Capítulo 4
Me quedé dormida llorando. Me desperté al oír a alguien que chillaba mi nombre enfurecido. Era él, estaba segura.
─Bianca, por dios...levántate y ponte algo. Te doy cinco minutos, ni uno más. Te dije que cenaras, no estás comiendo lo suficiente y quiero a mi futura esposa sana.
─Me importa muy poco lo que tú quieras, no quiero comer. Quiero dormir y olvidarme de ti y de toda esta mierda─ le solté sin pensar medio dormida aun.
Entonces las sabanas se elevaron al igual que mi cuerpo, desnudo y liviano como una pluma y me coloco así justo delante de él.─Yo que pensaba que te había quedado claro que a mí no puedes desobedecerme y no solo lo haces, sino que además me acabas de mandar a la mierda. Tu misma lo has querido, Bianca─ un chasquido de sus dedos y la habitación desapareció.
Mis ojos se horrorizaron. Estábamos en una sala no más pequeña que mi antiguo cuarto. En el medio había una gran cabina con una cama, su alrededor era completamente de cristal de manera que se podía ver perfectamente lo que pasaba allí.
Fero me siguió elevando hasta que quedamos los dos dentro. Un nuevo chasquido de sus dedos y apareció de repente un motón de gente. Yo seguía desnuda, indefensa y por si fuera poco las mismas cuerdas de siempre me cogieron de mi suspensión en el aire y me ataron a la cama a pesar de que no cabecero al que sujetarse.
La gente se acercaba al cristal, curiosos por lo que estaba a punto de pasar. Miles de ojos mirándome, miles de ojos observándome a mí y Fero, mientras rasgaba la colcha entornado de nuevo sus ojos y yo quedaba totalmente desnuda delante de ellos. Sus labios comenzaron a besarme los pezones, haciendo que estos se endurecieran. Sus manos recorrían mi cuerpo hasta llegar rápidamente a mi sexo, el cual comenzó a rozar arriba y abajo provocándome, excitándome. El ser tocada de esa manera por él me encantaba y mi cuerpo reaccionaba, hasta que abrí los ojos. La gente seguía ahí, las mujeres me miraban como si me quisieran matar, murmurando mi suerte de que Fero me tomara delante de todos ellos por mi mal comportamiento. Los hombres me miraban lascivos, como si quisieran estar ellos en su lugar y mi deseo despareció. Por culpa de mi carácter obstinado y con tendencia de desobedecerle iba a perder mi virtud delante mucha gente en vez de que con él.
─ ¡Fero, por favor, Para!─ supliqué agobiada. No quería esto así─ perdóname, te juro que te haré caso, por favor.
─ ¿Por qué quieres que pare?─ me acuso, mientras metía uno de sus dedos dentro de mí, haciendo que un gemido saliera de mi boca─ a tu cuerpo parece que le gusta y a ellos también les gusta ver lo que te estoy haciendo─ dijo mientras miraba hacia ellos y bajaba su cabeza a donde estaba sus dedos, mientras dos nuevas cuerdas tiraban de mis piernas dejándome totalmente abierta de piernas.
─Fero…por favor, aquí no…
Sin embargo, el no me hacía caso. Su boca estaba a escasos centímetros de mi sexo, podía sentir su aliento. Casi no veía de lo aguados que tenía mis ojos, pero aquella gente seguía allí. Nadie se había ido, como si tuvieran que estar contemplándolo.
─Te lo suplico, por favor. Te haré caso, Fero por favor…─ su cara se levantó hacia mí. Una sonrisa malévola, surcaba su boca.
─Dime que me deseas. Dímelo y te suelto─ ¿delante de toda esta gente?─no tengo todo el día Bianca, ¿o quieres que todos te vean como hago que llegues a las estrellas con mi lengua?
─Por dios…te deseo, Fero, claro que te deseo, mira como estoy…
Sus ojos rojos me miraban, satisfechos y llenos de deseo. Aproximó a mí sus labios suaves como aquella primera vez en mi casa. Eran suaves, lujuriosos pero intensos cargados de emoción.
Se separó de mí en lo que me pareció muy poco y a continuación todo desapareció, estaba sola en la gran cama, encerrada y sola, completamente sola. De repente algo me golpeó la frente suavemente y me desperté. Había sido una pesadilla, pero no una pesadilla normal, ya que aquello parecía real. Era imposible.
Fero estaba delante de mí con una sonrisa en su rostro, su mirada seguía siendo roja y lujuriosa.
─Eso…fue…
─ ¿Real?─ asentí ante su pregunta─ No, pero eso lo que tendría que haber sido si eso que me dijiste lo hubieras dicho en público. Nuestras normas son diferentes a las tuyas, Bianca. Nunca olvides que aunque parecemos humanos no lo somos. La lujuria, el placer y la maldad forman parte de nuestra naturaleza, somos demonios, para eso hemos nacido.
─Tú no eres así…tu eres…
─ ¿Diferente?─asentí de nuevo y el soltó una carcajada─ Yo creo que tenemos elección, pero no puedo olvidarme de las costumbres de nuestros antepasados, las cosas se hacen con calma, a su debido tiempo y lo que tu contestas es una ofensa que no podría quedar impune. De manera que hazme caso, porque la próxima vez no será un sueño y no olvides que aquí, menos en esta habitación, por supuesto, nos vigilan. Ahora vístete, rápido. Voy a llevarte a un sitio a cenar conmigo, imagino que estarás hambrienta…
─Si, la verdad─ dije más tranquila a lo que me apresuraba a vestirme.
Me puso un sencillo vestido de manga larga, medias y zapatos de tacón no muy altos. No sabía a dónde iríamos, pero solo el ya salir de aquel sitio me parecía un plan estupendo.
Fero me cogió de la mano y casi corriendo bajamos las escaleras. El coche, un Audi descapotable estaba ya a la entrada de la mansión.
Me abrió la puerta del copiloto, sonriendo, parecía feliz. Sus ojos volvían a ser negros de nuevo, con un matiz brillante,¿podría ser emoción?. No sabría decirlo, pero después de lo que había pasado en aquel lugar, era mejor que disfrutara y sobretodo, que mi boca permaneciera cerrada.
No quería volver a sentir aquellas miradas, solo queria que una mirada estuviera posada en mi en ese momento. Miré a mi futuro esposo, él me había arrastrado aquí, a este mundo desconocido, ese mundo al que te temías de pequeña y el cual, no estaba tan mal. Suponía que no estaba tan mal, porque el me protegía, velaba por mí, una revelación que hacía que lo odiara un poco menos y que por lo menos hoy, disfrutara de su compañia.
Buenas a tod@s!aquí un nuevo capítulo, Un poquito más corto, ya que he tenido menos tiempo para desarrollarlo y subirlo. Me gustaría mucho saber vuestras impresiones y si cambiaríais algo o si os imagináis algo, porque pronto veremos que nada es lo que parece. Nos vemos el próximo domingo,besos.
Yolanda
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Seducida por Lucifer
RomanceBianca es una chica alegre, normal y realmente hermosa para sus diecisiete años de edad.Su vida es monótona, clase, estudios, su hermano Nicky y sus padres a los que adora con toda su alma.Pero hoy 30 de Septiembre Bianca cumple dieciocho años,un a...