Capítulo 5

13 5 2
                                    

Rin escupió sangre en el suelo.

La semana había pasado sin rastro del Clan de la Luna. Por supuesto, el rey cumplió su promesa y Rin tuvo que quedarse bajo el mandato del príncipe Lemian. En aquellos momentos el Nodalak se encontraba de cara a los tronos reales y Lemian estaba sentado en el más grande. Le miraba con una mano en la barbilla, como si no hubiera pensado llegar tan lejos y estuviese cuestionándose qué clase de tortura darle al reo.

—¿Qué te parece si te pongo un collar de plata al cuello? —planteó con un tono aburrido. Rin alzó una ceja, pero no respondió.

Desde que le habían sacado de la celda, había empezado a encontrarse fatal solo de pensar en lo que el príncipe sería capaz de hacerle. Lemian se mostró asqueado la primera vez que había escupido sangre, pero tampoco se había quejado demasiado al respecto.

Lemian llamó a un guardia y le pidió que trajera un collar de aquel material. Rin no quiso preguntar para qué servía exactamente y prefirió guardar silencio.

—Quizás era mejor un látigo —murmuró para sí mismo cuando el guardia abandonó la sala. Rin levantó la cabeza con horror.

—¿Por qué de plata? —soltó antes de poder arrepentirse.

Lemian le observó en silencio. Rin sabía que la mejor manera de distraerle era conversando con él.

—Vampiro insensato —Lemian sonrió con burla—. La plata os hace daño. Mira que no saber eso...

Rin se contuvo de volver a escupir sangre. El sabor metálico le estaba mareando demasiado y le dolían las rodillas de estar en aquella posición.

—Claro. Tú no sabes nada. O eso es lo que pretendes.

El guardia entró de nuevo y le tendió a Lemian el collar. Rin supo que ese era el mejor momento de seguir hablando con él, antes de que se levantara y le colocara el collar. No sabía si realmente la plata le corroería el cuerpo, pero prefería no descubrirlo.

—Yo no necesito sangre ajena. En realidad no soy un vampiro, ¿o sí? —bueno, esperaba que aquella estupidez sirviera de algo.

Lemian jugueteó con el collar sin levantarse del trono. Eso le tranquilizó por el momento.

—Hay distintos tipos de vampiros —respondió y Rin se sorprendió que por un momento estuviese siendo considerado. Aunque tampoco podía relajarse tan pronto—. Os llaman Nyxars, ese es en realidad el nombre más correcto. La N es por el Nodalak. La Y es el Yrenaril. Así sucesivamente. El último es el Succuxus, el único que muerde y bebe sangre ajena. El asqueroso Succuxus.

—¿Por qué? —preguntó con curiosidad. Lemian resopló.

—No voy a contestarte a todas tus estúpidas preguntas.

Cada vez estaba más curioso de los llamados Nyxars. ¿Qué podría hacer cada tipo? ¿Qué podría hacer él? Lemian no parecía la mejor persona para contárselo, así que solo podía desear quedarse a solas con el príncipe Lukanor en algún momento. Estaba seguro de que él le contaría más sobre el tema.

—¿Sabes lo que significa tu nombre? —dijo Lemian de repente. Rin alzó las cejas y Lemian se encogió de hombros—. En el Codux, la lengua antigua de los vampiros, Rin significa Noche. Supongo que te lo pusieron por tu clan. Ese que no se digna en venir a buscarte.

Rin no tuvo tiempo para responderle, pues dos guardias abrieron las puertas de la sala y por ellas entraron Lukanor y Lourent. Lemian borró la sonrisa del rostro al darse cuenta de que no había utilizado al collar.

—No te sientes ahí —dijo Luka con irritación—. Ese es el lugar de padre.

—Sí, y dentro de poco el mío si no te apresuras —replicó Lemian, repantigándose mejor en el trono real.

NODALAKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora