Los siguientes días pasaron a tal velocidad que Rin apenas se dio cuenta. Los primeros días se mantuvo encerrado en la habitación con las únicas visitas de Hunter y Syla para informarle de todo lo que ocurría en el exterior. Aún no había noticias del príncipe, así que ellos sugerían que todavía se encontraba en medio del cambio.
Aquel día estaba tan cansado que permaneció tirado en la cama sin intenciones de mover un solo dedo. Incluso tuvo varios sueños, algunos de lo más extraños. Por ejemplo, soñó que los tres príncipes se habían convertido en monstruos y que venían a matarle. Dicho así sonaba espeluznante, pero en realidad era de lo más absurdo. Y justo cuando el sueño comenzaba a cambiar oyó una voz.
—Rin, ¿puedes escucharme?
Quiso abrir los ojos, pero por algún motivo fue incapaz. No estaba seguro de si aquello era un sueño o alguien estaba tratando de despertarlo. La voz le resultaba conocida, pero al mismo tiempo no podía saber por qué. No era Hunter, ni Syla ni ningún otro Nyxars. ¿Entonces quién...?
—Es inútil —dijo otra voz que tampoco pudo identificar—. La barrera es muy potente.
—La misión fallará si no somos capaces de ponernos en contacto con él...
—Ya lo sé, pero...
Las voces comenzaron a perderse en la abrumadora oscuridad.
Rin parpadeó y despertó soñoliento. No había nadie en la habitación.
No le había dicho a nadie sobre aquellas extrañas voces con las que solía soñar de vez en cuando. No sabía si podían ser recuerdos o simplemente imaginaciones de su subconsciente, por eso prefería mantenerlo en secreto. Se frotó la cara, sintiéndose de repente encerrado en aquellas cuatro paredes. Sintió que sus pulmones se comprimían y se levantó de golpe, sin aguantar más tiempo allí encerrado.
Salió y caminó a ciegas por el pasillo. No sabía por dónde iba, pues apenas había prestado atención cuando Hunter le había guiado por ellas, pero solo quería caminar y tomar un poco de aire.
Giró la esquina tan deprisa que chocó contra alguien que venía por el otro lado. Rin soltó un pequeño quejido por el golpe y el contrario también masculló una maldición por lo bajo.
—Ten cuidado, ¿quieres? —oh, bien, conocía esa voz. Esa sí.
Levantó la cabeza y se topó con los ojos ambarinos de Yves. No parecía contento (si alguna lo estaba, Rin iba a creer que se acercaba el fin del mundo).
—¿Qué haces aquí? —le preguntó el Succuxus al ver que no decía nada.
No es que no quisiera, es que sus pulmones seguían tan apretados que apenas podía respirar. Tomó una fuerte inspiración, que no sirvió de nada, solo para alertar a Yves.
—¿Qué te pasa? —preguntó, sujetándolo por los hombros cuando le vio trastabillar.
Rin se sorprendió de que hiciera eso y que no lo dejara caer al suelo, pero tenía cosas más importantes de las que preocuparse. Recuperó el equilibrio y el otro le soltó cuando vio que se sostenía de pie sin problemas.
—Nada, yo... —se sentía algo más relajado. Inspiró y notó por suerte que sus pulmones correspondían con normalidad—. Perdona, no es nada.
Yves no parecía convencido, pero no dijo nada. Rin notó que, debido al movimiento anterior, el cuello de su camiseta había quedado ligeramente movida hacia la izquierda, dejando a la vista una marca de tonos rojizos y morados. No pudo fijarse demasiado, pues Yves, al notar su mirada, se recolocó la camiseta y continuó su camino. Rin se quedó un solo segundo ahí quieto hasta que se armó de valor y se giró.
![](https://img.wattpad.com/cover/234667551-288-k735891.jpg)
ESTÁS LEYENDO
NODALAK
Vampire«-¡Decídelo de una vez! -gruñó, con su filosa voz arañando y cortando el frío y rígido ambiente que se cernía sobre ambos. -¿Decidir qué? Resopló con fuerza y le miró. Sus ojos seguían siendo de una tonalidad tan rojiza que parecían rubíes. Iguales...