Capitulo 6

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Faltaban dos días para la boda. Llevaba toda la semana con la misma rutina: me probaban vestidos, tocados y zapatos, miles y millones de zapatos como nunca había visto en mi vida.

Al que no veía desde aquella noche era a Fero, a mi futuro marido parecía que se lo había tragado la tierra, cosa que la verdad agradecía ya que después de lo que había hecho no tenía ganas de verle, algo que sin duda no podría evitar en breves.
Mis supuestas modistas se hallaban discutiendo que zapato iría mejor con mi exagerado vestido, cuando la puerta se abrió y un aire glacial inundo la estancia, mientras Fero entraba gritando.
─ ¡Salid de aquí ahora mismo!─las mujeres se miraron, visiblemente confusas ─ ¡Ya!─apremio Fero, gritando mas fuerte si cabe.

Las mujeres salieron inmediatamente a una velocidad que casi parecía sobrehumana. Me preparé mentalmente, estaba claro que su mal humor se debía a mi persona y esta vez estaba preparada para contraatacar. Su ojos llameaban cuando finalmente se giro en los poso en mí, su cara reflejaba una gran furia.

─ ¿Bianca, que estuviste haciendo ayer?

─Que pregunta más estúpida, Fero. Estuve encerrada en mi habitación ya que no te has dignado ni a dejarme salir ni en venir a buscarme desde nuestra salida─ toma esa, pensé.

─ ¡No me hagas parecer tonto, Bianca!─ chilló lleno de furia, mientras se acercaba a mí a la velocidad de un rallo y me estampaba contra la pared, aunque no me hacía daño, por primera vez desde que estaba aquí, sentía verdadero pánico.

─Ayer se hizo una llamada desde esta habitación y no hay nadie más aquí, de modo que, te lo volveré a preguntar Bianca ¿Qué coño hiciste ayer?─decidí seguir muda. Es verdad había usado el teléfono. Llame a mis padres, necesitaba oír la voz de mi madre. Fero tenía razón, no se acordaban de que tenían ninguna hija llamada Bianca.

─ ¿No piensas contestar?─ su tono era tan amenazador como parecía, pues sus ojos volvían a teñirse de ese rojo escarlata.

Notablemente furioso se acercó a mí, me cogió de la mano bruscamente y me arrastró fuera de la estancia. No me atrevía a pronunciar palabra, pues suponía que eso le pondría furioso y sus castigos me perjudicaban, no quería exponerme a sus caricias y saldría perdiendo una vez más.

Bajamos las dos plantas de la gran casa, atravesamos el salón que ya había visto en una ocasión y nos metimos detrás de una puerta que se escondía detrás una gran cortina roja. El lugar olía a descomposición y humedad, acompañado de una luz lúgubre y un frio que calaba los huesos, haciendo que mi cuerpo tiritara de manera involuntaria.

Fero me arrastraba sin compasión por los silenciosos pasillos de lo que parecían unas mazmorras. Sus huesos no debían sentir frio como los míos, ya que su cuerpo no se movía como hacia el mío.

─ ¿Ves ese enorme precipicio?─miré hacia el lado que señalaba en donde, efectivamente había un acantilado─ Ahí, si te caes vas al infierno. Al final del acantilado hay una especie de lava que descompondrá tu cuerpo en miles de pedazos. Te aseguro que el infierno no es tan bonito como piensas...

─ ¿Me estas amenazando?, porque si lo es, déjame decirte que no te creo─ le dije convencida mirando a esos ojos rojos como la sangre que me miraban llenos de rabia. Fue entonces, cuando me empujo.

Comencé a caer y mientras caía gritando, podía sentir el calor de la lava. Cerré los ojos. Mis últimos pensamientos fueron para mis padres, mi hermano. Sentí que unos brazos que me sostenían y después todo se volvió negro.

Me desperté de nuevo en mi cuarto, el cual, estaba empezando a odiar. Toda me existencia se reducía a esas cuatro paredes desde que había llegado aquí. Dos semanas encerrada, trescientas sesenta horas, veintiún mil seiscientos minutos y un millón doscientos noventa y seis segundos. Era sorprendente lo buena que me había hecho pensado con tanto tiempo libre y sola como el que había estado.

─La próxima vez, dejare que la lava te consuma Bianca. No pongas a prueba la poca paciencia que he tenido contigo y no olvides que aquí tienes que obedecerme en todo ─ pronuncio Fero en un tono aterrador cogiéndome por las mejillas y acercándome a su cara. ─ ¿Lo has entendido?... Me quede mirando y no le contesté a lo que el levanto su voz, pronunciando la misma pregunta.

─ ¡Sí, lo entiendo!

─La boda se ha adelantado, nos casamos mañana. Les dejare a tus estilistas que entren ya que sin duda, se les ha acumulado el trabajo. Descansa esta noche amor...─ soltó con una gran sonrisa sarcástica para a continuación susurrarme─...ya que mañana me encargare de que no puedas dormir y diciendo aquello se alejo dejándome a mí con unas sonrosadas y acaloradas mejillas. ¡Pues estaba listo, mañana no me pondría una mano encima!

Si esas mujeres estaban histéricas antes, con la noticia de seria mañana andaban en una contrarreloj. Una persona normal definitivamente no se podía mover tan rápido, parecía que llevaban unos patines y se pudieran deslizar por encima del suelo. Acaban muy tarde, tenía un sueño horrible, algo que sin duda me provocaría unas ojeras horribles mañana.

─Señorita Bianca, la despertaremos en seis horas. ¡Descanse!

Descansar, claro. Lo que iba a hacer mañana era beber, estaba segura de que habría algo para que en mi noche de bodas pudiera quedarme dormida .Fero tendría una gran noche de bodas, pelearía en contra de ese maldito de Lucifer hasta mi último aliento. Me metí debajo de las sabanas calientes y me dormí pensando en mis padres.

Fero me despertó, se suponía que tendrían que ser quienes me iban a vestir para la gran ceremonia no él.
─Bianca, mi amor. Tenemos que irnos, ¡rápido! Ya están aquí-¿mi amor, desde cuando me decía eso y con unos ojos que parecían adorarme?
─Contigo iría al fin del mundo y lo sabes .No te preocupes les venceremos juntos, nuestro amor es más grande que todo el universo─ espera, eso no es lo que quería decir. Yo odio a este hombre, eso es lo que tenía que haber soltado por mi boca.
Fero me agarraba de la mano mientras corríamos por las interminables escaleras de los cuatro pisos de la gran mansión. Cuando llegamos a la gran puerta principal, aun era de noche, sin embargo, al abrir la puerta un gran resplandor cegador seguido de un gran viento nos empujo de cabeza contra un suelo negro. Delante de mí una extensión de terreno negra como el azabache de la que mis ojos no alcanzaban a ver el final se extendía en llamas.

─Lucifer─ Un hombre alado con una armadura bañada en oro y con rubios cabellos, nos miraba desde el cielo, portando una gran espada─ Hoy es el día─ mientras bajaba del cielo a toda velocidad con la enorme espada derecha hacia el corazón de Fero, mientras yo gritaba.

Me desperté bañada en sudor, aun chillando. Todo había sido un sueño y uno de los raros. Un sueño del que no me olvidaría y sobretodo, en cual pude sentir el amor que le tenía a ese hombre, algo muy vivido y no muy normal en un sueño. Mi corazón aun palpitaba.

─Señorita, despierte. Es la hora

Es verdad era la hora. Solo había sido un sueño, este rey de todo el inframundo me haría su esposa en contra de mi voluntad, pero nunca jamás le daría mi corazón. ¡Prepárate Fero, no seré tu mansa esposa!

Gracias a todos por su gran apoyo y por la gran espera. Subiré mas a menudo a partir de ahora.Espero que os haya gustado el nuevo capitulo y no os olvidéis de comentar y de darle a me gusta.Os recomiendo también mi nueva historia Mi Flor Venenosa,no os perdáis esta otra gran historia.¡Gracias de nuevo a todos son increíbles!

Seducida por LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora