15. DESPEDIDA

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Amaneció un nuevo día, y para nuestra suerte, o desgracia. Era un día soleado como pocos había habido. Los rayos de sol me golpeaban en la cara obligándome a despertar, estaba realmente agotado y no quería levantarme. Me giré en la cama intentando apartar mi cara de los luminosos rayos que me deslumbraban. Entreabrí los ojos y pude ver una escena que me hizo sonreír involuntariamente. Jon y Axel se encontraban abrazados y Jon estaba mordiendo la oreja de Axel en sueños, ambos parecían muy felices y eso me llenaba de gozo, Mike por su parte dormía como una marmota, dormía plácidamente con todas sus patas separadas y las pieles le cubrían desde el abdomen hasta abajo, aunque una de sus patas permanecía fuera de las mantas.

Intenté volver a dormir, pero justo entonces Axel y Jon me empujaron tirándome fuera de la cama, lo que hizo que me callera de golpe contra el suelo. Me levanté enfadado pensando que lo habían hecho a propósito, pero me di cuenta de que ambos seguían dormidos, cómo podían moverse tanto en sueños... bueno... gracias a los pequeños de la casa, me había levantado de la cama, o salido de la cama, mejor dicho. Había salido del cuarto para no molestarlos mientras dormían y me había dirigido hacia la sala bostezando y frotándome los ojos con la pata, me moría de sueño y me hubiera gustado haber podido continuar durmiendo, pero una vez alguien me despierta de la forma en que lo habían hecho los peques, soy incapaz volver a conciliar el sueño.

Al llegar a la sala pude ver a Max y Flex preparando unas bolsas, parecía que estaban a punto de salir.

- Buenos días, chicos, ¿a dónde vais? – pregunté mientras observaba como Flex se estaba Acomodando su ropa.

- Buenos días Acenix, Max y yo nos vamos a buscar suministros, que siendo tanta gente debemos aprovechar días como el de hoy para llenar las despensas, más aún... deberíamos prepararnos para cambiar de casa... - respondió Flex algo preocupado.

- Claro... al final mixe sabe dónde vivimos... y si Axel fue capaz de encontrarnos en un día tormentoso... un día como hoy es básicamente un regalo para ellos... - me crucé de brazos y miré a Flex esperando una respuesta.

- Por ahora vamos a buscar todos los suministros posibles, esta noche decidiremos que hacer o a donde ir, necesitamos un plan.

- Pues sí... ¿de verdad os encontráis en condiciones de explorar?... solo ha pasado un día... - miré preocupado a ambos canes.

- No te preocupes gatita, no soy tan débil como piensas – me contestó Max con un tono burlón – además... tengo un favor que devolverte... y no puedo permitirme estar en la cama... - su tono había cambiado totalmente mostrando sinceridad en sus palabras.

- Supongo que no hay ninguna forma de deteneros... por lo menos tened cuidado y no os excedáis... - suspiré mientras hablaba.

Ambos perros asintieron y, agarrando sus bolsas, abandonaron la casa. Me había quedado solo nuevamente y sinceramente había pasado bastante tiempo desde la última vez en que me había quedado solo. Fui a la cocina y preparé un poco de té, era de lo poco que quedaba en casa y me alegré de que hubiera suficiente para unas cuantas tazas. Me serví una taza y me senté en la cocina examinando toda la casa, había un silencio absoluto y estaba tan acostumbrado al bullicio y el ruido de todos los animales que vivían allí, que me generaba incomodidad el no escuchar ninguna clase de ruido.

Este tipo de situaciones me traían recuerdos melancólicos de mis días de trotamundos, vagando de cueva en cueva sin ningún sitio al que poder llamar hogar. Odiaba la soledad que sentía, sintiéndome como alguien sin valor y preguntándome por qué yo seguía vivo cuando todos a mi alrededor desaparecían. Desde que perdí a mi abuela, no pude mantenerme en su casa, todo me recordaba a ella, y cada segundo que me encontraba solo en esa casa, mis demonios aparecían para torturarme. Aunque, he de reconocer que, gracias a esos sentimientos, Salí de aquella casa y me ocurrió todo. Conocí a Mike que es alguien importante en mi vida, aunque nuestro inicio no fue el mejor del mundo. Después al pequeño Jon, un pequeño cachorro al que amo como si de un hijo se tratara. Y aunque hubiera querido reconocerlo en su momento, también sentía un gran aprecio hacía Flex y Max.

Mikenix || El Angel DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora