Capítulo 17

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“Para cuando la razón entiende lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas.”

~Carlos Ruiz Zafón

Capítulo XVIINos encontrábamos en el patio interior del edificio

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Capítulo XVII
Nos encontrábamos en el patio interior del edificio. Adam estaba sentado en un asiento de piedra alejado de mí, la idea en principio era presentarnos como dos personas desconocidas y mantener una conversación agradable.

—Buenos días, una pregunta, ¿sabe dónde está la calle ***?—Caminé hasta llegar a él y en una sonrisa amable le hice la pregunta. Él al principio me miró extrañado como si todo esto le pareciese una tontería, y en parte lo era, pero solo estábamos en el comienzo.

—No conozco esa calle, lo siento.—Tras esto le hice señales como si estuviese tecleando un móvil, para ver si entendía que si no lo conocía podía buscarlo en el teléfono. Al ver que me miraba con confusión supe que se lo tenía que aclarar más.

—Verás lo buscaría yo misma, pero se me acabó la batería.—Elevé los hombros.

—Ah sí, te puedo ayudar de esa forma.—Pareció darse cuenta y en seguida sacó su teléfono—.Te queda un poco lejos de aquí, pero al parecer se ubica paralela a la calle ****. ¿Sabes dónde queda?

—Oh sí, esa sé dónde está. Está al lado de casa de mi abuela. Bueno muchas gracias por la ayuda, ¿cómo te lo puedo agradecer?

—No es nada.

—Muchas gracias de nuevo, hasta la vista.—Con eso le hice un adiós y me di la vuelta, no di ni siquiera un paso más y le volví a encarar.—No ha estado mal, pero hay cosas que mejorar.

—¿Como cuáles?—Se reacomodó en su asiento.

—Para empezar tu postura. Está bien que estando solo te pongas como quieras, pero ha venido alguien y tú ni siquiera la has mirado a los ojos o te has recompuesto para estar decente.

—¿Algo más?

—Sí, podías haber sido un poco más astuto y haber pensado que había más maneras de saber la dirección.

—¿Es mi culpa no haberme dado cuenta en ese momento?

—Te lo digo porque igual no es porque no te dieses cuenta y es porque no quisiste ayudarla.

—¿Cómo no voy a querer ayudarte si estamos en una prueba y me estás calificando?

—Para que lo sepas solo.—Le fulminé con la mirada sutilmente, pero él pareció no notarlo.—Creo que no ha habido nada más, el resto fenómeno.

Algo se me ocurrió.

—Tienes razón, de esta manera no tiene sentido, tendrías que enfrentarte a alguien que no fuese yo. Podemos ir al centro y hablar con gente, yo estaré más o menos cerca y podré escucharte con un pinganillo, ¿qué opinas?

El amor en la adversidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora