El sueño -- Uthai Thani / Tailandia 🇹🇭

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En el mapa de mi travesía, se desplegó un nuevo capítulo, entrelazando hilos de duda y revelación en el tejido de mi alma. La firmeza de mi decisión de abrazar una vida sin Dios titubeó, desafiada por la inquietante percepción de que vivir asumiendo la inexistencia de Dios resultaría en una experiencia sombría. No obstante, reconocer que podría ser beneficioso para el ser humano, aceptar la noción de la existencia de Dios no implicaba necesariamente que Él fuera real. Esta comprensión no se tradujo fácilmente en certeza en mi vida.

Días habían transcurrido desde que las grietas espirituales habían hecho añicos mi relación con mi pareja. Después de compartir con ella la experiencia de la caverna, concebí la posibilidad de una reconciliación, pero me desconcertaba su aparente tranquilidad, falta de interés o afectación ante la pérdida de una relación de años. Algo transcendental estaba ocurriendo, algo que aún no alcanzaba a comprender.

En medio de la agitación de preguntas sin respuesta que nublaban mis días, me encontré en una noche en particular, lidiando con el enigma de estos eventos más allá de mi comprensión. Buscando consuelo en el silencio de la noche, desafiante, me atreví a pensar algo que podría considerarse una oración. Las palabras permanecieron en la oscuridad de mi mente, «Si estás ahí, muéstrame qué está pasando».

Mientras la noche me abrazaba, mis sueños se convirtieron en un intrigante conducto de aparentes revelaciones. Desperté, empapado en sudor, con el corazón latiendo con una intensidad que reflejaba la urgencia del asombro de lo que había contemplado en el reino de Morfeo. La mujer que aún habitaba mis pensamientos se alejaba velozmente, envuelta en los brazos de otro hombre, mientras yo la perseguía desesperado, tratando de alcanzarla sin aceptar ni comprender completamente el extraño espectáculo. Sin embargo, mi racionalidad descartó todo como una mera invención de la imaginación, un efímero baile de neuronas durante las horas nocturnas. 

En medio de la oscuridad, convencido de la imposibilidad de tales visiones, sin reflexionar sobre la posible respuesta a mi petición, me sumergí de nuevo en el reino onírico. 

El amanecer pintó el mundo en tonos de añil cuando desperté de nuevo. Los vestigios del sueño se aferraron a mi conciencia, desafiando los límites de la razón. La intriga de lo vivido persistía, dejando entrever un velo de misterio que se mecía en el umbral entre lo tangible y lo etéreo ¿Podría ser que este sueño fuera más que simples imágenes, tal vez mensajes cifrados que la divinidad intentaba transmitirme?

¿Acaso un Dios personal tejía el tapiz de mi comprensión, respondiendo a una petición pronunciada en la vulnerabilidad de la noche? ¿Existía alguien que se preocupara lo suficiente por un mortal como para hablarle a su mente prisionera de la obstinación? El escepticismo luchaba con la curiosidad mientras navegaba por el laberinto de mis pensamientos.

Una notificación aparentemente insignificante en mi feed de Instagram marcó el comienzo de una secuencia que desafiaba las leyes de la probabilidad. Una persona, conocida pero no conectada íntimamente, extendió un gesto digital de admiración. Una conversación se desarrolló, desentrañando detalles que reflejaban el enigmático rompecabezas que buscaba descifrar.

Preguntas y respuestas emergieron de aquella figura intrigante que compartía el entorno de quien fuera la mujer en mi más reciente pasado romántico. Esta persona, con acceso a los recovecos de la historia a la que yo no tenía acceso, se enfrentó a mí con preguntas incisivas sobre lo ocurrido entre nosotros. Mi respuesta fue un eco de desconcierto: si ella no lo sabía, mucho menos lo entendería yo. Le rogué que compartiera cualquier información que pudiera tener, ya que mi mente se debatía en un torbellino de confusión.

Fue entonces cuando me enfrenté a la impactante revelación de que mi expareja había tejido vínculos emocionales con alguien cuyo camino de vida divergía radicalmente del mío. Había caído bajo el hechizo de un joven teólogo, hábil rompecorazones con una devoción religiosa palpable y un espíritu misionero que lideraba el grupo al que ella estaba ligada.

VIAJANDO ENCONTRÉ A DIOS [ ✔COMPLETA] [ EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora