Dónde Kyle acepta que le gusta Cartman tras unos años, pero Eric está convencido de que el hecho de que a él le guste un chico no tiene sentido y que es una regla inventada por los mongoles lo que lo obligan a creer que sí.
"LOS QUE SE PELEAN SE AMA...
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- Nosotros no podemos seguir saliendo - Un tono seco y desalmado en cada una de sus palabras sonó; no parecía ella.
Su corazón se aceleró, ¿Por qué?
- ¿De qué carajo me estás hablando? ¡Bien, bebé! No tienes que seguir acompañándome a KFC si te duele ver todo ese delicioso pollito frito, ¡pero tú te lo pierdes! - Mientras que su tono tan despiadado y detestable al hablar, había desaparecido. Sentía que su voz temblaba y sus manos igual.
- Hablo de tú y yo Eric, de ésta supuesta relación - Volvió a ser directa. - Tú y yo no podemos seguir saliendo, porque eres un pedazo de mierda, y malo para mi vida -
Sintió una horrible punzada en el pecho.. ¿Por qué?
El recreo se sumió en lo que parecía un eterno silencio, rodeando a la ahora ex -pareja. Cada uno de los niños había dejado de jugar, o molestar. Los ojos de toda la escuela se centraban en cada una de las lágrimas que caían de los ojos del más gordito.
- Pero.. ¡Heidi! ¡No puedes dejarme! - Chilló con dolor, de un momento a otro dejándose caer en el suelo cubierto por nieve, entrelazando sus propias manos como si se pusiese a rezar.
- Acabo de hacerlo - Y ahí estaba otra vez. Jamás la había visto tan molesta, o eso parecía. Cartman comenzaba a maquinar un plan en su cabeza para que volviese con él, lo más rápido posible.
"¡Deja de llorar, gordo!" Entre las multitudes, éste tipo de comentarios se dieron a notar. "¡Quierete un poco y levanta tu gordo culo!", "¡Te liberaste, Heidi! ¡Felicidades!"
Los tonos rosados adornaron las mejillas y nariz de Cartman rápidamente, debido al llanto, al frío, la vergüenza por tal humillación.
- Lamento que ésto tenga que ser así - Fue lo último que dijo antes de abrirse paso entre los demás alumnos, y dejar al de pompón amarillo solo.
- ¡Heidi! - Volvió a chillar y largar llanto. - ¡No me dejes, Heidi! ¡Regresa! - Las risas no tardaron en aparecer.
Cartman observaba a todos con desesperación, como si buscara en dónde ocultarse, dónde refugiarse ahora que estaba tan indefenso; o así se sentía.
Un par de rostros femeninos llamaron su atención; Wendy, quien sorprendentemente lo miraba con lástima, y Bebe, quien dejó notar su desprecio con un sólo gesto y corrió tras Turner.
Era idéntica a su primera pesadilla. Se hacía realidad.
- ¡Lo siento! - Sollozó una última vez, rindiéndose y bajando la mirada. ¿Cómo volvería a pisar la escuela después de algo así?
Limpió sus lágrimas, cómo le era costumbre estando a solas.
Él solo se levantó, y con aquel punzante dolor en el pecho y ardor en el rostro por el frío, les gritó enfurecido a todos.