Draco lucía inquieto bajo la capa de Auror honorario. El tono oscuro lo hacía ver más pálido, su postura elegante daba la impresión de que a la túnica le hacía falta un ribete extra o algo capaz de igualar a su portador, y en general, era bastante ridículo que no parase de juntar sus manos y tocarse la cadena plateada-dorada del cuello.
—Acostúmbrate al trabajo de campo, si todavía quieres presentar la prueba de Inefable —recomendó Harry, distraído. A pesar de que le daba indicaciones a su escuadrón, por el rabillo del ojo, no dejaba de captar los movimientos compulsivos del otro mago, que comenzaban a ponerlo nervioso.
—Por lo general —soltó Draco. Sonaba más calmado de lo que parecía, y él tuvo que admitir que la falta de titubeos resultaba admirable—, yo sería al que buscan. No se invitan ex Mortífagos a cacerías de brujas con los Aurores.
—Esperemos que no sea una cacería de brujas. Sólo un trabajo limpio.
Él bufó.
—No conoces a Reed.
Harry lo observó cuando se detuvieron frente a las rejas de la mansión y no encontró palabras para responderle. Era cierto que no conocía nada del hombre más allá de lo que él le había contado.
Sin embargo, la expresión con que Draco miraba las rejas abrirse era suficiente para hacerse una idea. Le hacía pensar en sí mismo, cuando estaba ante las puertas de la Mansión Malfoy, durante la Segunda Guerra.
No era una buena comparación.
—Puedes darte la vuelta y mandarnos a la mierda en cualquier momento —Le hizo saber Harry, en voz baja.
Blaise lo había hecho; nada más oír la petición de acompañarlos, contestó con un gruñido y un juramento de que nunca, ni por todos los galeones de Gringotts, volvía a poner un pie en esa maldita casa. Harry no quería imaginarse a qué se debía esa reacción.
Draco tragó en seco, enderezándose. Apretó la pieza dañada del colgante con fuerza suficiente para hacerle pensar que podía romperla, de nuevo.
—No podría dormir por las noches, si la dejo ahí dentro.
No le dio oportunidad de responder. Draco avanzó primero.
Tuvo un déjà vu de la temporada de los Juicios. Desde atrás, el mago no era tan diferente del Malfoy adolescente, que procuraba mantener el rostro demacrado en alto, tras la estadía en la prisión mágica, a la espera de su sentencia.
Harry lo siguió.
La mansión de Reed no era tan tétrica como en su momento le resultó el cuartel tomado por Voldemort. Contaba con un enorme jardín, de flores que él no habría sido capaz de identificar, y por la manera en que distintas barreras mágicas las envolvían, supuso que no se trataban de especímenes de la zona. Más allá, un camino sinuoso de piedras llevaba a una puerta alta, doble, de madera oscura; el pórtico era estrecho, sostenido por columnas con tallados simples, las ventanas a los lados no tenían rejas y las cortinas estaban descorridas. Desde afuera, era incluso agradable.
Harry fue quien tocó la puerta. Para su sorpresa, no fue un elfo el que los recibió, sino un mago.
Reed.
Lo miró a él, a los Aurores que llevaba para la inspección, y sonrió. No ponía sus ojos en Draco, notó, a pesar de que estaba a sólo unos pasos de la entrada.
—¿A qué debo esta agradable visita, Auror Potter? —Se dirigió a él, con aires de aparente benevolencia. Tenía, pese a las diferencias de edad, esa expresión serena y amable que le recordaba a Dumbledore.
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El coleccionista
FanfictionAlgo extraño está sucediendo con Draco. Al menos, Harry sabe que el Draco que él conocía en Hogwarts no permitiría que lo tratasen de esta manera. Fanfiction slash del universo de Harry Potter. Casefic. Drarry/Harco. Post-Hogwarts. EWE. Harry sí es...