Primera cita | Bill & Fleur

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Fleur estaba nerviosa. Todo era nuevo para ella, nunca se había sentido nerviosa por tener una cita, pero todo era tan diferente con él. Él era diferente, nunca había conocido a un chico tan dulce como William Weasley.

Era un poco extraño, bastante diferente a ella. Con su cabello pelirrojo largo, sus pantalones de cuero y su pendiente de dragón, era diferente a cualquier hombre en el que ella hubiese posado sus ojos. William era más el hombre más humilde y trabajador que ella hubiese conocido. Tan opuestos que se atraían como imanes. Era la primera vez que realmente tenía que conquistar a un hombre, conquistarlo de verdad, no solo atraerlo o gustarle por su belleza física sobrehumana, sino que la quisiese. Algo en ella quería que William Weasley la amase.

Golpeó la puerta del departamento en el piso quinto del antiguo edificio muggle. Había subido los cinco pisos por escalera con tacones.

—Adelante— se escuchó desde dentro, era una noche extremadamente fría, sentía sus labios secos y la piel tirante, su vestido azul bailaba contra sus rodillas. Sabía que estaba hermosa pero aún así no parecía suficiente.

Entro al apartamento, observando todo cuanto pudiese. El lugar reflejaba puramente a su dueño, simple y austero pero cálido y hogareño. Se sorprendió al ver a Bill con pantalones cómodos y una camiseta de una banda muggle que probablemente nunca había escuchado.

—Hola William— le dio un beso en los labios. Aún no eran pareja, ninguno había preguntado nada, pero era común para ellos besarse o beber en algún bar después de sus trabajos en Gringotts.

—Hola princesa, ¿Cómo estuvo tu día? — Fleur sintió las mariposas en su estómago revolotear como locas, esa simple pregunta que ningún hombre le había hecho, porque Bill la escuchaba, aunque ella le dijera que se le había roto el tacón de un zapato, él la escuchaba atentamente. Porque a Bill no le importaba solo su rostro o su cuerpo, le importaban sus ideas, sus sueños, sus ideales. Bill sabía que ella era mucho más que un envase delicado.

—He tratado de leer a Conan Doyle, pero parece que el inglés es mucho más difícil que solo hablarlo. ¿Algún plan para esta noche? — preguntó sin terminar de comprender la ropa del chico.

—Si, ve a mi cuarto y quítate la ropa que traes— Fleur se sorprendió, pero no se ofendió, conocía a Bill lo suficiente como para saber que era una torpeza y no una propuesta indecorosa, espero en silencio, guardando la risa hasta que Bill se dio cuenta lo que sus palabras significaban. —Lo siento, sonó muy mal ¿verdad? No me refería a eso.

La punta de las orejas del pelirrojo se había coloreado igual que sus mejillas, no puedo evitar reírse de él.

—¿Por qué debería de quitarme la ropa, señor Weasley?

—Te deje algo mío sobre la cama, es para que estés más cómoda y abrigada.

—¿Qué tipo de cita vamos a tener?— pregunto sin entender.

—Supuse que tus novios franceses te llevaron muchas veces a restaurants caros, y contemplando la temperatura de la noche, se me ocurrió algo que seguramente nunca te habían propuesto. —Señaló un pequeño artefacto que ella desconocía— películas muggles, chocolate caliente, tu y yo entre muchas mantas abrigadas— dijo poniéndose el cabello largo por los hombros detrás de la oreja —Pero si no es de tu agrado puedo cambiarme y podríamos ir a cualquier lugar que tu elijas.

—Me encanta la idea, ¿Dónde está tu habitación?

—Esa puerta princesa, esta doblado sobre la cama, si no te gusta el color o quieres algo mas abrigado o menos abrigado, revisa mi armario— Sonrió y se dirigió al cuarto de William, nunca había estado ahí, era muy cálida, había varias fotos sobre la cómoda, miró con detenimiento la que tenía un marco dorado. Había muchos pelirrojos, identifico al varón más pequeño como el chico que siempre estaba con Potter, y también a un par de gemelos, recordó el escándalo que hicieron en el gran comedor por poner sus nombres en el Cáliz de Fuego, dejo el portarretrato y comenzó a quitarse la ropa. El sweater era de un suave color café, lo pasó por su cabeza y se encontró abrazada por el perfume de William.

Salió del cuarto, Bill le sonrió y le tendió una taza de chocolate caliente.

—Si quieres ver una película romántica, sugiero Inmortal Beloved, es excelente— Fleur asintió, estaba demasiado distraída observando lo bien que Bill se veía así, mirándola con la mirada curiosa y la sonrisa traviesa de un niño.

Bill puso la película, acomodo los almohadones y se recostó, Fleur se quedó parada mirándolo, sin saber muy bien que hacer.

—Sería mucho mejor si tu estuvieras aquí abrazándome, pero si te sientes más cómoda de pie, ni modo— la rubia rio y se acercó, primero se sentó manteniendo la postura que Madame Maxime les había enseñado desde pequeñas, pero con el paso de las imágenes en la pequeña cajita muggle, se perdió en la trama y acabó recostada. Bill la envolvió con sus brazos y con las mantas.

Para la mitad de la película, los dos estaban muy acurrucados y Fleur haría el juramento inquebrantable a que esa era la mejor cita de su vida, no había apariencias, ella estaba solo con un sweater, sin retocarse el maquillaje, despeinada por los movimientos sobre las almohadas, y sorprendentemente, jamás se había sentido tan hermosa, Bill la miraba con la misma devoción con que ella lo miraba a él, las manos de Bill estaban quietas, una en su cintura y otra en su pierna sin tocar nada más, abrazándola. Cuando la película terminó, Fleur lo beso con cariño.

—¿Me puedo quedar a dormir contigo?— pregunto abrazándose aún más fuerte a él.

—Siempre serás bienvenida en mi casa— respondió— y en mi sofá.

Con un movimiento de varita apago todas las luces y se quedaron así, dormidos...sin saber que un año más adelante ese mismo día, estarían dando el si frente al altar.

Nota de autora: Esta historia es una reedición, la original fue publicada en Potterfics el 5 de Febrero del 2013. 

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