ႮΝ ᏞႮᏀᎪᎡ ᎷᎬᎫϴᎡ〘RᴜsAᴍᴇ〙

〘04〙

En repetidas ocasiones, giraba su cabeza para observar los alrededores; sin embargo, solo lograba ver a los gigantescos árboles que le rodeaban. Ahí, sólo se encontraban ellos dos.

El gran sol comenzaba a ocultarse entre las montañas, mostrando un hermoso crepúsculo a la distancia. Los últimos rayos de sol iluminaban su camino. No obstante, mientras más se adentraban, las grandes copas de los árboles cubrían el cielo casi por completo, evitando que los pocos rayos solares tocaran el suelo.

Una sensación de sentirse observado le impulso a mirar atrás y, obviamente, no había nada.

Su corazón empezó a agitarse, ambas manos empezaron a temblar. Sus ojos no podían estar más alerta. Una oleada de temor inundó su cuerpo. Lentamente, el terror comenzaba a dominarle la mente.
USA se hallaba ahí, sintiéndose abandonado, con una oscuridad creciente y sofocante; asustado de algo invisible.

Aquel miedo no se disipó, se hacía cada vez mayor al seguir caminando. El ambiente comenzó a tornarse helado, igual que un despiadado invierno. Sus pequeñas manos temblaban de miedo y frío, su corazón dolía más y más con cada respiración. No debía seguir caminando, algo en su interior le decía que no era bueno.

Aunque quisiera detenerse para tratar de calmase, sus piernas no paraban, caminaban por cuenta propia.

Todo esto lo ponía mal, jamás experimento algo así. Él no es el tipo de niño miedoso, con terror a la oscuridad o estar sólo, nunca ha tenido miedo a las fantasías de los más pequeños; sin embargo, algo era diferente en el lugar, pues un sentimiento de no ser bienvenido lo acogió.

Lloraría en cualquier momento si las cosas continuaban de ésa manera. Odia llorar, pero está muy asustado.

Debía detenerse, correr en dirección contraria hasta llegar a su casa, donde estaría seguro. Sin embargo, sus piernas siguen sin obedecer.

Con la faltan de luz, todo empezó a distorsionarse de manera espantosa. Observaba raras formas en los árboles, las horribles y deformes sombras no tardaron en aparecer, el viento soplaba y con el traía sonidos extraños.

No quería escuchar, no quería ver.

Entro en pánico. Ya ni siquiera sabía si era buena idea salir corriendo, pues había la posibilidad de terminar perdido.

Los pensamientos negativos llegaban a su mente como si alguien se los susurrara al oído.

Cerró fuertemente los ojos, así evitaría ver todo a su alrededor, también, cubrió sus oídos con las manos. Esperaría a qué todo terminará, o que las cosas simplemente siguieran fluyendo. No dejó de caminar en ningún momento, lo cual, ya no le importaba; sólo se dejaría llevar.

— ¡Hey!

El grito repentino del chico llamó su atención; haciéndole volver a la realidad, y recordándole que no se encontraba sólo.

El albino estaba a unos metros alejado de él, mirándole intensamente. Tenía el ceño fruncido y una expresión de enojó. Entonces, notó que aquel mal rostro no iba dirigido a él, el chico miraba algo a su espalda. Con movimientos bruscos, sacó un objeto de su bolsillo, era una botella de vidrio, con un extraño líquido en su interior.

— ¡Fuera de aquí!

Estados Unidos inmediatamente se agachó y cubrió su cabeza; protegiéndose. Sin embargo, esa cosa no iba dirigida a él, sino, a lo que sea que estuviera detrás de su espalda.
El sonido del vidrio quebrándose en miles de fragmentos inundó sus oídos. Y, de una manera más sutil, escucho las hojas del suelo moverse y romperse, como si un animal se arrastrará por ellas.