tres: Las palabras mágicas

893 94 162
                                    

Diez minutos después Victoria había terminado de llenar el formulario y con el resto de sus cosas en mano, salió de la comisaría acompañada de Amanda. Le entregaron todo lo que traía cuando había sido detenida. Su bolso y todo lo que tenía adentro. Billetera, documentos, su celular y las llaves del auto de su novio que había tomado justo antes de salir creyendo que podría escapar.

Ella tenía la leve esperanza de ver el auto estacionado de Christofer afuera de la comisaría y al perro, pero no, en vez, se encontró con el par de colegas que antes las habían interrogado, discutiendo. Ver como el Soldado le apuntaba con un dedo al nuevo Capitán la llevó al pasado un segundo. Oh, y allí tenían su pastel.

–¿Qué haces? –Victoria se detuvo un par de metros frente a ellos, quienes al verlas aproximarse dejaron de discutir.– Detente ¿Vicky, qué haces? ¿Qué te falta? –pudo haber prestado atención a la discusión de los dos colegas, pero necesitaba una cuchara y comerse el maldito pastel que le había salvado la vida.

"Tú no tengas ideas. Esto es personal. No necesita mi ayuda, no la ayudo. Tenemos otras cosas que hacer, Sam."

"Ya me metiste en esto. Soy curioso."

"Tenemos otros problemas más grandes. No buscamos a civiles comunes, tú lo dijiste. Magos, alienígenas y robots asesinos."

"Se ve sospechosa, Buck. Claramente esconde algo ¿No lo ves?" y James Barnes se percató de que la persona por quién discutían caminaba en su dirección. No, no lucía sospechosa. Era pequeña, se veía frágil, indefensa ¿Cuántos años tenía? "Además, Sharon dijo que podríamos encontrar una pista en San Francisco ¿Y si es ella? Su familia fue importante la década que pasó, y luego de que se desintegró S.H.I.E.L.D. ¿Qué pasó con ellos?" Agregó Samuel. Eso sí podía ser, esa era una idea.

–Es que siempre tengo una cuchara –le respondió a su amiga

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Es que siempre tengo una cuchara –le respondió a su amiga.– Mi nana me enseñó a siempre estar preparada.

–¿Tu nana?

–Tengo una en el auto, súbanse –Sam rodeó su propia camioneta y miró a la pelirroja.– Tú vas conmigo adelante y me indicas dónde es.

–Oh, por supuesto –James elevó su cabeza maldiciendo al cielo. Victoria al ver su reacción cayó en cuenta de que le tocaría ir sentada junto al súper soldado.– ¿Para que tienes una cuchara?

–Mi TiTi dependía del azúcar –Sam subió al auto y James le abrió la puerta de copiloto a Amanda, recibiendo a su paso el pastel que antes descansaba allí. Luego, en la parte trasera dejó a Vivian subir primero que él. Antes de encender el auto, de la guantera del auto, Sam sacó una cuchara.– ¿Sirve? –se la enseñó desde su lugar, mirándola por el espejo retrovisor.

–Sí, cualquier cosa –y tomó la cuchara. El Sargento Barnes, quién estaba sentado a su lado derecho, sostenía el pastel.– Sujeta bien, Soldado –le habló mientras le quitaba la tapa plástica que lo cubría. Ella le había dicho Soldado, y él miró al espejo retrovisor. Por supuesto que Sam los miraba.

Soldier of Winter | Bucky fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora