cinco: ¿Qué le decimos a la Diosa de la muerte?

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Dos días pasaron, Vivian y Amanda no tenían noticias de Sam o James. Los agentes asignados para vigilarlas sí hacían preguntas, pero esta vez las dos amigas respondían evasivamente. Sólo compartían el mismo oxígeno con ellos cuando cenaban, el resto del tiempo Amanda y Vivian estaban mentidas en la misma habitación leyendo un libro cada una, mientras que los dos policías veían televisión en el living y hacían reportes de lo que iba de día.

Durante la madrugada de lo que sería el tercer día, sólo los dos agentes que las cuidaban sabían que Sam y James llegarían en algún punto de la noche.

Amanda había tenido problemas para dormir y pesadillas que al despertar ya no recordaba, y esa noche no era excepción. Ella, como Vivian, se sentía desprotegida sin el Capitán America bajo el mismo techo. Vivian no le tenía la misma fe al Capitán como su amiga, ella confiaba al cien por ciento en las habilidades del súper asesino rehabilitado.

–Amanda –la llamó a su lado Vivian, tratando de despertarla sigilosamente. Había escuchado ruidos en el primer piso. La paranoia ya se había apoderado de ella.– Mandy.. –la pelirroja abrió sus ojos despertando de la pesadilla, sólo recordando ver en esta al perro sin vida de Vivian.– Métete debajo de la cama –le susurró.

–¿Q-qué? –aún entrando en razón, mientras que su amiga la sacaba de la cama que ambas compartían.– ¿Qué pasa?

Nudo en el estómago de ambas. Las dos escucharon golpes y lo que parecía ser gente peleando en la planta baja.– No te muevas. No hagas ningún ruido.

Vivian ayudó a Amanda meterse debajo de la cama y justo cuando estaba volviendo a ponerse de pie, la pelirroja tomó su mano.– ¿Qué le decimos a la Diosa de la muerte? –ambas eran fanáticas de Juego de Tronos y la mitología nórdica, que en la última década había pasado de mito a realidad.

–Hoy no –le respondió Vivian y así volvió a acomodarse sobre la cama y pretendió dormir.

Como si ella hubiese predicho lo que sucedería, un hombre con mascarilla entro en la habitación. La tomó por el cabello y la tiró desde la cama al suelo y de allí la tomó por el cuello. Sí era ella. La golpeó fuerte con el puño en el rostro, e incapaz de soportar el dolor, Vivian cayó sobre sus rodillas. El hombre tomó su muñeca izquierda y la arrastró escaleras abajo mientras decía cosas en francés que ella no entendía.

Uno de los agentes que las vigilaba estaba inconsciente en junto a la escalera, sangre parecía salir de su pecho, mientras que el otro estaba en la cocina recibiendo y dando golpes.

Vivian estaba en el suelo adolorida con un arma apuntándole y aguantando las ganas de romper en llanto. El agente a cargo de ellas apareció desde a la cocina americana sosteniendo a un hombre moribundo en sus brazos, a quien él apuntaba con una pistola.

–¿Quién te envió? –el agente le preguntó al francés que maltrataba a Vivian.

El tipo que tenía a Vivian a sus pies le habló francés a su acompañante, quien respondió entre quejidos y así, él mismo le disparó en la frente. Intentó lo mismo con el agente, pero lo desconcentró ver a Sam Wilson entrando en la casa por la puerta principal que estaba abierta desde qué el par de asesinos había irrumpido a mitad de la noche.

Desde el suelo Vivian había visto a James Barnes correr detrás de su colega, pero cuando ya estuvo allí Sam se había encargado de dejar inconsciente al único francés que quedaba con vida. Vivian se incorporó de vuelta con el corazón en mano y sin pensar o cuestionarse la extraña fuerza que los atraía, ella y James corrieron hacía el otro. Ella desesperada por sentirse a salvo y él abrumado por la sensación de preocupación que sentía en su pecho. Él no lo sabía entonces, pero no la aborrecía irremediablemente como reiteradas veces, en ese par de días, le había dicho a su colega.

Soldier of Winter | Bucky fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora