XVII. La injusticia destruye a los inocentes -- Hiroshima / Japón 🇯🇵

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Tras percatarme de que estas personas me invitaban a su auto, algo que no había pasado antes pasó. Tuve una conexión instantánea con ellos.

No fue necesario pensarlo en absoluto, por el contrario simplemente me subí de inmediato.

Un hombre adulto conducía el vehículo acompañado por dos adolescentes.

Parecía un grupo inusual, pero nada que resultara intimidante.

Después de abordar el vehículo, rápidamente me di cuenta de que se trataba de un padre que se proponía hacer un viaje por carretera con sus dos hijos para pasar las vacaciones de verano.

La emoción de estos dos jóvenes no podía pasar desapercibida, para ellos el viaje parecía no haberse podido poner mejor.

Estaban por incrementar el nivel de aventura en su experiencia, a la par que para mí iba a ser placentero compartir con ellos.

He llegado a pensar que el cielo con frecuencia nos regala sorpresas cuando salimos un poco de la zona de confort y nos dejamos sorprender.

Al recoger a un extraño en la calle, ellos estaban saliendo de la suya,  y yo, haciendo lo que fuera que estaba haciendo en ese momento de mi vida, hacía tiempo que también ya había salido de la mía.

Aunque me sentí feliz de conocerles y viajar a su lado, nunca sospeché el sacrificio que ellos llegarían a hacer por mí.

Aunque me sentí feliz de conocerles y viajar a su lado, nunca sospeché el sacrificio que ellos llegarían a hacer por mí

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Emocionados emprendimos juntos nuestro viaje de aventura. Pero pronto me di cuenta de que no todo era tan bueno como parecía.

Tras varios kilómetros sobre la marcha, mis benefactores me notificaron que solo podían llevarme hasta cierto punto de la ruta, y que después de allí iba a tener que conseguir a alguien más para que me llevara.

La razón de esto era que aunque ellos iban más hacia el sur que yo, ya habían resuelto pasar la noche en una ciudad antes de llegar a Hiroshima, y ya habían hecho reservaciones de hotel las cuales no podían cancelar.

No puedo negar que en ese momento me preocupé, puesto que ya era más de medio día, y aunque la luz del sol en verano dura hasta después de las ocho de la noche, Hiroshima se encontraba bastante lejos.

Existía la incómoda posibilidad de que no pudiera llegar de día a mi destino.

Esperando lo mejor, dejé de lado esos pensamientos y me concentré en disfrutar el momento que estaba viviendo.

Una cálida conversación se desarrolló con mis nuevos amigos. En general hablamos acerca de mi experiencia viajando por Japón.

Los jóvenes estaban fascinados por la idea de aventurarse a un país desconocido, y abrirse a las posibilidades que este tuviera para ofrecer.

Se notaba que algún día quisieran vivir una experiencia similar.

El papá, bastante menos entusiasmado con las aspiraciones de sus hijos, por su parte me preguntaba cosas en japones.

VIAJANDO ENCONTRÉ A DIOS [ ✔COMPLETA] [ EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora