Aracelis daba vueltas y vueltas en la sala de espera, llena de nervios. La vena en su frente pronunciada, signo de su estrés y ansiedad. Al llegar al hospital habían pasado a Elena a ser revisada inmediatamente, y aún no la dejaban verla.
Nancy: Calma, mi vida. Ya verás que todo está bien con Ele.
Aracelis: Eso espero, mamá. Es lo que dijeron Paz y Dalia antes de venirnos, que todo estaba progresando normalmente.. pero no estaré tranquila hasta estar a su lado.
Nancy: Ven acá, tranquila.
Nancy la abrazó, acariciando su pelo y logró convencerla de sentarse. Minutos después salió una enfermera por ella. Vestida en esa bata y gorra estériles, por fin dejaron a Aracelis ir al lado de su amada. Elena ya se encontraba en la sala de parto, sudor en su frente, frunciendo el ceño en seña de dolor.
Elena: Ara, amor, tengo miedo.. (dijo al verla con un pequeño puchero antes de que otra contracción arrasara con ella, cerrando sus ojos y quejándose del dolor)
Aracelis: Mi vida (tomó su mano, besando su cabeza) Aquí estoy contigo, todo saldrá bien, y pronto nuestra pequeña estará en nuestros brazos.
Elena asintió, sin poder formar palabras, respirando agitadamente. La doctora se colocó enfrente de ella, revisándola de nuevo.
Dra. Ortiz: Elena, ya estas lista. Cuando sientas la siguiente contracción empieza a empujar.
Aracelis apretó la mano de Elena para darle valor, y empezó a empujar. Los minutos parecían eternos para ellas dos, pero después de media hora de dolor, de contracciones, de angustia, al fin con un último empujé la pequeña Miriam entró a este mundo, anunciando su llegada con un llanto que les robó el corazón a sus mamás.
Elena: Bienvenida al mundo, mi pequeña Miriam.
Aracelis: Eres tan bella, mi vida. No sabes con cuantas ansias te esperábamos.
Elena y Aracelis se miraron con lágrimas de felicidad en los ojos, sus corazones estallando de amor por esa bebita. Ese pedacito de cielo que ahora completaba la hermosa familia que ellas habían formado. Con un parto sin complicaciones y mamá y bebé sanas en un par de días las dieron de alta.
Esa pequeñita tenia a todos enamorados, Odette y los abuelos Nancy y Juan se desvivían por ella, era la nueva princesita de la familia. Por sus mentes había pasado que quizá la llegada de Miriam le causaría algo de envidia o celos a la mini terremoto, pero ese no fue el caso, Odette adoraba a su hermanita con todo su corazón, y eso derretía de ternura a sus mamas.
Dos Meses Después...
Eran las altas horas de la madrugada, cuando la suave voz de Elena cantando despertó a Aracelis de su sueño, tallándose los ojos se sentó, y murió de amor por la escena enfrente de ella. Elena se encontraba en la silla mecedora con Miriam en sus brazos, cantándole tiernamente mientras la amamantaba. Ele acariciaba su cabecita mirándola con ojos llenos de amor.
🎶Tienes en tus ojos mi fe y esperanza
Esa magia que nunca se cansa
Llevas en tu ser, tanto que aprender
Pero con mis brazos, llevaré tus pasos
Hasta las entrañas
de la más alta montaña, porqueTú eres para mí
La canción que labraste en mi alma
Eres para mí
Esa voz que en mis sueños me llama
Eres el regalo de Dios, que me ha mandado
Para que nunca se apague mi voz🎶Aracelis camino hacia ellas, y arrodillándose al lado de Elena se unió a la canción, Miriam mirándolas atenta, agarrando un dedo de Ara fuertemente con su manita. Poco a poco la bebé fue cerrando sus ojos hasta quedar profundamente dormida.
Aracelis la tomo de los brazos de Elena, y besando su frente suavemente la colocó en su cunita en la habitación de al lado, tomando el monitor de bebé regreso acostándose al lado de Elena, recibiéndola en sus brazos. Elena recargo su cabeza en el pecho de Ara mientras ella le acariciaba el pelo, en esa costumbre que tenían todas las noches: caricias y canto. Algunas veces Elena era la recipiente y a veces Ara.
Elena: Miguel se esta perdiendo de todo. El anhelaba esta bebita tanto como yo..
Aracelis: Lo se amor, pero hicimos todo lo posible por localizarlo.
Elena: Si.. Lo último que me dijo su abogado es que se fue del país, y no sabia cuando regresaria.
Aracelis: Ya no te agobies por eso amor. Fue su decision desaparecer y que no haya manera de contactarlo. No es tu culpa que se este perdiendo de todo.
Elena: Tienes razón.. ¿Sabes cuanto te amo?
Aracelis: No.. ¿cuanto? (sonrió)
Elena: Te amo tanto que siento que Miri es verdaderamente nuestra, producto de nuestro amor. Probablemente se escuche loco esto.. pero fueron tantos los años intentando quedar embarazada y nada. Y justo sucede esa última vez, cuando fue pensando en ti.
Aracelis: Tienes razón, suena loco (riéndose) Aunque no quiero pensar en esa vez, por que si me dolió eh.. Pero te entiendo, era complicada nuestra situación. Y me encanta, por que si, Miri es nuestra, hasta tiene el pelo rubio como yo, y es lloroncita como tú.
Elena: ¡Ara! Ya no lloro tanto, eran las hormonas del embarazo (protestó)
Aracelis: Ajá, las hormonas. Venga para acá, mi lloroncita linda.
Aracelis la tomó del rostro besándola suavemente. Sus sentidos despertando, entregándose a ese amor desmedido que llegó a alegrarles la vida.
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𝓔𝓷𝓪𝓶𝓸𝓻𝓪𝓭𝓪𝓼
FanfictionDos mujeres de personalidades y mundos diferentes, ambas sintiéndose atrapadas en la vida que llevan. Un encuentro casual cambia sus destinos, dirigiéndolas a esa libertad y esa felicidad que ellas tanto anhelaban.