-¡Esclavos a la venta! ¡Esclavos y esclavas! ¡Por aquí!
José Porla era el mercader de esclavos más famoso de Roma. Tenía esclavos de todos los rincones del imperio y de más allá. De Egipto, Libia, Judea, China, Arabia, India y también bárbaros sajones, anglos y germanos. Sus esclavos eran fuertes y ágiles y capaces de realizar muchas tareas de cualquier tipo.
Muchos esclavos eran vendidos cerca del puerto y estaban en línea suplicando a sus dioses ser adquiridos por un buen amo.
Marco Tito Totomaru era un administrador respetado en la ciudad. Tenía como patrón al famoso centurión Casio Gajeel, héroe de muchas batallas. Su patrón se encontraba lejos, en Hispania, y antes de que regrese debía encontrar una nueva esclava para que sirviera en la cocina, la sala de banquetes y los jardines.
Miraba por la fila de esclavos y sus ojos se posaron en una esclava de baja estatura y cabellos azules como el Mediterráneo. Se acercó y le dijo al vendedor.
-¿Qué tal es esta esclava?
-¡Ah! Ella es una joven muy inteligente, veinte años, buenos dientes, es muy ágil. Su grupo fue entrenado por un gladiador campeón del Circo, no se deje engañar por su estatura. Su amo anterior era el jefe de La Gran Biblioteca de Alejandría, al morir su familia me la vendió nuevamente, pues fue comprada de mi compañía. Habla, lee y escribe muchas lenguas, señor.
-Lo que busco es una ayudante de cocina, no una profesora.
-Si quiere una cocinera, ella será su cocinera; si quiere una ayudante de cuentas, lo será; mi señor, ella será todo lo que usted quiere que sea.
-Has que se dé la vuelta.
La esclava giró y el administrador frunció el ceño.
-¿Sueles marcar acaso a tus esclavos con fuego?
-¿Mi señor?
-Tu esclava tiene el sello del hada, el símbolo de Roma, ahí, detrás de su hombro izquierdo.
-Mi señor, ella es una esclava desde bebé y cuando llegó a mi compañía ya tenía esa marca. Pero es un defecto que se puede ocultar con facilidad, señor.
-¿Cuánto pides por ella?
-Veinte piezas de plata, si a usted le parecen.
-Prepara los papeles, me la llevaré.La esclava fue entregada a Totomaru y esta se la llevó a la casa de su patrón. Cuando llegaron, el administrador la llevó a su sala de trabajo.
-Permíteme presentarme, yo soy Marco Tito Totomaru, pero puedes decirme Señor Totomaru. Yo no soy tu amo. Soy el administrador de esta casa, puedes hablarme y decirme cualquier cosa. Pero no debes hablarle a tu amo sin que él te hable primero. ¿Lo entiendes?
-Sí, señor.
- Bien, pequeña, tú ahora eres propiedad de Casio Gajeel Máximus Redfox. Centurión romano, con gracia del Emperador, ¿sabes quién es?
-Sí lo sé, señor- dijo la esclava con la cabeza gacha.
-Muy bien- el hombre tocó una campanilla.
-¿Me llamó, señor?- dijo un hombre alto, delgado y atlético, tenía pelo naranja y algo puntiagudo sujeto en una coleta.
-Así es Jet, esta es la nueva esclava que compré. Asegúrate que sepa bien todo lo que tiene que hacer.
-Sí, señor- dijo con una reverencia-Pequeña, levanta el rostro y dime tu nombre completo.
Totomaru, al igual que Jet, miró a la esclava para ver su rostro.Cuando ella levanto su mirada, ambos vieron una joven muy bella. Su cara era hermosa, su boca parecía un capullo de rosa y sus ojos eran de oro puro y parecían estar reflejando el sol. Enmarcado su rostro por sus hermosos cabellos azules.
-Levy, mi nombre es Levy, señor, solo Levy.
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La Flor de Roma
FanfictionEl centurión Casio Gajeel Máximus Redfox es predilecto de su divinidad el emperador Tito Makarov Flavius Dreyar, es héroe de guerra y ha adquirido ha una pequeña esclava de Alejandría. Una esclava con toda una historia oculta que es, en realidad, La...