48. EL PRIMERO

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Me separe del beso manteniendo un ligero sonrojo en las mejillas que el espeso pelaje cubría. Comencé a mirar de lado a lado extrañado al darme cuenta de que nadie nos había molestado. Es el momento perfecto para que flex venga a molestar pensaba mientras miraba a todos lados, pero no había rastro del can cerúleo. Parece que está perdiendo facultades pensé mientras sonreía. Mike me miraba mientras me acariciaba cariñosamente la mejilla.

- Parejita feliz, ¿pensáis estar mucho tiempo dándoos mimos? – mucho estaba tardando pensé mientras giraba a mirar a ese perro azul.

Mike y yo suspiramos alejándonos del árbol. El can azulado sonreía felizmente observándonos, cuando pasamos a su lado flex puso su pata sobre el pecho de Mike haciendo que este se detuviera. Me detuve contemplando la escena, pero Flex se giró haciéndome señas de que me fuera.

- Tranquilo acenix, no te lo robare mucho tiempo – me guiño un ojo mientras volvía su mirada a Mike.

Suspire volviendo a ponerme en marcha. Al llegar al campamento improvisado, lo primero que llamo mi atención fue la calma y tranquilidad que se respiraba. No había gritos, ni sonido de juegos, ni siquiera el viento armonizaba el campamento con su canto. Los cachorros se encontraban dormidos junto a Max mientras Drok por su parte estaba absorto en la lectura sin despegar sus patas de las finas hojas del libro. Parecía concentrado y no quería perturbarle así que me dirigí hacía uno de los árboles del campamento sentándome, posando la espalda sobre el tronco. Estaba tan cansado por el viaje que no le di importancia a la fría nieve sobre la que estaba sentado. Me quede quieto observando el campamento improvisado mientras descansaba. Max había estirado unas pieles en el suelo para evitar el frio y la humedad de la nieve. Estaba descansando plácidamente mientras los cachorros lo abrazaban acurrucándose en su cuerpo, ambos sonreían de felicidad sintiéndose seguros.

Las horas pasaban mientras esperaba que los chicos volvieran, me parecía extraño que aún no hubieran vuelto, así que me dispuse a levantarme para ir a buscarlos. En ese mismo momento aparecieron de entre los árboles con cara de pocos amigos. Mike se acercó a mí y agarro mi pata tirando de ella para que lo siguiera, lo que hice sin rechistar. Volvimos a alejarnos del campamento y comencé a reír mientras lo miraba.

- ¿Ahora qué ocurre Mike? – dije manteniendo una cálida sonrisa ante la mirada sería de mi contra parte.

- Bueno, he hablado con flex largo y tendido – suspiraba agotado – él no quiere que Max pelee – me miro a los ojos.

- Sí, me enteré cuando fui a su cuarto en la casa de Drok.

- Básicamente, le he dejado claro que en esta pelea no participaras – dijo mientras apretaba una de las patas reprimiendo su enfado.

- Tranquilo Mike, en el fondo – me acerque lentamente agarrando su pata con la mía – me gustaría participar en el combate, para demostrarte que estoy dispuesto a darlo todo por ti.

- Pero – Mike se calló en el momento que le puse uno de mis dedos en los labios.

- Déjame terminar – dije guiñándole un ojo – gracias a mi padre, conozco alguna de las leyes caninas, sé que, si derrotas a un can en combate, eres considerado un igual en la tribu – le mire acariciando su pata – deseo ganarme el derecho a estar a tu lado... déjame luchar por ti...

- Acenix – me miro dolido aguantando las lágrimas – ¡lo siento, pero me niego! – grito apartando la mirada- no volverá a pasar lo de Condell.

- Mike... - agache las orejas mirándolo.

- Es mi última palabra, no permitiré que vuelvan a hacerte daño... te ganaste el derecho a ser considerado un perro al vencer a Condell... no necesitas volver a pasar por eso...

Mikenix || El Angel DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora