seis: Winter Soldier this bitch

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Por la mañana despertó él abrazándola. Tenía el brazo de carne reemplazando a la almohada de Vivian, mientras que su otro brazo metálico la rodeaba manteniéndola pegada a él. Estaban casi frente a frente del otro y la posición era aterradoramente cómoda para él. Qué diría si alguien entraba por la puerta abierta de la habitación ¿Qué diría? Se encontró James peleando consigo mismo. Un temor irracional, por supuesto diría lo que de verdad pasó.

Él quiso moverse, ganar distancia, pero la bella durmiente más se pegó y su boca quedó a la altura de su frente ¿En qué momento habían quedado a la misma altura? Él la recordaba mucho más abajo, utilizando su abdomen como almohada. James alcanzó a oler el aroma a shampoo de fruta en su cabello y de pronto recordó que diez años atrás ella olía exactamente igual y cómo si viajase en el tiempo, recordó que ella lo había besado, en los labios. El recuerdo lo hizo sonreír a gusto, cayendo en cuenta en ese mismo instante que sentía algo por la joven. No era odio, no era desagrado, definitivamente no era amor, pero era algo y recordando, ahora mucho más despierto, la impotencia que había sentido al imaginar que Alexander Pierce también la había torturado, descubrió que sentía las irremediables ganas de protegerla de cualquier cosa mala que pudiese sucederle a futuro.

–¿Qué tan mala fue? –Vivian despertó, y se movió en el abrazo. Había al menos treinta centímetros de distancia entre ellos, y James consideraba que no era una distancia profesionalmente apropiada.

–¿Qué?

–La pesadilla –está vez ella de verdad no recordaba qué había soñado, pero debió ser terrible como para haberle pedido que la acompañara.

James ya no cuidó sus movimientos y liberó su brazo de carne.– ¿Alguna vez estuviste enferma?

Vivian se terminó de incorporar mejor en la cama. Miró a su alrededor, aún despertando, y después al gigante de pie junto a ella. Vaya, había dormido con él.

Creo que no. No me he enfermado en años.

***

Vivian por la tarde no salió de la habitación, los agentes habían decidido trabajar en el living del departamento y ella, y su amiga, estaban acurrucadas en la cama leyendo a la par Cincuenta Sombras de Grey. Estaban elevando escalones su amistad, así como la temperatura de ambas subía a cada párrafo que leían.

Antes de cambiar de página, Amanda miró a su amiga, al par de segundos su amiga la miró de vuelta y cambió. Tenía a Vivian recostada en ella, entre sus piernas. Habían pretendido ver televisión, pero ya habían visto demasiadas veces ese mismo episodio de Keeping Up With The Kardashians.

–Te voy a contar algo –le habló despacio Vivian a su amiga, interrumpiendo la lectura de lo que era el sexo más grotesco que alguna vez había leído en su vida.

–¿Ahora? –Amanda era la quién estaba siendo castigada. Sentía el trasero arderle.

Vivian se quitó del medio de sus piernas y se sentó sobre sus tobillos para mirarla. Encendió de vuelta el televisor y seguido ya no escuchó a los dos agentes apretar teclas en sus computadores. La pelinegra se acercó al oído de su amiga, pero la pelirroja capturó su rostro con sus manos y la besó en la boca.

–¿Gracias? –le respondió Vivian, preguntándose si había dado las señales erróneas. Fue un beso simple y para nada bien.

–Estoy tan caliente, lo siento –se disculpó Amanda, quien era un tomate con extremidades.

–Igualmente.

Soldier of Winter | Bucky fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora