—¡Mia apúrate, ya es tarde! —gritó Julian desde su auto.
Me tomé hasta el fondo el vaso con avena que me había preparado mi mamá, supuestamente para fortalecer el cerebro, la piel y mantenerme saludable. Tomé mi celular y mi bolso y salí apurada, tanto que se me olvidó echarme desodorante.
¡Demonios! ¡Oleré a gordito sudado!
—¡Ya voy!—me subí a su bebé como lo llama él, en los asientos traseros ya que de copiloto iba su mochila.
Sí, para que vean que tan importante soy.
—Y...¿lo pensaste? —le pregunté abrazando el asiento del copiloto aun sentada.
—¿Qué cosa?—preguntó confundido deteniendo el auto por el semáforo en rojo.
—Tenemos que vengarnos de Danika. Hacerla sufrir. —dije con una sonrisa de psicópata.
—No le haremos nada, Mía. Somos buenas personas.—Dijo con semblante serio pero después estalló en carcajadas y yo las seguí.—¡Es broma! Ayer le lancé huevos a su auto mientras dormía.
—¡Calmate, malote! Tengo un plan mejor.—dije haciendo un movimiento con mis manos.
El sonrió y se estacionó en el estacionamiento del instituto. Apagó el auto y se volteó hacia mí con su ceño fruncido.
—¿No piensas decírmelo? —preguntó furioso y pude verle una pequeña vena que sobresalía de su frente.
¡Que no sea lo que pienso! ¡Que no sea lo que pienso! Que me diga que es gay pero que no sea lo que pienso.
—¿De qué hablas?—pregunté haciéndome la tonta. Sonreí para alivianar la situación pero no funcionó.
—Te irás en dos días. —dijo golpeando el asiento del copiloto.—¡Te irás!
—Lo siento, ¿si? —dije cabizcaja viendo mis manos.— Recién me enteré ayer y hubiese preferido que fuera una pesadilla.
— Creeme que lo es. —dijo bajando del auto, acción que repetí. Él llegó a mi lado y pasó su brazo por mis hombros.— Harás mucha falta aquí.
—Espera...¿cómo lo supiste?—pregunté confundida.
—Tu mamá me lo dijo hoy en la mañana antes de irse a no sé donde.—mencionó encogiéndose de hombros. —Debes decirle a Martijn. A él le afectará más de lo que crees.
—Lo sé pero buscaré el momento adecuado para decírselo.
***
Entré al salón y todos estaban sentados en sus asuntos pero el profesor aun no había llegado. Caminé hacia los asientos de atrás donde se sentaba mi grupo y me deje caer en la silla.
Hoy sería un día muy estresado porque tenia practica de Lacrosse y luego tenía que reunirme con las porristas. Sé que me iría en dos días pero iba a disfrutarlo todo.
—Buenos días chicos. El profesor Colt no podrá venir porque está en el hospital.— comentó la secretaria en medio de la clase.
—Entonces...¿no vendrá? —pregunté con evidente alegría y la secretaria negó.
—¡Sí! ¡Hora libre! ¡Vámonos!—gritaron Julian y Martijn y todos salimos corriendo en busca de la libertad.
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Mejores Amigos ¿por siempre? (Martin Garrix)
FanfictionUn grupo de amigos viven su adolescencia sin límites. Experimentando cosas nuevas y siguiendo su pasión. Por alguna causa del destino, su amistad se rompe por un error. Ahora lo que los une es odio y rencor. Pero, ¿Qué pasaría cuando la vida les la...