MAL

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—Mi abuela nos vio, a lo lejos, que llevábamos una bolsa de compras era muy notorio, pero nosotras ya estabamos por entrar a la casa. Como si nada, estábamos ya cocinando, yo le ayudaba en lo más mínimo o sea a lavar las verduras y la fruta, mientras ella guisaba, su deliciosa comida y puedo decir la única.—

Comimos todos y quedamos satisfechos, agradeci porqué me dierón de comer, me levante y lave mi plato y mi vaso, terminando lo coloqué en su lugar.

Ya era hora de irme a mi casa y hacer mi tarea (nunca hacía tarea era una excusa para dormir), ella me agradeció con una lágrima en su ojo a punto de caer, yo se la limpié y le contesté que no había nada que agradecer.

—Salí de su casa muy feliz.—

Le dije, adiós, moviendo mi mano de un lado al otro.

—Ella respondió, con cuidado stev.

Iba saltando pues eso era un hábito mío, que lo tenía que hacer casi diario a todas horas, jajajaja.

Y siempre contaba las líneas que estaban en el piso. Ese día hubo 54 líneas.

Llegue a mi casa, y me fui directo a mi cuarto, me acosté un rato, y todo estaba oscuro, como me gusta, y mirando mi techo aún sabiendo que todo se miraba oscuro y no podía visualizar bien, cerré mis ojos para poder dormir un rato. Pero escuchaba un par de pasos en el pasillo que dividia los cuartos.

STEV DENSON✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora