Ochenta y cinco.

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Querído único e inolvidable mejor amigo:

¿Qué ocurrió? ¿Qué le pasó a nuestra amisad? ¿Dónde estan nuestras risas sin parar, sin ningun sentido?

Hace ya un año y dos meses que no nos hablamos y no se nada de ti. Cada vez que escucho tu nombre, pongo el oído fino y presto atención. Quiero verte, seguro que has cambiado muchísimo. ¿Seguirás llevando aquella gorra azul de DC que te compraste en tu pais, Portuagl? ¿Seguirás bailando como lo hacías antes? ¿Seguirás teniendo aquel peinado tan divertido? ¿Seguirás siendo tan filosófico?

Hay tantas cosas...

Me gustaría volver a sentir tus cosquillas al subir las escaleras del instituto.

Me gustaría volver a sentir tus abrazos tan relajantes.

Me gustaría volver a reirme contigo.

Me gustaria volver a defenderte cuando aquellos imbéciles se metían contigo.

Me gustaría volver a ver las estrellas, constelaciones, luces de la noche junto a ti.

Me gustaría volver a intentar imitarte cuando bailas.

Me gustaría volver tener la mirada de ojos azules sobre mis castaños ojos cuando tenemos una conversación nostálgica.

Me gustaria volver a verte.

Me gustaria tanto...

Pero creo que es imposible. Creo que esta historia se ha terminado aqui. Y creo que he aprendido a valorar lo que tengo, porque es después cuando te das cuenta de lo mucho que quieres a esa persona, animal, objeto o de lo que sea. He aprendido a ser yo misma, y aunque me afecte lo que dicen los demás de mi, soy yo. He aprendido a reirme sobre cualquier tonteria, divertirme como si no hubiese mañana. He aprendido a intentar mirar en positivo.

Aunque puede que algunos dias no haga nada de eso, lo hago. Y todo gracias a ti. Gracias por todos esos momentos y a enseñarme a vivir.

Te lo agradezco, John.

Y se fue. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora