Capítulo 8

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La mañana siguiente transcurrió con normalidad , madrugué desayuné y fui a trabajar.

Al llegar a casa me puse a estudiar y no paré hasta que dieron las once de la noche.

Esta rutina se repitió durante largas y pesadas semanas con la ayuda de los antiguos libros y apuntes de Carter. La idea era estudiar lo más duro que pudiese para cuando llegara la hora del examen pudiese estudiar mi carrera ideal. Aunque estas semanas fueran muy duras a la larga el esfuerzo serviría del algo.

También como novedad llegó mi primer sueldo y lo celebré invitando a Carter a un chino.

Tras estas semanas no supe nada de Logan ni de las personas que me advertía así que por inercia bajé la guardia y poco a poco se me fue olvidando todo el tema de Logan y él.

Sumándole toda la presión que tenía se le unían los nervios, los nervios de cómo sería el fechado día, si me saldrían bien o si me quedaría en blanco frente a la hoja. Y como no, Carter era testigo de esto y sufría conmigo.

-Que ya es mañana.

-Sí, ¿y que pasa?

-¿Y si se me olvidan las cosas? Han sido muy pocos días y estos eran temarios para aprender en un año.

-Te has esforzado mucho, ¿vale?

-Ya pero no.

-Piensa positivo y saldrá positivo.

Como no dejaba de darle la lata me llevó a la cama obligada, era la única forma que le quedaba para que dejara de hablar.

Soy una chica tranquila pero también muy nerviosa y cuando los nervios se apoderan de mi ser es como si me hubiese tomado kilos de droga. Así que cuando vi que me dirigía a la cama entendí que quería que me callase. Ya había tenido suficiente paciencia conmigo, por eso no me resistí.

Cuando me levanté eran las ocho de la mañana, el examen era a las diez así que aún tenía tiempo para prepararme.

Desperté a Carter por lo nervios para que me diera la charla mientras desayunábamos. Al principio se resistió pero acabé tirándole del brazo y arrastrándole por el suelo hasta sentarle en la silla de la cocina.

Estuvimos hablando de las fiestas a las que iba, con qué tipo de gente se relacionaba hasta con el lío que estaba teniendo con una chica que conoció hace poco en la universidad.

Cuando vi por primera vez a Carter me pareció un chico muy extrovertido y amistoso, pero no me imaginé que fuera tan popular como me hacía ver. El caso es que tenía muchos amigos y casi todos los fines de semana se iba de fiestas. Me invitó a ir a la próxima fiesta pero lo rechacé porque no soy de esas cosas y tampoco conozco a nadie, soy muy tímida al contrario que él.

Cuando me habló de la chica me estaba dando cuenta de los gustos extraños por las mujeres que tenía mi amigo. Por las descripciones que me estaba dando ella tenía el cuerpo lleno de arriba a abajo de tatuajes, incluso los ojos tatuados, mitad del pelo a una altura de por los hombros y la otra mitad por la oreja. Su pelo también estaba dividido a la mitad por dos colores, negro y blanco y su estilo de ropa era gótico.

No hay que juzgar a las personas por su apariencia, su físico era raro, sí, pero eso no quita que fuese una bellísima persona, y seguro que no lo era si mi amigo estaba enamorado de ella.

No le dije nada a Carter sobre lo que me parecía la chica, mi opinión ahí no serviría de nada y solo se enfadaría conmigo.

-¿Y qué hacéis cuando quedáis juntos?

Me esperaba cualquier cosa, ver pelis juntos, salir a patinar, estar con amigos, besarse...Pero no me esperaba en absoluto lo que dijo.

-Solemos ir al cementerio.

El amor en la adversidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora