17

5.2K 525 13
                                    

Mabel miraba a bestia, realmente era una bestia. Era parecido levemente a  Thunder pero más grande y más temible, tenía ojos blancos y unos colmillos tan gran como los de un león, podía ver unas alas pero no eran bonitas, no, era negras como la de un cuervo casi desplumado y tenía garras listas para despellejar.

— Te lo dije,  lo controla todo.— Dijo Kaled asustado.— Muévete lentamente hacia atrás y cuando sea el momento corre.

Mabel estaba paralizada y apretó aún más a Kaled con intensión de protegerlo de la bestia frente a ellos. Sin embargo, no contó con que Thunder saliera en ese momento de entre unos árboles y se tira contra la Bestia.

—¡Thunder No!— Mabel intento alcanzarlo pero el macho la miró asustado.

—¡MABEL CORRE!

—¡Mabel vamos!— Exclamó Kaled bajándose de ella y tomó su mano para tirarla obligándola a correr.

Mabel miró por una última vez a Thunder y comenzó a correr con Kaled. Cada vez más el bosque se hacía oscuro y frío, daba miedo.

—¡Hay una puerta por este camino, sigue corriendo Mabel!— Exclamó Kaled.

Mabel escuchaba las pisadas de la Bestia detrás de ella ¿Que había sucedido con Thunder? ¡¿Lo habría matado?! ¡No, no iba a pensar en eso! Tenía que resolver todo esto rápido.

Tenía que parar a la Bestia.

(*)

Alpha miraba preocupada como Thunder y Mabel jadeaban, gemian y se movían como estuvieran corriendo por sus vidas. La ganas de interrumpir la sección la invadió pero sabia que si lo hacía podría empeorar la situación y también podría dejar a Mabel atrapada en la mente de Thunder.

— Tranquila, todo estará bien.— Le susurro Vengance y Alpha cerró los ojos recostandose en él.

— ¿Ven?

— ¿Si?

— Abrázame, estoy asustada por ellos.

Alpha no tardó en sentir los brazos de su macho rodearla y la calidez de él tranquilizarla. ¡Dios, como lo amaba! Parecía que había sido ayer cuando lo conoció pero ya habían pasado años desde ese momento.

— Mí amor.— Dijo Alpha sorprendiendo a Vengance, pocas veces Alpha lo llamaba así y no es que ella no sea amorosa, es muy amorosa con él pero, su apodos hacia él son: Ven, cariño, a veces por ser juguetona le dice tío, entre otros.

—¿Si? ¿Que sucede bebé?

— Todo esto me hace pensar que soy afortunada de haberte encontrado. No solo aceptaste a Millón y a Alpha, también aceptaste a Layla... Me aceptaste por completo y has cargado mis penas y dolor como si fueran tuyos, no me has dejado sola por ningún momento y si soy lo que soy ahora es por ti... A veces me pregunto ¿realmente te merezco?
¿ soy suficiente para ti?

— Mmm ¿Por qué te preguntas eso? ¿Tienes inseguridad de algo? Dímelo pequeña, te juro que eres y serás siendo siempre la única para mí.— Dijo Vengance suavemente y con seguridad.

Alpha miró hacia arriba para encontrarse con sus ojos, aquellos que siempre le quitaron el aliento y que la enamoraban aún más.

— Yo... Solo pienso que eres demasiado perfecto para mí, eres mí dios ¿Entiendes eso?

— Como tú eres mí diosa, trato de ser lo mejor que puedo por ti, mí cosita blanca, solo por ti. Antes... No era un buen macho, era un terrible macho que ahora me da un poco de vergüenza recordarlo. Estoy agradecido que no me hayas conocido en ese momento. Eres mí todo Alpha, soy yo quien debe preguntarse esas cosas porque eres perfecta.

Alpha sonrió jugando con los dedos del macho y luego le puso la mano en su vientre.

— ¿Es un mal momento para decirte que volveremos a ser padres?

Vengance sonrió, ya tenían muchos hijos unos 7 pero le encantaba tener más y siempre le encantaría dejar a su hembra embarazada.

— Espero que Thunder mejore pronto, necesitaré ayuda para volver a ampliar la casa.

Alpha sonrió y Vengance la besó, ahora el macho entendía porque su hembra estaba muy sensible.

(*)

Mabel ya estaba cansada de correr, al parecer el camino era largo y aún podía escuchar a la Bestia detrás de ella¿O era su imaginación? Alpha le advirtió que su mente podría jugarle una mala pasada.

—¡Aquí está!— Gritó Kaled.

Mabel miró hacia lo lejos para ver una puerta azul que parecía brillar, como si la llamara. Mabel aceleró más el paso cuando escuchó un fuerte gruñido detrás de ella y eso la motivo a correr más rápido.

—¡Oh mierda!— Exclamó Kaled mirando detrás de ella y Mabel también miró para encontrarse con la Bestia.—¡ No dejes que cruce esa puerta!

—¡¿Que?!— Mabel ya estaba cerca de la puerta y se detuvo jadeando cuando vio que Kaled corría hacia la Bestia.—¡¿Que haces?! ¡No vayas!— Dijo deteniendole por el brazo.

— Yo no puedo dejar que te atrape, el me quiere a mí. Tu cruza esa puerta y cierra con seguro, lleva buscando esa puerta hace mucho tiempo, no debes dejar que entre.

—¿Que? ¿Por qué?— Mabel vio como la Bestia avanzaba lentamente como si los estuviera acechando.

— Ahí adentro está mí recuerdo más preciado... La bestia quiere destruirlo, no lo dejes hacer.— Kaled la miró y le besó la mano.— Te amo. ¡Sal de aquí en cuanto puedas, no dejes que te atrape!

— Pero ¿Que sucederá contigo?

— No lo sé.— Kaled miró a la Bestia y supo que debía darse prisa.—¡Entra ahí!

Kaled abrió la puerta y la empujó hacia adentro en un movimiento rápido.

—¡Espera, no!— Dijo Mabel cuando Kaled cerró la puerta con una llave que él tenía colgando de su cuello y luego la deslizó por debajo de la puerta.— ¡Kaled!— Mabel agarró la llave con intensión de abrir la puerta pero está estaba rota, supuso que Kaled la rompió aproposito.—¡Kaled abre!

Pero fue tarde cuando escuchó los gritos y ruido de pelea para luego ver cómo se filtraba sangre por debajo de la puerta.

—¡No, no!— Negó sin poder contener las lágrimas.—¡KALED!

Pero sin importar cuánto lo llamara o  llorara, Kaled no estaba ahí ni Thunder. El dolor fue tan grande que le costaba respirar, no podía mantenerse de pie todo le daba vueltas.

— Disculpa ¿Estás bien?— Dijo una voz femenina detrás de ella.

Y cuando Mabel se giró se encontró con una amable mujer muy parecida a Thunder con un niño muy pequeño que lo reconocía como Kaled pero más pequeño.

— ¿Puedo ayudarte?— Preguntó la mujer preocupada.

—¿Quien eres tú?— Preguntó Mabel sorprendida aún con sus lágrimas cayendo.

— Mí nombre es Maddie y este es mí hijo, Kaled.

Ahora Mabel entendía porque Kaled y Thunder querían proteger este recuerdo, era tal vez el único que tenían de la mujer que más amaron: su madre.

007: Thunder. Nuevas Especies 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora