Seducida por Lucifer

Capitulo 7

                  

CAPITULO 7

Mi vestido era negro, como el campo horrible y quemado que había visto en mi sueño. ¿Cómo podía una novia vestirse de negro el día de su boda? Por lo que yo había visto y me habían contado una novia siempre se casaba de blanco, ya que el negro actualmente, en la religión cristiana era símbolo del luto. Aun recordaba cuando era pequeña, como mi abuela había estado varios meses llorando delante de la foto de mi abuelo vestida completamente de negro.

Fero tenía que explicarme muchas cosas, pero muchas, y no pensaba dejarlo para después de la boda, ¡me iba a oír!

Me negaría  a ponerme ese vestido y así se lo hice saber a las sirvientas del hombre cruel que sería mi marido en unas escasas dos horas.
─Señorita por favor, no nos lo ponga mas difícil...
─No, lo siento. No hasta que Fero me explique porque tengo que casarme de luto.

A los diez minutos Fero se aparecía en mi cuarto y de nuevo con esos ojos rojos y esa aura peligrosa que me infundía miedo, aunque no pánico.
─ ¿Intentas agotar mi paciencia o es que simplemente te gusta el lugar a donde te lleve antes?
─No me voy a vestir de luto. Me niego ─dije sin rodeos, mientras me cruzaba de brazos y lo miraba desafiante.
Fero me miro extrañado y de repente sin más, una sonora carcajada inundo la habitación. Su sonrisa era hermosa, hacia que en su ya hermosa cara alrededor de sus ojos se formaran unos ojuelos que hacían palpitar mi corazón aunque lo odiara.
Se acerco a paso lento, mirándome de arriba a abajo
─Lo siento, Bianca. Tienes que seguir las costumbres, las cuales, dicen que ese vestido y ese color es el que tienes que llevar. Al igual que muchas otras cosas que tendrás que hacer en la ceremonia.
─ ¿Más cosas?, ¿qué cosas?... ¿me vas a quitar la sangre o algo parecido?
Fero me mira, sonriendo de nuevo .Su mirada me hipnotiza de nuevo y el buen humor que tenia, mas aun si cabe.

Entonces sin más, y de la manera más natural como si fuéramos una pareja normal y nos atrajera una fuerza magnética nos fuimos acercando poco a poco y juntando nuestros labios. Su lengua se movía en mi boca, provocando que mi estomago se contrajera, mientras comenzaba a sentir un inmenso calor por todo mi cuerpo. Como si mis brazos tuvieran vida propia me aferre a la camisa de Fero atrayéndolo más hacia mí, profundizando el beso y deseándolo con todas mis fuerzas.

Tuvo que ser él, quién acabara el beso y se separara de mí, mostrándome una sonrisa de autosuficiencia mientras volvía a acercarse para juntar sus labios de nuevo con los míos unos segundos más, pero sin llegar a profundizarlo esta vez.

-- Nos vemos en unas horas, Bianca- y desapareció de la misma  forma que lo había hecho otras tantas veces, evaporándose delante  de mis ojos.

Caminaba  por el pasillo, encima de una gran alfombra roja que llegaba a un especie de altar rojo con negro a su alrededor, igual que mi vestido.

Salvo porque yo sabía que aquella gente eran diablos disfrazados, cualquier humano como yo ,pensaría que aquella era una boda como otra cualquiera y no que una chica de dieciocho años se iba a casar con el señor del infierno.

Una inmensa tristeza me recorría mientras caminaba. Nunca había tenido deseos de casarme, ni había escrito en un cuaderno como quería que fuera mi vestido de novia, pero si quería que mi padre me llevara al altar y me diera un beso en la mejilla antes de entregarme al hombre de mis sueños. Situación que distaba mucho de la realidad que se presentaba ante mis ojos. Cuando llegué al final de la inmensa alfombra roja, Fero me cogió de la mano, para posteriormente agarrarme de la cintura y acercarme a él.

La persona que estaba detrás del altar era un hombre menudo, calvo y que llevaba una toga negra. Como comenzó a hablar,  de su boca salían palabras en latín, lengua que conocía algo porque era una enamorada de la pintura y la escultura antigua, pero de la que no conocía como para entender todo lo que una persona hablaba.