La mujer prohibida | Sirius Black & Lily Evans

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Lily Evans. Dos palabras que desataban un infierno en su interior. Un delirio en su morbo y en su moral. ¿Qué mujer es más deseable que la prohibida? Ese era el problema, Sirius Black podía elegir a cualquier mujer, pero justo se había enamorado de ella...La chica de James, su mejor amigo. Sirius puede hacer el juramento inquebrantable que no hay nada que cause mas culpa (y ansia) que estar loco por la mujer de tu hermano... ¿Hermano? Si, porque James y Sirius eran hermanos de otra sangre, unidos por los ideales, por la vida y por el destino. Por supuesto, no había nada que él comprendiera más que los códigos entre merodeadores, y si hay algo que nunca debía traicionarse era la confianza.

Le dolía, porque a pesar de que todos lo vieran como cañón suelto, él tenía sus propios mandamientos y la idea de traicionar a James, aunque fuese solo con el pensamiento, lo torturaba. Después de todo lo que él y su familia habían hecho para ayudarlo, sentía que era un jodido bastardo, ¿Qué hermano con algo de ética se enamora de su cuñada? Y había algo que lo desconcertaba aun mas, Sirius estaba a los pies de Lily, pero al mismo tiempo, la simple idea de estar con ella lo asustaba, aunque James no existiera, Lily era algo prohibido, era algo puro y el no podía mancharla con su esencia, el no podría permitirse tocarla con las mismas manos que había tocado a cientos de mujeres, ¿Cómo podría sentir el sabor de sus labios mezclado con tantos otros que había probado? Además, había un pequeño detalle que Lily necesitaba y el jamás podría ofrecerle, fidelidad. Porque Sirius Black no es fiel, no era una cuestión de lealtad, porque si hay una virtud que el ojigris poseía era la capacidad de ser leal hasta la muerte, era una cuestión de libertad. Para él atarse a algo era sinónimo de condena, la simple idea lo estremecía.

Suspiro deliberadamente cuando la vio entrar al Gran Comedor, tenía algo que volvía loco a cualquier hombre, y podría jurar que incluso a algunas mujeres, una vez, supuestamente en broma, Sirius le había dicho "Rojita, tienes un no-se-que que me excita" ella había reído avergonzada, si solo supiera que no era mentira, que su simple presencia lo alteraba como ninguna otra mujer.

Vio por el rabillo del ojo como tenía su melena de fuego recogida en una coleta, era una diosa, tenía algo que irradiaba luz, sus ojos esmeraldas ¿Qué ser humano podía tener semejantes ojos? Él aborrecía el color verde, lo asociaba con Slytherin y por lo tanto, con todo lo que es despreciaba en la vida, oscuridad, discriminación, incluso muerte...Pero no, la señorita ostentaba unos ojos verdes esmeraldas que al contrario de rechazo lo hacía sentir como si tuviera un hechizo de piernas de gelatina. Su nariz pequeña y respingona que solía arrugarse cuando estaba molesta, sus pecas que parecían chocolate, quería devorar sus pecas...quería devorarla. Sus labios ¡Merlín! Esos labios carnosos que se curvaban en perfectas sonrisas de enamorada, sonrisas que nunca estaban destinadas a él.

Se acerco a él, sintió su dulce perfume a flores, el perfume de su piel, el calor de su cuerpo se hizo casi palpable cuando ocupo un lugar junto a Sirius en la mesa.

-Hola canuto- dibujo una sonrisa en su rostro- ¿Cómo has pasado la noche?- "fantaseando contigo rojita" silencio sus pensamientos y sonrió con arrogancia

-¿has visto la prefectita de Ravenclaw?- ella asintió- pues...sabe hacer algo más con la lengua que responder las preguntas de McGonag...

-¡Sirius!- su tono enojado lo hirió pero le dio alivio, ese alivio de saber que nunca se vería en la situación de elegir entre James y Lily, porque ella nunca lo amaría, incluso en ocasiones llegaba a pensar que él era su amigo casi por obligación, tan sencillamente como 'hola soy el mejor amigo de tu novio, debes quererme' pero a ella era imposible no quererla, incluso Remus había sentido algo por la pelirroja en la época en la que el lobo mezclado con la pubertad hicieron estragos, pero el simple hecho del profundo amor que profesaba James servía para que ninguno de los merodeadores se acercara a ella más que como hermanos mayores, auch, vaya si le había dolido ese adjetivo cuando lo escucho por primera vez

-Vamos rojita, ¿Quién desperdiciaría la oportunidad de tener sexo conmigo?- pregunta estúpida, le dieron ganas de decirle 'tú, tú me rechazas'

-Si no fueras tan arrogante encontrarías una chica que te ame tanto como yo amo a James- joder, eso fue un crucio a su cerebro y a su ¿corazón?

-¿A si? ¿Cómo quien?- pregunto con ironía, el amor era un lujo, uno que Sirius jamás se había permitido tener

-Bueno, júrame que no dirás nada- rodé los ojos, esa inocencia que tenia Lily que lo desesperaba y lo enamoraba

-Lo juro peli, dime- frunció el ceño, ella detestaba los apodos, salvo cuando James le decía cosas terriblemente cursis como 'bonita'

-Bueno, Marlenne está muy enamorada de ti- sonreí de lado, era obvio, la rubia Mckinnon estaba loca por mis huesos hace años

-¿Enserio? ¿Crees que no lo sabía?- me burle descaradamente

-No es necesario que te burles de mi, solo quería ser amable contigo- genial, se había enfadado, la vio marcharse ¿Qué debía hacer? A pesar de que su instinto le decía que sería para problemas, él la siguió hacia la biblioteca (¡y qué error! No hay peor equivocación para un can que ir en contra de su instinto)

-¡Lily! ¡Evans! ¡EVANS!- ella se volteó furiosa

-¿Qué demonios quieres? ¿Hablar de otra chica como si fuera comida? ¿O burlarte de mí? ¡Eres el mismo patán de siempre Sirius! ¡Eres un...!- la beso, no sabía cómo ni porque, o mejor dicho, sabía mucho el cómo y el porqué, pero no sabía de dónde había sacado el coraje (y la idiotez) para hacer semejante cosa, una bestia ronroneo extasiada en su interior cuando sintió los labios de la pelirroja separarse, dándole permiso para profundizar el beso, quería tocarla, quería hacerla suya, pero se limito a solo besarla, pero algo paso, algo salió de la boca de Lily que hizo que la bestia ardiera en llamas- James- cinco letras y toda la pasión desapareciendo- No voy a hacerle esto a James, Sirius no...

-Lo sé, fue un impulso... tu me gritaste y yo solo quería callarte- mintió deliberadamente, la vio sonreír aliviada

-oh que alivio, creí que tu sentías algo por mi o...- soltó una carcajada perruna

-Rojita, eres la novia de Cornamenta ¿crees que realmente podría fijarme en ti?- le aplico un tono de superioridad para que sea más real

-Eres un idiota- insulto ella antes de reír, quería gritar que la amaba, que era injusto que fuera de James, que él la necesitaba, pero no era merecedor, James había cambiado por ella, James se había vuelto el hombre que Lily amaba, él no lastimaría a Lily y mucho menos a James, prefería morirse en vida antes que traicionar a su mejor amigo.

-Hola, los he visto en el mapa ¿Qué hacían?- pregunto James encontrándolos, su cara mostraba curiosidad, en los dos meses que llevaba saliendo con Lily, ella y Sirius no habían mostrado ser grandes amigos

-Estoy tratando de conseguir que tu amigo siente cabeza con Marlenne- respondió Lily, el ojigris se sorprendió de la facilidad de Lily para omitir la verdad

-¿Canuto? ¿Sentar cabeza? No creo que pase nunca- rió divertido y él lo acompaño con una carcajada perruna

-Corni tiene razón pelirroja, el Gran Sirius Black no se enamora- y los vio besarse, ayudo a elegir el anillo de su boda, vio la alegría en sus rostros cuando se enteraron que Lily estaba embarazada, se había limitado a sentir la felicidad de ellos como propia, porque él los quería más que a nadie y... ¿Qué mejor que ver a dos personas que quieres ser felices?...Además, Lily Potter siempre seria la mujer prohibida de Sirius Black.

Harry Potter, historias de un capítulo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora