Flavio al llegar a su casa tenía un sabor agridulce. Por un lado, se sentía bien porque la chica ya no le odiaba, ya que por un momento pensó que él era el único en sentir que ese odio había desaparecido. Quizás estaba empezando a empatizar más con ella, pero también se sentía raro al no saber que clase de relación tenían.
No quería una relación con ella.
Pero tampoco quería estar con alguien sin compromisos, no iba con su estilo y pensaba que ya había jugado demasiado con ello, pero... cada vez que estaba cerca de ella, cada vez que olía su aroma, no podía evitar tentarla, jugar al mismo juego que habían empezado días atrás. No podía evitar besarla y acabar en la cama o en cualquier lugar con ella. Aunque quisiera, era superior a él.
Dejó las llaves sobre la mesa y su idea era darse una ducha y tirarse en su cama para leer cosas de la universidad, pero su amigo lo observó de arriba abajo nada más entrar por la puerta y soltó unas fuertes carcajadas desde el sofá. Flavio arqueó una ceja sin entender lo que estaba pasando.
— ¿Qué? – preguntó confuso. Dani se levantó y se acercó a su amigo sin poder parar de reírse
— Te lo has pasado bien parece – soltó entre risas
— ¿A que te refieres?
— Tienes una buena marca en el cuello, te lo he visto desde el sofá – informó – Me has hecho caso
— Ya, ¿dónde está el chiste? ¿nunca has visto un chupetón? Dani, que no tenemos quince años – dijo tratando de disimular que por dentro estaba maldiciendo, ya que pensaba que no se le notaba tanto
— Me parece gracioso el hecho que dijeses que no iba a pasar más y vuelvas aquí con esa marca, madre mía tío, luego dices que no se te da bien hablar con las chicas
— Y no se me da bien hablar de primeras, pero con ella tampoco necesito hablar, ¿sabes?
— Ya, vosotros hacéis otras cosas, eso me ha quedado claro. ¿Vas animarte a tener algo más o vas a seguir fingiendo que no quieres?
— No quiero una relación con ella, Dani, ya te lo he dicho y ella tampoco quiere una relación conmigo
— Eso dices ahora, ya me lo dirás dentro de un tiempo y aunque ya te he dicho que esas relaciones no salen muy bien, disfruta un poco, te viene bien
— Hemos hablado de ello – cuenta, de alguna forma necesitaba hablarlo con alguien, aunque se sentía hipócrita hablarle a Dani de Samantha sin decir que era ella exactamente – Pero no hemos llegado a ninguna conclusión, ella me propuso tener esa relación sin compromiso, sexo cada vez que queramos, pero no estoy seguro si es lo que quiero, es complicado porque cada vez que la veo no puedo evitar acabar siempre igual con ella, pero a su vez, yo no soy el tipo de persona que hace estas cosas, no me gustan, nunca las he entendido y mírame ahora...
— Siempre hay una primera vez para todo, no pierdes nada disfrutando un poco, si tú tienes claro lo que hay y ella también, no tiene porque pasar nada, siempre puedes decirle que no si ves que la cosa se complica o no sé... Si existe atracción sexual, no veo por qué no divertirse un rato si es lo que ambos queréis
— No lo sé – suspiró y se sintió aún más culpable al escuchar las palabras de su amigo, prácticamente lo estaba empujando a Samantha sin saberlo – Voy a darme una ducha, necesito pensar
Por otro lado, Samantha había apagado el teléfono para no tener que ver nada, se negó a contestar, se negó a tener que decir, se negó a tener que vivir esa situación, ¿por qué ella? ¿por qué la querían joder tanto? No sabía como salir de eso, no sabía como pararlo, ya que la única forma de pararlo era haciendo lo que pedía esa persona, pero Samantha se negaba a ceder al chantaje, se negaba a tener que hacer algo que no quería solo porque la estuvieran amenazando.