44. SALVARE A TODOS

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Por fin llego el día, había esperado esto desde hacía muchos años, pero por fin iba a cumplir dieciocho años. Por fin seré reconocido como un animal adulto y podré demostrarle a mi padre que no lo necesito. Como siempre, al igual que con mi hermano, Abra una ceremonia para celebrar la mayoría de edad del hijo del líder de la aldea. Estaba nervioso, mis patas me temblaban y sentía nauseas. Toda la aldea se había reunido a la espera de que saliera. Había demasiada gente, quería salir huyendo.

sentí una pata en mi hombro, me sobresalte erizando mi pelaje completamente mientras miraba de quien se trataba. Para mi suerte, o desgracia, se trataba de Mixe y no mi padre.

- Eres tú – dije con voz temblorosa.

- Hermano, Relájate, ni que fueras a la guerra – me puso una sonrisa amplia y burlona.

- No sé cómo será la guerra, pero esto es horrible – seguía nervioso mirando por la ventana.

- Aun no sé porque papa te hace pasar por esto, se supone que te iba a ignorar completamente – dijo enfadado.

- Yo que sé, a mí tampoco me gusta.

- Bueno, aprovecha el momento hermanito, creo que mi entrenamiento ha sido mil veces peor que esta – hizo una pausa mirando por la ventana – celebración.

- Sí que lo ha sido – dije.

- Entonces no debes tener miedo de nada – me dio un fuerte golpe en la espalda – se valiente y sonríe como tú sabes.

Tome aire llenando mil pulmones para después exhalar lentamente calmándome. A pesar de todos los malos momentos que he vivido con mi hermano, es el único que consigue animarme cuando de verdad lo necesito. Mixe me sonrió una última vez con su sonrisa amplia y malvada antes de abandonar la estancia.

Desde hace unos años, mixe no paraba de sonreír. Era una sonrisa falsa que se notaba a kilómetros de distancia, pero siempre la mantenía, como un símbolo de que nada ni nadie le haría perder su felicidad. La mantenía incluso mientras peleaba. Últimamente, también la usaba estando a mi lado.

La puerta del cuarto volvió a abrirse, un enorme can de pelaje dorado se irguió en el centro de la instancia observándome con dos enormes ojos marrones. Su porte era serio y autoritario, no dijo ni una palabra, simplemente me hizo un gesto y se apresuró a salir del cuarto. Lo seguí sin rechistar. Mi padre caminaba con paso firme, con cada paso que daba parecía que el suelo se iba a derrumbar a su paso. Las inseguridades y los miedos habían vuelto, volvían a temblarme las patas. Tuve que ser fuerte. Mi padre finalmente llego al balcón donde se celebran las ceremonias importantes, me quede parado a unos pocos pasos de la salida al balcón, estaba aterrorizado. Escuchaba los gritos y vítores de los aldeanos, estaban deseando que empezara la ceremonia para poder festejar como locos. Al final, el día de la mayoría de edad del hijo de un líder... es un evento especial, un evento para celebrar y no preocuparse por trabajar. Miraba a mi padre, el simplemente me hizo un gesto con la cabeza indicándome que saliera. Reuní todo el coraje que pude y comencé a caminar acercándome al balaustre del balcón. Estaba totalmente aterrorizado, observando a la multitud, la cual estaba en un silencio sepulcral esperando a que mi padre iniciara la ceremonia. Cerré los ojos mientras esperaba que mi padre hablara, tenía un mal presentimiento, un escalofrío me recorría la espina dorsal erizando mi pelaje. Sabía que esta ceremonia no iba a ser como la de Mixe, algo malo estaba a punto de suceder.

- Bienvenidos y Bienvenidas – dijo mi padre iniciando así su discurso – Hoy, mi hijo Mike cumple la mayoría de edad -hizo una pausa antes de continuar – Este día, sería un día alegre, lleno de vítores y Alegria - llevo su mano a mi hombro y todo mi cuerpo se puso alerta – pero hoy, no será un día de diversión. Mi hijo renegó de su lugar en la aldea y me desafió hace varios años – dijo airadamente gruñendo – Así que hoy, el día de su mayoría de edad, mi hijo no recibirá la coronación como la recibió su hermano. ¡Deberá Ganársela!

Mikenix || El Angel DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora