Propiedad de Lan Zhan

Capítulo 4

Chapter 4

Wei Ying recordaba muy bien estar encerrado en esa pequeña habitación. La odió, incluso ahora como adulto, la seguía odiando, y detestaba más que nada en el mundo recordar esa maldita habitación. Se sentía solo, vulnerable y devastado, estuvo ahí por largas horas, desde que una trabajadora social lo llevó ahí, sin decirle nada más que se mantuviera quieto, después de eso ella se fue, empujándolo suavemente adentro, cerrando la puerta detrás, ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba su papá?

También está muy claro en su memoria la frialdad que dejaban las dudas, el miedo y la desesperación; la agente del servicio social lo sacó de clase y lo condujo hasta aquí, le preguntó la razón pero ella no respondió, el silencio estaba matándolo, aplastándolo ante el peso de la incertidumbre, ¿dónde estaba papá?

Después de una hora o dos, ella regresó. ''Señorita, disculpe'' llamó en el tono más amable que pudo encontrar, de otra manera ella tal vez no le diría nada. ''¿Puede decirme dónde está mi papá?'' Ella se miraba cansada y desgastada, como una persona que maldecía su trabajo cada mañana al despertar, pero que tampoco tenía otra opción mas que seguir ahí. La vida no era gratis. Con un café negro en la mano y una dona colorida en la otra, se giró y miró al niño. ¿Estaba bien si se comportaba grosera e indiferente? No era su hijo después de todo, además, la vida era una mierda y a ella no le pagaban para ser amable. ''¡Oh! ¡Gracias!'' Wei Ying aceptó agradecido esa bonita dona.

''Sabes, hay gente mala y buena en el mundo...'' Ese día ella decidió no ser parte de la gente mala. ''La gente buena  que ayuda a otros, obedecen las leyes, hacen caridad y toda esa mierda'' Wei Ying le dio un mordisco a su dona, escuchándola decir esa mala palabra que a su papá no le agradaba, pero Wei Ying no diría nada al respecto porque le había dado comida. ''La gente mala lastima a otra gente'' otro día difícil y horrible, suspiró, tomando un sorbo de su café amargo. ''Hoy una persona mala lastimó a tu papá''

''Pero... ¿él estaba bien, verdad? La gente buena ayuda a otros, alguien debió ayudarlo, ¿Verdad?'' preguntó esperanzado, la dona todavía entre sus manos. ''Mi papá está bien, ¿Puedo verlo? Por favor, realmente necesito verlo, le voy a dar la mitad de mi dona'' Maldita sea, realmente odiaba su trabajo.

''Tu papá no va a regresar a casa''

''¡Me está mintiendo!'' Wei Ying creyó que su garganta había sido desgarrada por un par de tijeras afiladas, sus ojos inmediatamente se opacaron de lágrimas que se derramaron en el suelo. ''Mi papá me ama, nunca me dejaría, ¡Él me ama! ¡Está mintiendome!'' Le gritó, desesperado, él jamás lo dejaría, nunca.

''Alguien le disparó en la cabeza a tu papá ésta mañana'' Bien. Eso fue algo muy cruel, por decir lo mínimo, mentalmente se dio una bofetada a sí misma. El pobre niño dejó escapar un sonido herido, como un perro siendo pateado. ''Perdón, niño'' Él lloraba inconsolable, sollozando con fuerza. Papá se había ido, una mala persona se lo quitó. Ella tuvo este extraño sentimiento en el fondo del estómago, tal vez era empatía y compasión. No era profesional hacerlo pero pasó de todos modos. ''Estará bien'' No, no lo estaría bien para este niño. No tenía familia aparte de su padre muerto, quién le dijo que estaría ahí para recoger a ese niño no había aparecido en cinco horas. Nadie daría una mierda por este niño. La gente no le importaba el destino de los niños y niñas sin familia. ''Lo siento'' lo abrazó, acurrucándolo cuidadosamente entre sus brazos, el niño siguió llorando con el corazón roto. Sí, Wen Qing odiaba su trabajo pero ahí estaba. Ella sería el 00000.1% de la gente que haría algo por los niños pequeños e indefensos como el que tenía en su regazo.

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Lan Zhan entró a la Residencia Lan, luciendo feliz y satisfecho, con un orgullo escondido que Meng Yao podía ver de lejos. Su llegada inmediatamente trajo miradas curiosas, su nueva esencia, el listón perdido, su ropa arrugada y usualmente todo lo que atentara con su usualmente imagen prístina. Este era un alfa emparejado, uno feliz después de varios años y no iba a pretender que no hace mucho tiempo se había perdido entre los placeres de la carne.