Capítulo 12/ La llegada

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El avión ya había aterrizado. El viaje duró cinco horas. Cinco horas donde no pude dormir debido al niño malcriado que estaban sentado atrás de mí golpeando mi asiento; y turbulencias.

¿Mencioné que odio volar en avión? ¿no? Bueno.

Tomé mis maletas de la banda deslizante con un poco de dificultad. El aeropuerto era enorme y estaba lleno de personas corriendo de un lugar a otro. Dirigí mi vista al gran reloj que estaba en la pared y marcaba pasadas las tres. Busco con la mirada a mi padre en el grupo de personas con carteles pero no lo veo.

La ansiedad empezaba a hacer acto de presencia. Me sentía atrapada en medio de esta gran multitud sin salida. Opté por salir del aeropuerto y llamar a mi padre pero no contestaba.

Lo que me faltaba. ¿Ahora que hago?

No podía tomar un taxi porque, para empezar, ni siquiera sé donde están los taxis y segundo, cuando intentaba preguntarle a las personas simplemente me ignoraban.

Froto mis manos sudadas con mi pantalón de mezclilla desgastado en un intento de alejar los nervios. Lo cual parecía ridículamente estúpido que estuviera nerviosa por ver a mi padre. La última vez que lo vi fue en su boda hace dos años. Allí fue cuando conocí a mi hermana Peyton. Al principio, cuando me enteré que la razón por la que mis padres se separaron fue porque él le fue infiel a mi madre, empecé a odiarlo. Lo odié porque rompió nuestra familia. Y fue mas desgarrador cuando supe que tenía una hermana; los primeros días la odiaba, la aborrecía porque ella destruyó mi familia, pero luego entré en razón y comprendí que ella no tenía la culpa. Nadie controla los sentimientos.

Quizás la fallida relación de mis padres fue una razón por la que nunca me enamoré.

Después de un tiempo conocí a Lily—la esposa de mi padre — y establecimos una relación muy buena. Ella era agradable y muy cariñosa, al igual que Peyton.

A lo lejos, un hombre con un traje formal de aspecto fornido se dirige a mi con un cartel en la mano con mi nombre. A su lado, tomados de la mano viene Peyton con sus típicos lentes enormes y sus trenzas. Toda una nerd de 13 años. Cuando llegan hacia mi los abrazo.

—¡Los extrañe tanto!— susurré limpiando una lágrima. Mi padre me sonrió y pasó sus manos por mi cabello alborotandolo un poco.

—¡Mi bebé, estas hermosa! — comentó examinandome —Ven aquí, también te extrañamos.

Abrió sus brazos y lo volví a abrazar.

—¿Y tu, mocosa, no piensas saludarme?— le pregunté a la castaña. Ella me sonrió y se abalanzó hacia mi estrechandome en sus brazos.

—En serio, me hacías falta. Te extrañe mucho.— se sopló su nariz con sus dedos y los pasó por mi blusa.

Que refinada. Se parece a mi.

Mi padre tomó mis maletas y las subió a su auto. Luego de eso, nos subimos y nos fuimos.

—Por cierto, ¿por qué te pusiste un traje? — pregunté confundida mientras buscaba una musica de mi agrado en la radio.

—Quise estar bien vestido para cuando volviera mi hija. A la que por cierto tenía dos años sin ver.—meneó la cabeza de un lado a otro al ritmo de una música en la radio.

Mejores Amigos ¿por siempre? (Martin Garrix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora