diez: Tres villanos, una victima

620 58 96
                                    

James a penas durmió un par de horas, así como Sam, y salió acompañado de su colega a la oficina de la policía de investigación de la cuidad. Ambos dejaron a sus actuales amantes durmiendo en el departamento y para cuando volvieron, se encontraron con que ninguna de las dos había dejado su habitación. Nuevamente era de madrugada cuando llegaron, y había sido un día exhaustivo. No habían logrado encontrar a Carlos Rodríguez, no habían señales de vida de Michael Jeffreys y no lograban dar ni con la madre o el tío de Vivian. Estaban en un punto muerto, y de paso, Sam había molestado a James todo el maldito día por los eventos de la noche recién pasada.

Vivian no había sido capaz de salir de la habitación, en parte porque no se podía el trasero y porque tenía marcas en todo el cuerpo. Tenía los dedos de James marcados en el cuello, en sus muñecas, en sus caderas y sus muslos, a parte de tener un gran moretón en la parte baja de su espalda al haber recibido todo el impacto allí, mientras James le dió contra el suelo. Estar sentada le dolía, orinar le dolía. Ese dolor físico y recordar cómo es que lo había adquirido la hacía la olvidar la pena que sentía y la sed de venganza que más aumentaba al paso de los días.

–Hey.. Amanda dijo que no has salido de la habitación ¿Cómo estás? –James entró en la habitación encontrándola recostada de lado, acariciando una bola blanca de pelos, Alpine.

–Estoy mejor nunca –le respondió ella, sonriéndole.

Él se sonrojó de inmediato y miró desde el marco de la puerta al pasillo, Sam y Amanda estaban hablando sobre lo que habían investigado esa tarde sentados en el sillón. Volvió a mirar a Vivian, aún sin percatarse de que ella tenía en su cuello vestigios del collar que había usado la noche anterior.

–¿Hay algo qué pueda hacer? ¿Necesitas algo?

Vivian se sentó como pudo en la cama, allí James notó lo adolorida que estaba y las marcas que tenía por el cuello. Rayos, él había hecho eso. Caminó rápido hasta ella rodeando la cama, y sentándose a su lado.

–Lo siento mucho, no debí hacerlo tan fuerte, muñeca –tomó su mejilla con su mano de carne, mirándola a los ojos, preocupado, sintiéndose culpable.

–Bucky, puedes tratarme como quieras, vestirme, desvestirme –bromeó.

Él forzó una sonrisa, si la había llamado suya la noche pasada, su muñeca, su puta.

–¿Qué puedo hacer? ¿Qué necesitas?

–Acuéstate conmigo –se movió en la cama, haciendo que el blanco gato también se corriera. Mientras se movió dentro de las mantas, se quejó del dolor que sentía en la pelvis.– No puedo dormir, quédate..

Él no protestó. Se quitó el suéter azul que vestía, los zapatos y su pantalón. En sólo una camiseta y su bóxer se acurrucó con Vivian, dejándola ocuparlo de almohada y al mismo gato, que ahora descansaba en su estómago, mirando de frente a Vivian, quien descansaba en su pecho.

–¿Segura estás bien?

–Sí, Bucky –le respondió y elevó su rostro para mirarlo.– Fue el mejor sexo que he tenido –James se sonrojó y cerro sus ojos.– Me reiniciaste la vida –ella se rió y él la acompañó.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Soldier of Winter | Bucky fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora