Nunca es lindo verla Señora Doods

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Una vez que subimos a la camioneta, conmigo al medio, me percate de la mirada perpleja de Grover

- ¿Qué?

- ¿Por qué dijiste eso?

- Porque es la verdad – dije como si nada, yo ya sabía a quién quería a mi lado el resto de mi vida

- Me sorprende lo seguro que estas

- ¿De qué hablan? – interrumpió Annabeth

- De nada – respondió rápidamente Grover.

Annabeth me miro buscando respuestas, yo solo me encogí de hombros completamente calmado

- ¡Ah! Cierto, por poco me olvido – le entregue la caja de zapatos que Luke me había entregado – Espero que te sean de más utilidad que a mi

- ¿Enserio? – la mirada se le ilumino – Gracias Percy

- No hay de que

Argo nos condujo a la parte oeste de Long Island. Me pareció raro volver a una autopista, con Annabeth y Grover sentados a mi lado como si fuéramos compañeros de coche habituales.

De momento bien —le dije a Annabeth, ella solo asintió perdida en sus pensamientos.

Fruncí el ceño al sentirme nuevamente ignorado, pensé que con la conversación de hace unas horas habría mejorado un poco nuestra relación.

Argo sonrió en el asiento delantero, por poco le sacaba la lengua, si muy infantil de mi parte, pero recuerden en estos momentos tengo doce, así que tengo justificación. El tráfico de Queens empezó a ralentizarnos. Cuando llegamos a Manhattan, el sol se estaba poniendo y había empezado a llover. Argos nos dejó en la estación de autobuses Greyhound del Upper East Side, no muy lejos del apartamento de Gabe y mi madre. Pegado a un buzón, había un cartel empapado con mi foto: «¿Ha visto a este chico?» Lo arranqué antes de que Annabeth y Grover se dieran cuenta. Argos descargó nuestro equipaje, se aseguró de que teníamos nuestros billetes de autobús y luego se marchó, abriendo el ojo del dorso de la mano para echarnos un último vistazo mientras salía del aparcamiento. Volví a pensar en lo cerca que estaba de mi antiguo apartamento. En un día normal, mi madre ya habría vuelto a casa de la tienda de golosinas. Y aleje todo pensamiento acerca de Gabe el Apestoso, dentro de poco nunca más volverá a molestarnos ni a mi mamá ni a mí. Grover se cargó al hombro su mochila. Miró hacia donde yo estaba mirando.

—¿Quieres saber por qué se casó con él, Percy?

—No hay necesidad. Ya se la razón— declare, no quería hablar del tema, suficiente mal sabor de boca me causo la primera vez como para querer volverlo a oír.—. espero que las duchas extras hayan desecho su olor de mí.

La espera nos impacientaba y decidimos jugar a darle toquecitos a una manzana de Grover. Annabeth seguía siendo increíble. Hacía botar la manzana en su rodilla, codo, hombro, lo que fuera. Yo tampoco era muy malo.

Nuevamente le lance la manzana a Annabeth y ella lo atrapo en sus manos. Entonces un recuerdo vino a mi mente.

Estaba en el Argo II, yo estaba en la cubierta del barco haciendo guardia junto a Piper y Frank. Jason Y Hazel están descansando después de hacer guardia toda la noche. Leo y Annabeth estaba viendo algunas cosas del barco, yo que sé, cosas de cerebritos.

Todo estaba tranquilo esta que Piper me asalto con una pregunta.

- ¿Y para cuando es la boda?

Yo no entendí nada, así que de mis labios solo salió - ¿Qué?

- ¿Cuándo es la boda? – Piper aguando la risa al ver mi cara de confusión – Grover me conto que tú y Annabeth están comprometidos desde los 12 años

Nuevo comienzo (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora