"Mi abuelo me contaba historias sobre el Soldado del Invierno y él decía que aparecía cada diez años o incluso antes, siempre que hubiesen hombres malos... y me enseñó las palabras, eran como un padre nuestro, y decía que pronunciándolas invocabas a...
Por las noticias de todo el mundo se anunciaba que la líder de los Black Smashers había sido derrotada en Nueva York. No se mencionó al Hombre Araña, ya que aquella era su zona, en cambio, el nuevo Capitán America fue la figura heroica a quien todos parecían agradecer y elogiar. Un nuevo Cap en menos de tres meses. Eran sin duda noticias buenas, el tipo había derrotado a una banda de terroristas y a su líder, pero a nuestra protagonista, quien no seguía las noticias y que vivía justamente al otro lado del país, le importó poco.
Había pasado ya una semana desde tal noticia y todo el mundo seguía hablando de los héroes en Nueva York, pero Victoria ni un sólo pensamiento les había dedicado. No tenía el tiempo. Desde que había vuelto al mundo meses atrás se había encontrado sin familia, sin fortuna, sin amigos y había tenido que trabajar, ser adulta. Volver del polvo en el que se había convertido había sido sin duda una experiencia traumática, otra más en su currículum. Para ella fue como si hubiese pestañeado, como si hubiese perdido el sentido de razón por unos segundos, se sintió como un minuto y resultó haber estado al otro lado con los muertos por cinco años. Habían pasado cinco años. Ariana Grande ya no estaba de moda, Lana Del Rey había muerto hacía tres años, habían cancelado Juego de Tronos y Zara había quebrado. Victoria no se dió cuenta de que había dejado de existir, pero ahora que estaba de vuelta, creía que realmente había llegado al infierno, al infierno del que tanto su abuelo le había contado.
...Y cuando creyó que estaba libre de su pasado al no tener familia, cuando creyó que podría comenzar desde cero y ser una nueva persona, lo vió, mientras que él ya la había visto minutos atrás.
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Sam lo había convencido de entrar al club "no vamos a bailar, vamos a tomarnos unas cervezas y nos vamos", esa fue la promesa y James aceptó. La música del siglo veintiuno no era de su gusto, y allí estaba, casi terminando la cerveza y mirando a todos a su alrededor mientras Sam le hablaba mierdas que él apenas oía porque Maneater de Nelly Furtado sonaba muy fuerte.
Antes de terminar su cerveza, un cúmulo de gente salió de la pista de baile y pudo ver con claridad a más gente allí, y ahí estaba. Vivian Pierce, la nieta de Alexander Pierce, y parecía no haber envejecido ni un año desde la última vez que la había visto. A pesar de que su cabello ya no era rubio, como él recordaba, sabía que era ella. La misma estatura, su mismo cuerpo pequeño y las mismas mejillas carnosas.
Vivian, quien entonces se hacía llamar Victoria, bailaba dándole la espalda, y muy pegada, a un moreno de ojos claros. Las manos del tipo, que era muy guapo para ser heterosexual, atraían el trasero de Vivian más hacía él para que su miembro rozara, y ella sonreía mientras se notaba que cantaba la canción de memoria. James la miraba, a ella dejándose manosear, recibiendo plácidamente besos en el cuello por parte de su compañero de baile, hasta que se percató de que él la miraba. James la miraba desde la barra, ignorando lo que fuese que el tipo de color a su lado le estuviese diciendo. Sus azules estaban fijos en ella, y ella al verlo palideció como si hubiese visto a un fantasma, y lo era.
