseas la facilidad de tocarlas.