Más Allá • Tú Ganas

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Años llenos de felicidad, de plenitud, de amor, reinaban el hogar de la familia Castellano-Novas.  Aunque en estos momentos Elena se sentía inusualmente sola. 

Odette se encontraba estudiando en el extranjero, Miriam de vacaciones en la hacienda de Miguel, y la dueña de su corazón, la hermosa Aracelis, ya por varías semanas se encontraba de gira promocionando su nuevo álbum.

En esta ocasión no la había podido acompañar por unas charlas motivacionales que tenía planeadas, su propia gira, pero ahora que ese compromiso ya estaba resuelto, no sabía que hacer con tanto tiempo libre.   Empezó a escribir un nuevo libro, leer algunos otros, tratar nuevas recetas para sorprender a Miri y Odette, hasta decorar un poco la casa.. pero ¡ah como extrañaba a la bella Ara!

Como señal del destino su celular sonó, y su rostro se iluminó con una gran sonrisa al ver que era un mensaje de Aracelis acompañado de una selfie.

Como señal del destino su celular sonó, y su rostro se iluminó con una gran sonrisa al ver que era un mensaje de Aracelis acompañado de una selfie

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Aracelis: [Te extraño tanto mi vida, como me gustaría tenerte aquí a mi lado]

¡Y no necesitó decir nada más!

Elena empacó rápido una maleta y tomó el primer vuelo hacia la ciudad donde se encontraba Aracelis, decidida a darle más de una sorpresa.

Su autobús de gira se encontraba estacionado atrás de donde se realizaría el evento, una palabra rápida con los de seguridad quienes ya la conocían y la dejaron pasar.

La orchestra se encontraba instalándose, practicando, y como era su costumbre Aracelis se quedaba sola en su área privada del enorme autobús.

Al subir Elena puso el seguro, dejando su maleta al lado, y silenciosamente caminó hasta donde se encontraba Ara, abriendo la puerta lentamente. Su amada se encontraba sentada enfrente de su peinador, sus ojos cerrados, tarareando suavemente la letra de una de sus nuevas canciones.

¡Tú ganas!
Amor me rindo del todo
Habrá de ser a tu modo
No pidas más ya de mi

Elena: ¡Tú ganas! No abuses de que te amo..

Aracelis abrió sus ojos lentamente, sin poder creer sus oídos, miró en el reflejo del espejo a la dueña de su corazón, su musa, pero no se veía como cuando se despidieron hace semanas, ¡su lloroncita castaña ahora era una hermosa rubia!

Aracelis pegó un gritito de emoción y corrió a abrazar a Elena, fundiéndose en un beso que les regresó el alma al cuerpo. Al separarse le limpió una lagrima a Elena, acariciando su pelo después.

  Al separarse le limpió una lagrima a Elena, acariciando su pelo después

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Aracelis: ¡Mi vida! ¿Qué haces aquí? ¿Cuando pasó esto?

Elena: Te extrañaba tanto amor.. y decidí sorprenderte.. ¿no te gusta? (preguntó haciendo puchero)

Aracelis: ¡Me encanta! Te ves preciosa mi lloroncita.  Yo también te extrañé, tanto tanto (suspiró abrazándola de nuevo)

Las dos terminaron en la cama, Aracelis contándole lo bien que le iba en la gira, Elena los proyectos que empezó en su ausencia.  Uno de ellos en especial preocupando a Aracelis.. Elena intentando decorar un poco la casa, contándole animadamente de un árbol de luces que no se pudo resistir en comprar y ahora era parte principal de la sala.

Aracelis:  Creo que no es tan buena idea dejarte sola por tanto tiempo, Ele.  La próxima gira te vienes conmigo.

Elena: ¡El árbol está hermoso, créeme! Más con unos pajaritos rojos que le agregué.  Va perfecto con toda la decoración.  Te va a encantar mi amor.

Aracelis: ¡Eres una tremenda! No abuses de que te amo..

Elena: ¿Yo gano? (preguntó coqueta tomando a Ara de la cintura)

Aracelis: Tú ganas.. (sonrió con su mirada en los labios de Ele)

Un beso lleno de pasión nació en ese momento.  Habían sido tantas las semanas separadas que ambas se morían por estar en los brazos de la otra.

Elena giró quedando sobre Aracelis en la cama, bajando sus besos a su escote, jadeos llenos de deseo escapando de ambas.

Elena: No sabes cuanto extrañaba tus besos, tu piel.. tu aroma que me vuelve loca..

Aracelis: ¡Ele! Ahhh, ay Dios mío..

Un gemido escapó de sus labios cuando Elena bajó su blusa, prendiéndose de un pezón luego el otro.  Aracelis se retorcía de placer, su respiración volviéndose cada vez más agitada, amando como Elena se apoderaba de sus senos, como los recorría con su cálida lengua, succionando, dejando pequeñas mordidas.

Pero al sentir su mano colarse en su pantalón, acariciando su feminidad empapada de deseo, deslizándose maravillosamente, Aracelis terminó de enloquecer.  Su mundo se pintó de mil colores, el nombre de su amada escapando de sus labios.

Aracelis: ¡Elena! Te amo.. te amo..

Elena sonrió besándola suavemente.  Pero la necesidad de amarse, de sentirse después de tanto tiempo, aún no cesaba.  La ropa voló, y ahora Aracelis tomaba las riendas, besando cada rincón del cuerpo de esa mujer que tanto adoraba.

Se acomodó entre las piernas de Elena, besándolas, subiendo poco a poco hasta prenderse su punto de placer.  Ele soltó un fuerte gemido, tomándola del pelo con ambas manos.  Aracelis la llevaba fuera de este mundo con sus caricias, con esos gemidos de ella sobre su intimidad, que pronto comenzó a sentir esa deliciosa presión en su interior, y necesitaba sentirla más.

Elena la tomó de los hombros subiéndola , y girando nuevamente quedó sobre ella, acomodándose entre sus piernas de manera que sus intimidades rozaban de manera perfecta.  Sus miradas conectadas, sus jadeos y suaves gemidos invadiendo el lugar, las dos comenzaron ese baile sensual, amándose como tanto adoraban, moviéndose más y más rápido hasta que estallaron de placer, hasta que un poderoso orgasmo arrasó con sus cuerpos, dejándolas temblando, con respiraciones agitadas, pero saciadas y repletas de amor.

Minutos llenos de mimos, de besos, suaves caricias, pero pronto fueron bajadas de esa nube de amor en la que se encontraban.  La manager de Ara tocó la puerta anunciando que pronto tenía que subir al escenario.

Envueltas en risas las dos se vistieron rápidamente, Elena ayudando a Ara a retocar su maquillaje y arreglar su pelo y tomadas de la mano salieron del autobús.  Un último beso, y Ara salió, siendo recibida por aplausos y gritos de emoción ensordecedores.  Sus fans como la amaban.

Desde un lado del escenario Elena observaba a Aracelis dar su presentación.  Y justo como la primera vez que la vio en aquel paraíso tropical, quedaba deslumbrada con su voz, con su belleza, con esa sensual y tierna manera de desenvolverse en el escenario.

Aracelis volteo a verla guiñando un ojo y mandándole un beso, Elena soltó una pequeña risa mandándole un beso también.

Esa hermosa mujer era su esposa, la madre de sus hijas, su compañera de vida, y nada más podía pedirle al universo.

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Mugrosa, te quiero, feliz día 💛
SinergiaEnLetras

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