『Same Tastes』| Little Witch Academia

Kagari Land

Después de un viaje rápido al dormitorio del equipo azul para dejar sus cosas, Hannah siguió a Akko hasta la suya.

Ella no estaba familiarizada con este ala de dormitorios. A pesar de que la arquitectura era aproximadamente idéntica, estar tan lejos del lujoso dormitorio que ella y sus compañeras de piso compartían para entrar al lugar donde residía alguien como Akko era como entrar en un bar de mala calidad para ella: desconocido, sucio y plebeyo.

Ese pensamiento la hizo darse cuenta de cuánto necesitaba deconstruir su forma de pensar.

Akko se detuvo frente a su habitación, colocando un dedo índice sobre sus labios y diciendo "¡shhh!", Un sonido destinado a ser secreto pero tan fuerte que bien podría haber sido una sirena. El británico se preguntó si esta chica realmente conocía el significado de la discreción, luego se abofeteó mentalmente por una pregunta con una respuesta tan obvia. Ella absolutamente no lo hizo.

Hannah puso los ojos en blanco. "¿Por qué me estás callando, Kagari?"

"Lotte y Sucy no saben que Constanze me consiguió acceso a Internet y una computadora portátil y todo eso, ya que Conz me pidió que lo mantuviera en secreto".

"Bien, pero ¿cómo piensas usarlo entonces? Tu pequeño agujero estrecho en la... "Hannah se mordió la lengua antes de reformular," tu habitación no es exactamente lo suficientemente grande para que puedas esconder eso ".

Akko sonrió, una confiada curvatura de los labios que sugería algún truco secreto escondido en su manga. Se sentía extraño para Hannah estar en el extremo receptor de uno de esos, siendo ella usualmente una de las abejas reinas sonriendo desde arriba hacia abajo en el cuerpo estudiantil, sus trucos usualmente eran chismes y secretos mezquinos.

La torpe morena se había convertido en una bruja mucho más segura de sí misma en el transcurso de su primer año de escuela, y una parte de Hannah, por extraño que parezca, sentía admiración por la chica por ello. Hannah no sabía por qué admiración y no solo respeto. Tal vez se alegraba de que Akko no dejara que nadie la tratara como a un felpudo como lo había hecho la chica de cabello castaño rojizo.

Sin otra palabra, Akko abrió la puerta de su habitación con un chirrido y tomó la mano de Hannah para tirar de ella, sin saber cómo esta demostración de familiaridad física afectaba a la británica.

Era, como Hannah lo definiría más tarde mientras clasificaba este día, desconcertante. No solo porque, a excepción de Barbara, no había compartido su espacio personal con nadie más en una eternidad, y ciertamente no esperaba que una tonta despreocupada como Akko, de todas las personas, fuera la que invadiera ese espacio. reino pulido y particular -, sino también porque su anterior agarre de las manos aún permanecía en el fondo de su mente como un ruido blanco bajo.

Una vez que se abrió la habitación, Hannah retrocedió instantáneamente al ver la habitación despeinada que apestaba a botánica y le recordaba a una colcha de retazos, uniendo los gustos y la estética muy distintos de sus tres habitantes. Era una ofensa para sus sentidos, tan acostumbrados como estaban a los muebles victorianos.

No se trataba tanto de disgusto, como podría haberlo etiquetado en épocas anteriores, como de extrañeza.

Las compañeras de cuarto de Akko, tanto la de los anteojos de luna llena que habían estado ocupando el tiempo de Barbara como la de pociones locas, aún dormían profundamente.

Hannah siguió a su compañera improvisada en el crimen mientras guiaba a la británica de la mano a través de las crujientes tablas del suelo hasta la litera inferior de una litera doble. Ambas se sentaron en el colchón, lo que hizo que Hannah levantara las cejas, ya que se sentía como una losa de piedra debajo del trasero de la chica. ¿Cómo era Akko siempre tan enérgica y llena de vida cuando dormía en una cama tan incómoda como esta?