Capítulo 2

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A los pocos minutos oí los murmullos y el griterío que me indicaban que mis padres y mi hermano Nicky habían llegado. Tenía que recomponerme. Si mañana iba a ser mi último día con ellos. No podían verme sufriendo y lamentándome.

De modo que, me sequé las lágrimas, me incorporé del sofá y esperé con una sonrisa a que entrarán en el salón.

─ ¡Mañana es tu cumple, Mañana es tu cumple!...─dijo mi hermanito Nicky entusiasmado. Desgraciadamente pensé yo, ya que después de eso ya no estaría más en esta casa.

Jugamos un rato a la consola y nos fuimos a dormir temprano ya que mañana nos esperaba un día cargado de emociones y sorpresas.

Noté que él estaba allí incluso antes de verle. Estaba apoyado en el armario de mi cuarto, arrogante e increíblemente sexy con unos vaqueros desgastados y una camisa blanca con el primer botón desabrochado.

Sonrió al verme y chasqueo los dedos. Estaba segura que ahora estaríamos aislados y que nadie podía vernos u oírnos. Aún me resultaba increíble que este hombre tan sexy y señor del inframundo se convertiría en mi marido muy pronto.

─Te he traído un regalo─ dijo sin dejar de sonreír, mientras señalaba una caja blanca enorme y cuadrada que ocupaba mi cama. Desenvolví el lazo rosado que llevaba cubriéndola y no pude reprimir mi asombro. En el interior de la caja se encontraba un vestido rosado largo de gasa. Era realmente hermoso, pero no quería aceptarlo.

─Es precioso, pero no puedo aceptarlo─ le dije cerrando la caja de nuevo─ gracias de todas maneras.

─Eres mi futura esposa. No te lo estoy sugiriendo. Te lo pondrás mañana antes de que te recoja, ya que asistiremos a una recepción en nuestro honor. Todos deben saber que en menos de un mes me casaré y quiero que lleves este vestido ¿entendido?─ entendido dice. ¿Qué se cree, que puede tratarme como un felpudo?

─No soy tu marioneta, idiota─ dije acercándome a él desafiante. No pensaba permitir que me pisoteara. Podía ser una simple humana, pero él no podía quitarme mi derecho a decidir sobre mi misma.

─Cuidado Bianca. Puede que contigo sea diferente ya que serás mi esposa, pero no olvides que soy el rey del inframundo y que tengo deberes, responsabilidades y una reputación que mantener. No me vuelvas a contradecir y menos en público o me veré obligado a castigarte─ sentenció misteriosamente, mientras sus ojos adquirían de nuevo un tono negro como el carbón.

─ ¡No me asustas con tus amenazas!

Ni siquiera la vi. Sólo sentí como una cuerda gruesa se enroscaba en mis manos, las justaba y levantándose sola elevaba mis manos hacía el techo, mientras me suspendía a ras del suelo. Fero me miraba sonriente y lascivo demostrándome que estaba equivocada totalmente. Sin embargo, no sentía miedo sino mucha rabia por haber perdido contra él. Ahora estaba totalmente a su merced.

Sabía que no iba a perder la oportunidad de tocarme, algo que yo también comenzaba a desear. Su dedo anular recorrió mi labio, haciéndome arder por dentro poco a poco, mientras su mano izquierda bajaba por mi cuello acariciándome lentamente. Mi respiración cada vez era menos irregular.

─ ¡Eres mía, Bianca! Mía para poseer, atormentar y hacer cumplir mi voluntad. Nunca podrás resistirte al deseo que sientes por mí, soy la lujuria personificada. No te olvides de ponerte el vestido mañana. A las doce, Bianca. Ni un minuto más.

Y dicho eso las cuerdas se soltaron, haciendo que cayera plácidamente en mi cama y me sumiera en un dulce y profundo sueño.

Me desperté sobresaltada con las primeras luces del sol que se colaban por mi ventana y los grititos de mi hermano Nicky, mientras me deseaba un feliz cumpleaños.

Seducida por LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora