(7) Ella con su hombre y Él con su dama.

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Pasa tiempo, ambos toman sus elecciones, construir su casa es la opción principal, de ambos, un largo camino para lograrlo, planos, arquitectos y mucho tiempo disponible, bueno, eso les dijeron en un comienzo.

(28 de abril)

Luego de meses intentando ver algún avance, nada ocurre, al poner en practica el primer ladrillo para su alta, costosa y complicada construcción de casa tenían más que claro que esto tomará más tiempo del previsto. Rápidamente iremos donde ellos, nos situamos en un terreno a las afueras de Madrid, bastante lejos de la ciudad en sí, en este punto, se logró construir la casa de Bruno y Samantha.

El tiempo jamás dejo de pasar para ellos, claro, querían hijos, una boda enorme y como toda fantasía estar juntos toda la vida.

Seremos claros, en este relato todo puede pasar, y en este punto nada es totalmente seguro para nadie.

Ambos se encontraban en los terrenos de la futura casa, simplemente ahí, hablando.

- ¿Eres feliz? - dice ella sin dejar de mirarlo y sonriendo.

-Más feliz de lo que se puede ser- dice él sin dejar de observar el terreno de su fura casa y sonriendo.

- ¿Qué tal si vamos a comer algo? - le toma la mano y se dirige al automóvil

-Claro, vamos donde tú quieras- dice siguiendo el camino de su futura prometida.

rápidamente ambos se dirigieron a un restaurante de gran reputación para comer, claramente.

- ¿Qué me dirías si te pidiera matrimonio ahora mismo? - Dice él de la nada y con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Qué? - dice ella mientras lo mira sorprendida.

-Eso, ¿Qué me dirías si te propusiera casarte conmigo ahora mismo, en este lugar? - Sonríe

-No lo sé, tal vez aceptar, pero es muy pronto, ¿No crees que deberíamos conocernos un poco más antes de eso? - Dice ella algo nerviosa.

- ¿Tú quieres una boda? - Pregunta él sonriendo feliz pero extrañado.

-Claro, quiero una boda enorme, una casa, una familia, hijos, una mascota y contigo, pero aun así tal vez es demasiado pronto- dice sonriendo.

-Entiendo- se levanta al baño y le dice al oído -Tú serás mi esposa, linda, lo sé-

Un rato después, el regresa, creo que tan sonriente como siempre que estaba a su lado.

- ¿Vamos?- dice ella con una sonrisa de extremo a extremo

-Creo que tramas algo- Dice él riendo y se levanta

-Solo vamos- dice ella riendo y se levanta rápidamente de su mesa para pagar.

(25 de Julio)

En casa ya va un gran avance, lento, ya que es una casa grande, pero creo que la veo bien.

Tal vez debo recalcar que es demasiado pronto para esto.

Pasa el tiempo, bastante lento por lo demás, problemas y mucho amor, pero recalquemos, más problemas que amor, hasta este punto, diré que construir una casa no derrocha mucho amor.

En casa de Sam era donde más tiempo solían pasar.

- ¿Crees que lo mejor es mudarte ya con él? - Dice su madre preocupada por los problemas notados en su último tiempo.

-No estoy segura, estamos construyendo una casa juntos, lo amo, pero a veces sigo pensando que tal vez y es demasiado pronto para tantísimo compromiso- dice ella en el acto de un suspiro.

-Es toda tu elección, si quieres volver algún día aquí estaremos, y si es un idiota solo llámame, es un Moll's pero no por eso le hará daño a mi princesa- dice su padre con un ceño fruncido.

-La verdad no creo que él sea así, no me hará ningún problema, estoy segura- Ella ríe y observa a sus padres -Estoy más que segura-

Al rato de esta abrumable charla, él la llama felizmente, como cada mañana.

Ella contesta rápidamente ante tal urgencia y dice - ¿Estas bien?

-Si, claro, quiero invitarte a cenar esta noche- Ríe frente al teléfono.

-Claro, ¿A qué hora lo planeas? -Dice con una amable sonrisa.

-Ocho de la tarde, reserve algo que te gustará- Dice y rápidamente corta la llamada.

Paso el día con una serio sabor a amargura, Samantha no estaba segura de que sucedería aun así se puso su vestido más atrevido y se arregló para la ocasión, por otro lado, Bruno no estaba del todo seguro que haría, mantenía su contante miedo a ser rechazado por la hermosa mujer que mantenía, extrañamente, como novia, tenía claro que era un patán, también las estupideces que hizo y las cuales no volvería a cometer por conocerla pero quería vivir con ella para siempre, hacerla feliz, era una princesa que merecía su castillo.

A la hora de la cena, hubo demasiados sentimientos encontrados por el largo tiempo en el cual no fueron a cenar, ni una sola vez, en realidad, solo salían a cenar en ocasiones importantes, algún momento emotivo o algo por el estilo.

Luego de un par de minutos llego una banda de mariachis a tocar al lugar, Bruno tenía claro que Sam amaba los gestos románticos por eso decidió actuar sin ayuda de nadie. Sam irradiaba felicidad, era en ese momento la mujer más feliz del mundo y ¿qué más iba a pedir? Estaba cenando con el amor de su vida, era una mujer en ese momento totalmente feliz.

Llegando la hora de comer ambos se pidieron unos macarrones con extra-queso, bueno, poquito queso más bien y postre de moras, Sam amaba las moras.

Fue un momento muy feliz y pacifico, las personas comenzaron a danzar a la par de la pacífica y melodiosa música, al comer el postre siente algo bastante extraño y al no darse cuenta observa a su novio arrodillado en el piso, sin entender.

-¿Qué haces?- dice entre risas y confundida, mientras observa y escucha las palabras que lee desde un papel, por lo visto, bastante corregido.

"Querida Samantha:

He experimentado miles de aventuras, pero con tu llegada fueron aún más que emocionantes. Me hiciste descubrir miles de sentimientos revoloteando por mi mente, tan hermosos para el corazón loco en mi pecho que suspiraba al verte como si de una gran maravilla se tratara.

Tus ojos, los mismos que reflejan tu alma bondadosa, son los causantes de mi inesperada caída por ti, al igual que tus suaves manos que no se apiadaron de mi cuerpo y me acariciaron, llenando por primera vez mi espíritu con una sensación tan mágica que hasta el día de hoy sigue aquí, tan potente y brillante.

Contigo pasé por momentos hermosos, como aquel día que te enseñé nuestro primer hogar, parecías una niña tan feliz con sus emociones por las nubes; también el haberte encontrado luego de llegar directo de parís, tú sonrisa calentó mi ser con una fuerte alegría, tan acogedor fue sentirte entre mis brazos que ahí mismo me di cuenta de que ya estaba en casa, junto a la mujer que amo y amaré toda mi vida.

He estado pensando mucho últimamente, una decisión que mi corazón suplica en gritos silenciosos desde aquel momento en el que te vi reír, te vi llorar, ti vi ser al natural, tan natural que me da temor romperte.

Samantha, ángel mío, eterno amor de mi vida, ¿Te gustaría ser mi esposa? ¿Ser mi compañera fiel, la cual me proteja y me ame sin importar qué tan brusco sea el destino que nos depare por delante?"

Luego de escuchar esas hermosas e inimaginables palabras para sus oídos, acepto sin dudarlo. ¿Por qué no iba a hacerlo? No perdería la oportunidad de casarse con el gran y único amor de su vida, jamás.

Fue una propuesta la cual jamás en su vida olvidará, aunque, pesé a todo y su felicidad quedaba una duda vacía, ¿Quién y en que exacto momento ocurrió todo eso, más bien, en qué momento se volvió una novia, y quedaba menos de un año para su boda, una muy extraña situación?

Sin miedo, accedió a ser feliz frente a cualquier situación que pasará o se aventurará.

Countdown/ #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora