30. MAK'GORAK

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El lugar se quedó en silencio después de que desafiara a ese maldito perro. Ninguno de los presentes se atrevía a abrir la boca, tanto los guardias de la ciudad como los guardias de Condel estaban totalmente paralizados sin saber qué hacer ante una situación semejante. Mi mirada seguía clavada en el enorme perro negro. De repente, Condel comenzó a reír de manera estridente. Se burlaba de mi desafío y no me tomaba en serio, eso me cabreó aún más. Súbitamente me acerqué al escenario y subí hasta donde se encontraba quedándome a escasos pasos de él.

- ¿Y bien... depredador? -la palabra depredador la dije en tono de burla, exageradamente forzado para que se notara la sátira – ¿Acaso tienes miedo de perder ante un gatito?

- ¿De verdad? -seguía riéndose burlonamente – ¿de verdad crees que podrás hacerme algo? ¡Solo eres un gato!

- Pues si tan seguro estas... ¡suelta a mi hijo y prepárate para morir! – le dije señalando a Axel.

El perro sonrió burlonamente y, como si buscara enfurecerme aún más, lanzó a Axel en dirección a Mike. Por suerte Mike reaccionó al instante y pudo recolocar el cuerpo para amortiguar el golpe, consiguiendo así que Axel saliera indemne. Mike, en cambio, parecía dolorido por la fuerza del impacto.

- ¡Eres un maldito... bastardo... Condel... siempre lo has sido! - replicaba Mike a aquel enorme perro mientras se retorcía por el dolor.

- Qué lástima que seas tan débil... si no te hubieras preocupado por el cachorro no te habría dolido – comenzó a reír nuevamente.

Con un movimiento rápido, desenvainé la espada y, con un corte súbito, le partí la máscara por la mitad. Apuré el corte lo máximo que pude para hacerle una herida superficial en la frente. Después de cortarle la máscara pude ver que su expresión cambiaba completamente, estaba realmente furioso y esta vez podía verle la cara en toda con total claridad.

Envainé la espada y tiré mi mochila a uno de los lados del escenario. Acto seguido me desabroché la vaina de la espada y la lancé junto al resto de mis cosas. El perro seguía mirándome mientras me mostraba todos sus dientes, gruñía airadamente y le costaba trabajo controlar su respiración por lo agitado que se encontraba.

- Bueno cachorro, ¿piensas decir algo o solo te vas a quedar gruñendo como el niño llorón que eres? – pude ver de reojo que flex se reía por mi comentario.

- Tú... estas... ¡Muerto! – gritaba con fuerza apretando sus patas – Yo Condell, Décimo de los diez canes, Hijo de Petrel y guardián de la aldea. Acepto tu desafío. Ofrezco mi vida a este Mak'gorak y la vida que arrebataré hoy será obsequiada a Mixe...

- Perfecto... Como dictan las antiguas tradiciones, el estilo de combate lo decide el retador. Elijo un combate sin armas, como dictan las antiguar escrituras. Que Inugami Bendiga este encuentro y me permita alzarme con la victoria, ya sea en esta vida o en la siguiente.

Cuando mencioné a Inugami el perro se quedó de piedra. Estaba claro que ese perro estaba sorprendido por todo lo que sabía sobre su cultura y su aldea. Al mirarlo, pude ver que sonreía ampliamente, sus ojos estaban deseosos de sangre y su cuerpo pedía a gritos una buena pelea.

- Espero que sepas bien lo que haces gato... un combate cuerpo a cuerpo es lo peor que podías elegir. ¿Acaso no ves la diferencia de tamaños?, te aplastare de un solo golpe.

- No quería manchar un regalo de mi padre con una basura como tú... bastante me ha dolido tener que cortar tu asquerosa máscara... alguien como tú no merece morir por mi espada.

Al mirar a la gente del pueblo pude ver que entre ellos se encontraba Moon, no se había ido a casa como su padre le había pedido. En sus ojos se podía ver el miedo, no quería que pelease contra ese monstruo. Pero debía hacerlo si quería cumplir la promesa que le hice. Te prometo Moon, que te presentaré a mi pareja.

Mikenix || El Angel DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora