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Apolo

-Por favor Apolo - súplica Gregory.

-No.

-Pero, ¿qué te cuesta?

-Si quieres hablar con ella, ve y habla directamente tú con ella.

-No quiero hablar con ella - responde mientras frunce el ceño.

-¿Entonces?

-Solo quiero saber de ella, si está con alguien o si habla de mi, cosas así.

-No voy a ser tu mensajero.

-No es ser mensajero, porque no le voy a mandar ningún mensaje, solo quiero saber cosas... Serás... - hace ademán de pensar - mi confidente.

-Ni lo pienses, además no lo entiendo, dices que no quieres estar con ninguna mujer y quieres estar pendiente de lo que hace Jane.

-No he dicho que quiero estar con ella.

-¿Entonces?

-Es simple curiosidad.

-Vamos Gregory, déjala en paz, además si te recuerdo tú ya tienes suficientes chicas, Jane no es una más con las que has estado.

-Lo sé - dice en un tono melancólico - créeme que lo sé.

Gregory suelta un suspiro - sabes, olvídalo, no sé en qué estaba pensando.

-Gregory, no le dije en mal plan, es solo que...

-No no, es mejor así - me responde tratando de darme una sonrisa, sin mucho éxito.

-Como sea, ya tengo que irme - digo levantándome del escritorio de la pequeña oficina en la casa de Gregory.

-¿Te llevo?

-De hecho, quería pedirte si me prestas tu coche por esta noche - digo.

Gregory sabía que en New York no tenía coche, ya que mi coche lo dejé en casa.

-Claro, pero primero te llevo ya que quiero conocer al pequeño Apolo - dice esbozando ahora una sonrisa sincera.

-Vamos.

-¿Se parece a ti? - pregunta.

-En algunos rasgos.

-Que pena... Bueno por lo menos tiene los rasgos del tío Gregory y va a ser guapo por mi.

-Te recuerdo que no eres de mi sangre, por lo tanto mi hijo tampoco lleva tu sangre y mucho menos tu "guapura" - digo haciendo señas de comillas con las manos.

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Llego al edificio donde viven T/N y Apolo, le mando un mensaje diciéndole que ya había llegado, con lo que ella me responde que bajaba en cinco minutos.

Aunque no pasa ni un minuto y veo a mi hijo bajar corriendo a lanzarse en mis brazos.

-¡Papi!

Lo recibo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Que galán estás pequeño - le digo al verlo con una camisa blanca y encima un traje, y un lazo color rojo alrededor de su cuello.

-¡Hola! - se dirige Gregory hacia mi hijo.

-Hola - responde animado pero a la vez confundido por no saber quién era.

-Hijo, él es Gregory, un amigo mío.

-Mejor dicho tu tío - corrige Gregory.

-¿Eres mi tío?

-Sí - responde él.

A través de tu mirada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora