Capitulo 3

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O el infierno había cambiado muchísimo y la humanidad estaba cegada o era demasiado estúpida como para ver la verdad o no estábamos en el llamado inframundo.

Me acerqué a la grande y blanca ventana, por la cual se podía ver como se extendía un inmenso prado con hermosas flores de todos los tamaños y colores. Fero tenía muchas cosas que explicarme.

Sin embargo ahora tenía que ser rápida, pues esa era  mi oportunidad, tenía que ocultar lo mejor posible el móvil que por suerte no había encontrado. Abrí el armario dispuesta pero si la habitación me parecía grande, el armario era inmenso. Un vestidor con sitio para zapatos, tres armarios de ropa y cuatro cajoneras a la derecha, todo ello vacio. Al lado estaba su ropa; camisetas, camisas, trajes, corbatas y dos estantes de zapatos. 
Debía ser algún lugar pequeño y en el que nunca se le ocurriera buscar. De repente lo note, una de las tablas del cajón inferior se podía levantar. Me apresure a coger el móvil del pequeño bolsillo y cambiarlo a mi nuevo escondite.
─ ¿Que haces, Bianca?─había vuelto, tenía que inventarme algo y rápido. No sabía desde cuando estaba allí ─Bianca, no pienso repetírtelo, ¿qué coño hacías? ─y sentí como volvía a levantarme el suelo y en sus palabras lo vi realmente furioso por primera vez tuve miedo de él.
─Yo...solo...estaba mirando los cajones...el armario es tan enorme que sentí mucha curiosidad y estaba investigando...─mentí, evitando mirarle a la cara. 
Fero se acerco a mí de nuevo aun estando yo suspendida en el aire e hizo que girara la cara para mirarle .Sus ojos eran negros de nuevo, pero esta vez tenían un matiz frío y malvado al igual que su voz cuando volvió a hablarme de nuevo.
─No creo ni una palabra de lo que dices Bianca. Aun así, ahora tenemos una docena de invitados ahí abajo, así que...vamos─mi cuerpo entonces callo hacia abajo provocándome un fuerte golpe en el trasero.
─¡Levántate!─soltó chillando─¡rápido!
No me lo pensé, me atuse el cabello, me incorpore y le seguí sin decir una palabra. El me cogió de la mano al llegar a la puerta de salida de la habitación y me arrastro a la que estaba segura seria una rara y horrible fiesta.

Nuestra recepción se celebraba en un enorme salón estilo victoriano. Unas lámparas de araña enormes colgaban del techo iluminando a una amplia cantidad de gente vestida con sus mejores galas, como si aquello fuera una fiesta de la alta sociedad y no una celebración del inframundo. Sin duda, en una casa así ayudaba a ocultar todo lo que allí pasara porque no desentonaba para nada.
Fero me sujetaba la mano con fuerza, no sentía dolor pero con su agarre brusco me hacía notar que seguía enfadado y que la cosa no quedaría ahí, algo que no me importaba, pensaba plantarle cara por mucho miedo que me diera.

Bajamos las interminables escaleras que conducían del segundo piso, donde estaba la habitación de la cual acabábamos de salir, hacia el salón. La gente desde abajo no nos quitaba la vista de encima, algo que me estaba incomodando bastante y a lo que estaba segura no me acostumbraría nunca si esto iba a producirse muy a menudo en mi nueva vida. Llegamos a una especie de balcón que se situaba justo antes de las últimas escaleras y Fero sin soltarme la mano se adelantó un poco para estaba segura, dirigirse a los presentes. Mi corazón latía a una velocidad inhumana, nunca había tenido más nervios en toda mi vida.

─Buenas Noches a todos─ dijo con una voz suave y tranquila, nada que ver con la que había utilizado conmigo minutos antes. Era clara y no alta, sospechaba entonces que los sentidos de los presentes estaban sin duda más agudizados que los de una simple humana como yo, por ejemplo─ Estoy inmensamente feliz de presentaros a mi futura esposa─ ¡tierra trágame!, pensé, mientras él  se giraba hacia mi─ su nombre es Bianca y es humana.

La sala se llenó de exclamaciones y murmullos, estaba claro que eso no les hacía mucha gracia, no debía ser algo normal ni en este mundo no solo en el mío era algo inusual al parecer. La expresión de Fero volvió a cambiar de nuevo, si antes pensaba que cuando me había pillado en el armario había dado miedo, estaba equivocada. Sus ojos se volvieron negros, sus pupilas eran llamas y su aura hacía que pareciera mucho más alto de lo que era ya de por sí. Su voz cruel y fría de nuevo, era furiosa ─ ¡SILENCIO!, no tolerare ni murmullos ni subidas de tono promovidas por mis decisiones─ el techo blanco como las nubes, era ahora negro y pequeños rayos producían un ruido aterrador que se retumbaba por la enorme mansión─ al salir de la fiesta, recoged las invitaciones con el lugar y fecha del enlace. Ahora, disfrutad de la velada─ concluyo, mientras el cielo al igual que el recobraban su aspecto normal.

Seducida por LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora