Capítulo 3

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Había pasado aproximadamente un mes de la grandiosa fiesta, que en palabras del señor Hiram Claybaugh, había sido un rotundo éxito, por dos simples razones; consiguieron un nuevo negocio y decidió unir a su familia junto con los Hedrik.

Adeline se encontraba en su habitación sin parar de llorar. Celine estaba a su lado abrazándola puesto que hace solo un par de horas, el señor Claybaugh le había dicho que estaba comprometida con el hijo de los Hedrik.

Adeline se negó rotundamente, pero sabía que aunque pataleara y gritara, lo que decía su padre era ley.

-No quiero casarme con él. - Sollozaba la chica. - No lo conosco y además, tendré que irme a su casa junto con todos esos desconocidos.

Que Adeline se casara con Caleb Hedrik era un gran acontecimiento. Y además, que la fortuna familiar crecería notablemente.

Por otro lado, Nicklaus se encontraba cabalgando junto a su amigo Gerard. Ambos ya se dirigían a la gran mansión, aún sin enterarse de lo que acababa de ocurrir.

Cuando llegaron todo parecía normal, hasta que observaron los rostros llenos de felicidad de los señores Claybaugh.

-¡Debes enterarte de las buenas nuevas! - Stella no podía ocultar la dicha ante tan esplendoroso acontecimiento.

-¿Qué ocurrió, madre? - Nicklaus aún no comprendía nada

-¡Adeline se casará!

Nicklaus sin duda no esperaba esa noticia, pero lo que más le impacto fue que su amigo Gerard se puso totalmente pálido.

-¿Con quién se casará? - La señora Claybaugh no simpatizaba mucho con Gerard, pero en ese momento lo olvidó debido a que su felicidad era más grande.

-Con Caleb Hedrik.

Gerard Klaine sintió su pecho arder, no pudo evitar la reacción posterior. Salió del lugar sin decir más.
Nicklaus se preocupó demasiado por la actitud que jamás había visto de su amigo, así que decidió seguirlo.

Gerard subió al segundo piso y se dirigió a una habitación en particular. Abrió la puerta sin haber golpeado, y se encontró a Adeline siendo abrazada por Celine.

-Dime que no es cierto, Adeline.

La chica levantó sus bellos ojos azules y observó el rostro del chico, apunto de llorar.

-Gerard... - La chica lo observó con su mirada destrozada.

Nicklaus que había seguido a su amigo llegó en ese momento a la habitación.

-¿Qué ocurre, Gerard?

Pero su amigo lo ignoró. Sus ojos seguían posados en los entristecidos ojos de Adeline.

-¡Responde, Adeline!

La chica no dejaba de llorar, pero aún así respondió.

-Mi padre me lo dijo esta mañana...

-¿Te negaste?

-¡Por supuesto que lo hice!

-Al parecer no fue suficiente, ya que estas... comprometida.

El dolor era expresado en las palabras de Gerard, quien sentía que su mundo acababa de caer.

Nicklaus quién observó todo, al fin le encontró la respuesta a su amigo, de quien era la chica misteriosa.

-Me marcho...

El chico volteó dispuesto a irse.

-Espera Gerard, no te vayas...

Adeline sollozó. Si había algo que le doliera más que la obligarán a casarse con alguien que no quería, era ver a la persona que amaba, con él corazón completamente roto.

Adeline tomó la mano de Gerard, e hizo que la mirara.

-Te amo, Gerard... - El susurro de Adeline fue lo suficientemente audible para Celine y Nicklaus, y ambos que esperaban una respuesta por parte del chico, quedaron sorprendidos ante la reacción del chico.

Gerard se soltó del agarre de Adeline y se dispuso a irse, dejando a la chica desolada en el suelo de su habitación, hecha un mar de lágrimas.

Celine rápidamente se acercó a Adeline.

-Señorita, venga a la cama.- Con ayuda de Celine, Adeline se recostó en la cama donde no dejó de llorar por las siguientes horas.

Nickalus después de pensarlo unos segundos corrió tras su amigo, que ya estaba llegando a la entrada de la Gran mansión.

-Gerard, ¡detente! - Nickalus gritó, a lo que su amigo se detuvo. Aceleró más el paso para poder alcanzarlo. Y cuando estuvo a espaldas a él, noto cómo sus manos estaban tan apretadas que sentía que se rompería los huesos.

-Gerard... - Suspiró el chico mientras lo ponía un brazo en su hombro. Se dispuso a ponerse frente a él, y lo que vio lo dejó completamente sin palabras.

Gerard. Su amigo. El que jamás dejaba ver sus emociones, tenía sus ojos completamente rojos, y por ellos caían unas lágrimas rebeldes.

Nicklaus abrazó a su amigo, ya que comprendió que lo necesitaba más que nunca. Sentía los sollozos de su amigo, hasta sintió unas ganas de llorar con él. Aunque no se permitiría hacerlo.

Jamás espero que Adeline y Gerard tuvieran una relación...

....

Los días pasaron, Gerard ya no iba tan seguido a la mansión Claybaugh, y cuando lo hacía no entraba, solo buscaba a Nicklaus y se iban a cabalgar.

Este último notaba los ojos de su hermana y amigo, y ambos estaban completamente apagados. Ya casi no sonreían y no sabía cómo ayudarlos.

No sacaba nada hablando con su padre, ya que no conseguirían nada, y además, su amigo al parecer había perdido toda esperanza.

Tanto así, que comenzó a salir con otra chica. Su nombre era Sienna.

Lo peor es que aquello no quedó ahí, ya que Adeline se enteró, y lo primero que hizo fue tomar su caballo y dirigirse donde se encontraba su hermano y su ex novio.

Cuando llegó, bajó del caballo con rabia y se puso frente a Gerard.

-¡¿Tan rápido te olvidaste de mí que ya estás con alguien más?! - La voz de Adeline expresaba una mezcla de ira y dolor. Nicklaus decidió no interferir, e hizo un poco de distancia.

-¿Creías qué te esperaría por siempre? Ja. Pues no. Para que no creas que eres irreemplazable, Adeline.

La chica enfureció y no evitó darle una cachetada a Gerard, quien quedó algo sorprendido. Nicklaus estaba a punto de meterse ya que vio la rabia en los ojos de su amigo y temió lo peor. Hasta que lo que ocurrió a continuación, lo dejó sin palabras.

Gerard tomó de la cintura a la chica y la besó sin más. La chica en ningún momento se negó. Era un beso anhelado por ambos, que expresaba muchas cosas, pero sobretodo dolor.

-Espero que seas muy feliz, Gerard. - Adeline dijo esas palabras entrecortadas, si entiendo como las lágrimas caían por sus mejillas.

-También espero que lo seas, Adeline. - Gerard acarició el rostro de la chica por última vez.

Nicklaus comprendía que esa era su despedida definitiva, así que decidió no estorbar en ese momento tan íntimo y subió a su caballo yéndose del lugar.

La vida daba demasiadas vueltas, y el tiempo ocurriría rápidamente. Pues tres meses después de la despedida de Adeline y Gerard, la primera se casó con Caleb Hedrik. Y tal como le había dicho a Celine, tenía que marcharse a vivir con su esposo.

Y así Celine perdió a la única amiga que tenía...

Un Secreto Imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora