Una princesa | Lucius & Narcissa

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Narcissa caminaba lentamente entre la gente con una sonrisa hueca pintada en su cara, se acaba de casar, Andrómeda un tiempo antes de marcharse con el sangre sucia le había dicho algo que solo hasta ahora comprendía "Un anillo de bodas es la muestra de amor más grande o la cárcel más pequeña" sentía que el anillo de oro y diamantes la amarraba a la tierra, ella siempre fue una creyente del amor y ese anillo la fundía en la más profunda de las realidades.

—Cissy querida, cambia esa cara acabas de casarte con un sangre pura de los más codiciados— tras esa frase divertida y jovial, la rubia sabía que Bellatrix decía algo cruel como "deja de ser una jodida soñadora y acepta lo que te toco" después de todo, a Bellatrix tampoco le había ido bien, al menos Lucius era estéticamente aceptable, Rodolphus Lestrange era completa y totalmente desagradable.

—Yo sé cómo actuar en mi propia boda Bellatrix— respondió con una voz tan fríamente jovial como su hermana, se alejo furiosa, saludo a tantas personas y recibió felicitaciones de unas cuantas otras.

***

—Narcissa— la voz siseante de su marido le erizo la piel, Lucius la intimidaba, ella sabía que Cygnus golpeaba a Druella y Rodolphus tampoco era muy agradable con Bellatrix, ¿Qué le esperaba a ella? ¿insultos? ¿golpes? Y ya se había preparado para ser obligada a tener sexo cada vez que a Lucius se le antojara— es momento de retirarnos— anuncio el, su corazón latió a mil latidos por segundo, nunca había tenido sexo y Bellatrix le había dicho que era jodidamente doloroso la primera vez, estaba aterrada— Narcissa ¿me oyes?— su voz se volvió más fría.

—Si— su respuesta fue sencilla, así le había enseñado Druella, siempre complaciente como una buena esposa sangre pura.

—Camina— ambos saludaron a muchas personas, fingiendo ser una feliz y joven pareja.

Entraron al lujoso cuarto de la ostentosa mansión que Lucius había adquirido en Francia para su luna de miel, Narcissa iba mirando el piso detrás de Lucius hasta que entraron en la habitación.

—Lucius— susurro— ¿podrías decirme donde está el baño?— la miro un momento y asintió.

—En esa puerta— Narcissa asintió levemente y entro en el baño, comenzó a desprender su vestido de novia con manos temblorosas y se maldijo a si misma cuando sus ojos comenzaron a aguarse, se quedo en ropa interior y volvió al cuarto donde Lucius tenía el pantalón y la camisa blanca, él la recorrió con la mirada, nunca habían tenido ningún contacto, solo un par de besos fríos. Ella se acostó en la cama mientras Lucius se quitaba lo que le quedaba de la túnica de gala quedando en bóxer y se recostó sobre ella, Narcissa se tensó completamente cuando él beso el cuello y dejo las lagrimas caer en silencio, Lucius se separó.

—No voy a hacerte esto Narcissa— se acostó a su lado.

—Lo siento— el suspiro, por primera vez él la miro con calidez.

—Narcissa yo no me case contigo solo por tu sangre, tu me gustas— Narcissa no pudo contener mas el llanto y Lucius la abrazo— no voy a obligarte a nada, no llores.

—Tengo miedo— confesó la rubia por primera vez lo que tanto había guardado desde que supo que la casarían con un completo desconocido.

—Escúchame una cosa Narcissa, puedes quererme, odiarme o ignorarme, pero no me tengas miedo, porque yo no me case contigo para hacerte daño, aunque no lo parezca yo quiero una familia— Narcissa lo miro sorprendida.

—¿con bebes? — pregunto entre lagrimas

—Un solo bebé sería mejor— corrigió el— ¿Qué te gustaría a ti?

—¿A mi?— según lo que le habían explicado su hermana y su madre un hombre nunca haría una pregunta como esa— sé que suena estúpido en este mundo, pero yo siempre quise ser una princesa,

Harry Potter, historias de un capítulo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora