¡TOCK! ¡TOCK!
-Adelante- dijo Totomaru.
-¿Me mandó llamar, señor?-dijo Levy
-Así es pequeña. He recibido noticias de que el señor Gajeel volverá pronto.
Levy se tensó al instante.
-¿Te asusta su regreso, pequeña?
-Un poco, diría que me pone nerviosa ¿Puedo preguntar cuándo llegará?
-Llegará, según él en dos o tres días.
-¿Tan pronto?-preguntó Levy asustada.
-Levy, pequeña- dijo Totomaru acercándose y tomándola de los hombros- Gajeel no es una mala persona, nunca ha lastimado a sus esclavos. Además, recuerda que si intenta hacer alguna cosa, yo estaré ahí. No tengas miedo.Levy se calmó un poco.
-Señor, ¿me ha llamado solo para decirme cuándo llegará el amo?
-¡Por Júpiter, casi lo olvido! No, no ha sido solo para eso. Las expediciones a Hispania le han salido de maravilla. El Emperador está satisfecho, así que Gajeel festejará con otros centuriones su regreso a casa. Me ha pedido que hagamos las invitaciones y preparemos la casa para el banquete. Necesito tu asistencia en esto y luego las enviarás.
-¿Yo?
-Por supuesto,debes aprender a ubicarte en la ciudad. Si te pierdes, solo pregunta.
-De acuerdo, haré lo que pueda.***
Una vez terminadas las invitaciones, Levy se dirigió a entregar los recados. Le fue más fácil de lo que pensó encontrar las casas de los invitados, que eran nobles o militares. Siempre era recibida por el administrador o el mayordomo de la casa, pero dos veces, recibieron la invitación los mismos destinatarios.
El tribuno Natsu Rómulo Dragneel y el centurión Claudio Gray Fullubuster, fueron muy amables con ella, a pesar de ser una esclava. Ellos le pidieron que esperara mientras escribían la respuesta y luego se la entregaron, no sin antes decirle que le dirían a Gajeel lo guapa que era su esclava.
Ya casi para el ocaso, cerca del Gran Coliseo, Levy fue a la última casa de la lista, la de Marco Tiberius Rogue, hijo del gobernador de Libia.
Levy esperó a que saliera a su encuentro el administrador o mayordomo, pero en su lugar, salió el hombre que, en la humilde opinión de Levy, era el más guapo y varonil que había visto.
Su pelo era largo y vestía uniforme de soldado y tenía incrustaciones de hierro en los brazos, las cejas, el mentón, las orejas y en los costados de la nariz. Era fornido, musculoso e imponente. Levy quiso ver más, pero recordó que ella era una esclava y agachó la cabeza y vio que tenía un pergamino en la mano.
-Me han dicho que vienes de la casa de Casio Gajeel-dijo el hombre.
-Así es, señor.
-He ido muchas veces a esa casa y nunca te he visto ¿quién eres?
-Solo una esclava, señor. Fui comprada hace poco y he sido enviada a entregar un mensaje a Marco Tiberius Rogue.
-Yo puedo darle ese mensaje.
-Perdóneme, señor. El mensaje solo se lo puedo dar al administrador, mayordomo o al mismo señor Marco Tiberius Rogue, si me honrara recibiéndome.
-Yo soy Marco Tiberius, entrégame ese mensaje, esclava-dijo con autoridad.
-Usted no es él, señor. Tiberius Rogue es hijo de un gobernador y además, nunca ha estado en el ejército, como parece ser la situación de usted.
-¡Giji, qué esclava más inteligente, y enana, desde luego! Salí cuando me dijeron que venías de la casa de Casio Gajeel porque necesito que le entregues este mensaje al administrador de tu amo.El hombre le extendió el pergamino, pero cuando Levy lo iba a tomar, él puso el papel fuera de su alcance.
-Levanta tu rostro, Enana, y mírame a los ojos. Quiero verte.
Ella, temerosamente, obedeció.Levy vio que el hombre tenía unos brillantes ojos rojos, pero lo que no sabía era que esos ojos quedaron hechizados al ver sus iris dorados. De hecho, ese hombre sentía haber visto antes esos ojos, pero no sabía como podía haberse olvidado de ojos tan hermosos.
-Dime tu nombre-dijo el hombre en un susurro.
-Levy, señor.
El hombre cerró los ojos saboreando el sonido y sabor de ese nombre.Y luego, todo acabó.
Cuando se rompió el momento, Levy, algo sonrojada, tomó el pergamino y lo guardó en su bolsa.
-¿No preguntas mi nombre, esclava?
-Eso sería una insolencia, señor.
-Giji, de todas maneras, lo sabrás pronto. Adiós, Enana.
Y con esto salió de la casa y se fue.Cuando el mensaje fue recibido, Levy regresó presurosa a la casa de su amo.
-¡Señor Totomaru!-gritó Levy, buscándolo-¡Señor Totomaru!
-¡Pigmea estúpida!- le grito Jenny, saliendo a su encuentro- ¿Cómo te atreves a gritarle al señor Totomaru?- dijo a punto de darle un golpe.
-¡Jenny, es suficiente! ¡Retírate!-dijo Totomaru, acercándose.
La esclava se fue, no sin antes darle una mirada de odio a Levy.
-¿Qué ocurre, pequeña? ¿Qué es todo este escándalo?
-Señor, lo lamento. En casa de Tiberius Rogue, un hombre me entregó esto para usted-dijo dándole el pergamino.Totomaru leyó el mensaje y su rostro cambió ante la sorpresa.
-Levy, ¿cómo era este hombre?
-Era un militar, cabello largo y negro, alto, fuerte...
-¿Aplicaciones metálicas?
-Sí, en los brazos y en la cara.
Totomaru se tapó la cara con la mano.
-¿Qué ocurre, señor?-preguntó Levy
-Levy, el hombre que te dio este mensaje, no es otro que tu amo. El centurión Casio Gajeel Máximus Redfox.
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La Flor de Roma
FanfictionEl centurión Casio Gajeel Máximus Redfox es predilecto de su divinidad el emperador Tito Makarov Flavius Dreyar, es héroe de guerra y ha adquirido ha una pequeña esclava de Alejandría. Una esclava con toda una historia oculta que es, en realidad, La...